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Cómo convertir la basura en algo menos de pobreza y mucha más salud

Tras la muerte de varias personas por la suciedad en Dar es-Salam, en Tanzania, los vecinos sin recursos se han organizado para mantener limpia la ciudad, reciclar y mejorar sus ingresos

Dos mujeres de Taka Ni Mali depositan la basura en el carromato para su traslado.
Dos mujeres de Taka Ni Mali depositan la basura en el carromato para su traslado.Chema Caballero
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En el barrio de Stakishari, en el distrito de Ilala de Dar es-Salam (Tanzania), el cólera y las fiebres tifoideas eran enfermedades comunes. La muerte rápida de familiares, vecinos o amigos generó miedo entre sus habitantes, pero también fue un revulsivo que sirvió de inspiración para buscar soluciones a esa calamidad. Varias mujeres se dieron cuenta de que el origen de esos males se encontraba en las basuras que se acumulaban por todas partes y decidieron organizarse para limpiar el área. Fue así como en el año 2011 se formó el Grupo Stakishari Mazingira (GSM). “La iniciativa fue todo un éxito”, comenta Clara James Kalepo su presidenta, “porque desde 2016 no hemos registrado ni un solo caso de cólera en nuestras calles”. Muy pronto, los miembros de GSM entendieron que conseguir un entorno limpio y saludable no estaba reñido con hacer negocios que les facilitasen ingresos para mantener a sus familias.

Con el asesoramiento del Departamento de Medioambiente del distrito de Ilala, han puesto en marcha un sistema de recogida de residuos sólidos puerta a puerta por su barrio. Cada tarde, Juliana Francis Hatta y Mariam Adam Seif se suben a sus motocarros y seguidas de un grupo de mujeres y jóvenes, todos ataviados con los uniformes que los identifican, recorren las calles recogiendo la basura de las casas, hoteles, restaurantes, colegios o centros de salud de la zona. Cada hogar paga una cuota de entre 5.000 y 3.000 chelines tanzanos (2 y 1,75 euros) mensuales por el servicio.

Este proyecto también cuenta con un grupo de trabajadores sociales que recorre las viviendas del barrio para comentar con sus habitantes la necesidad de mantener limpias las calles y las casas, y las ventajas de un buen servicio de basuras. Además, les enseñan cómo separar los desechos por categorías para facilitar el trabajo de los miembros de GSM. Muchos de estos residuos son utilizados para fabricar carbón o compostaje, que luego son vendidos y se convierten, así, en una nueva fuente de ingresos para ellos. De forma similar se procede con los plásticos recolectados, que son acumulados y transportados a plantas de reciclaje donde se venden.

Jóvenes recogen basura por las casas en el distrito de Ilala, en Dar es-Salam. Acaban de constituir su empresa social. Los técnicos del Ayuntamiento y de Amref Salud África les asesoran para que puedan vivir del reciclaje y de las cuotas que pagan sus vecinos.
Jóvenes recogen basura por las casas en el distrito de Ilala, en Dar es-Salam. Acaban de constituir su empresa social. Los técnicos del Ayuntamiento y de Amref Salud África les asesoran para que puedan vivir del reciclaje y de las cuotas que pagan sus vecinos.Chema Caballero

En la sede de GSM, un grupo de mujeres y algunos jóvenes mezclan virutas de madera, papeles y restos vegetales con agua con la ayuda de una pala. Luego, una máquina tritura y compacta todo el material que es dividido en pequeños trozos de color oscuro que asemejan al carbón vegetal. Estos son envasados en sacos para su venta. Este producto se utiliza principalmente para cocinar. La basura, al final, se ha convertido en una fuente de riqueza para estas mujeres y jóvenes que se encontraban en situación de vulnerabilidad y les ha ayudado a salir ella. Al mismo tiempo, mantienen su ciudad limpia y saludable.

Las ciudades africanas crecen a un ritmo muy fuerte. Para 2050, los 1.100 millones de habitantes que en la actualidad tiene el continente se multiplicarán por dos y más del 80% de este incremento tendrá lugar en las zonas urbanas, sobre todo en los asentamientos informales o barrios más pobres y marginales, según ONU Habitat. El verdadero problema de esta explosión urbana es que la mayoría de los países africanos no están preparados para ella. Un crecimiento tan potente en un período de tiempo tan breve conlleva una serie de retos. Entre ellos destaca el de la gestión de los residuos que produce esta población urbana y el consiguiente impacto que genera en la salud.

Salubridad, medioambiente, calidad de vida y empresas sociales que permiten mantener vidas dignas a sus miembros es la esencia de este proyecto

Tanzania es uno de los países africanos cuya población crece más rápido. Según el censo de 2012, el país contaba con casi 45 millones de habitantes. Se prevé que llegue a los 60 millones en 2025. Dar es-Salam es la ciudad más importante y poblada del país, y se encuentra afectada por una rápida urbanización, muchas veces no planeada. En la actualidad, su población genera 4.252 toneladas de residuos diariamente, según Reginald Mlay, director del Departamento de Medioambiente del distrito de Ilala. De ellas solo llegan unas 2.000 a Pugu-Kinyamwezi, el único basurero de la ciudad y cuyas 75 hectáreas están saturadas. Muchas familias entierran y queman sus propios desechos sólidos, aunque en la ciudad no siempre haya espacio para ello, o simplemente los tiran a la vía pública a la espera de que los servicios municipales, prácticamente inexistentes, los recojan.

No muy lejos de Stakishari, en otro barrio de la ciudad, en el mismo distrito de Ilala, uno jóvenes empujan una carretilla de madera cargada de sacos. Ellos también pasan casa por casa para recoger los residuos sólidos. No están tan organizados como GSM, sino que se encuentran en una fase más inicial. Ally Kasembe y Charles Wambura, técnicos municipales del distrito de Ilala, con el apoyo y asesoramiento de Mturi James, director del programa de agua y saneamiento de Amref Salud África en Tanzania, mantienen sesiones de formación con ellos y con los trabajadores sociales para aconsejarles sobre la transformación de toda la inmundicia que recolectan en riqueza al mismo tiempo que mantienen limpias las calles y mejoran la salubridad de la zona.

Un miembro del club de medioambiente de la Escuela de primaria Airwing de Dar es-Salam, ayuda a mantener limpio las premisas del centro. Además de realizar esta función, los miembros del club reciclan los residuos en contenedores de distintos colores, sensibilizan a sus compañeros de la importancia de un medioambiente limpio y de la higiene y educan a sus padres en la necesidad de colaborar en la limpieza del entorno y participar en los programas de recogida de residuos sólidos.
Un miembro del club de medioambiente de la Escuela de primaria Airwing de Dar es-Salam, ayuda a mantener limpio las premisas del centro. Además de realizar esta función, los miembros del club reciclan los residuos en contenedores de distintos colores, sensibilizan a sus compañeros de la importancia de un medioambiente limpio y de la higiene y educan a sus padres en la necesidad de colaborar en la limpieza del entorno y participar en los programas de recogida de residuos sólidos.chema caballero

El desempleo es una de las características de los jóvenes de Ilala y ante la ausencia de servicios públicos de gestión de residuos en la zona se han sumado a esta iniciativa y creado su propia empresa social, que al igual que a los miembros de GSM, les permite mejorar su calidad de vida. Estos grupos que se multiplican por los tres distritos de Dar es-Salam (Ilala, Kinondoni y Temeke) benefician al conjunto de los habitantes de la ciudad.

Estas iniciativas están encuadradas dentro del programa Taka ni mali (la basura es dinero) que gestiona el Ayuntamiento de Dar es-Salam a través de su Departamento de Medioambiente con el apoyo técnico de Amref Salud África y que está financiado por el Ayuntamiento de Madrid. Se enmarca en el Plan General de Dar es-Salam en materia de gestión de residuos sólidos urbanos y tiene por objetivo proporcionar una gestión apropiada, sostenible y económica de los residuos en los barrios periféricos de Dar es-Salam. También busca mejorar las capacidades y habilidades de la ciudadanía y del personal técnico municipal en la gestión de la basura.

En la actualidad, la población de DDar es-Salam genera 4.252 toneladas de residuos al día

Tanzania carece, hoy por hoy, de una legislación ambiental, por lo que los recursos naturales y el medioambiente se rigen por fragmentos de legislación sin ninguna armonización entre ellos. De ahí que este proyecto considere fundamental el trabajar con las autoridades locales, que son las que tienen la última autoridad sobre la recolección, el reciclaje y el transporte de residuos, para fortalecer y acompañar la promoción de políticas y ordenanzas de gestión integral de residuos sólidos urbanos.

Parte esencial de este proyecto es la educación medioambiental de la población en general y de los más jóvenes en particular. Por eso, a los trabajadores sociales que recorren calles y visitan hogares para formar e informar, se suma una red de escuelas implicadas en el cuidado del medioambiente y el reciclaje. Es el caso del colegio de primaria Airwing, en el barrio que se extiende enfrente al aeropuerto, que acoge a 1.700 niñas y niños. En él, los alumnos han creado un club de reciclaje. Lleva un año funcionando y, entre otras cosas, mantiene limpio el ambiente, recicla los residuos en contenedores de distintos colores, sensibiliza a sus compañeros de la importancia de un entorno limpio y de la higiene y educa a los padres en la necesidad de colaborar en la limpieza del medioambiente y participar en los programas de recogida de residuos sólidos. Pero además, con la basura generada en la escuela, ellos también fabrican el carbón que se utiliza en la cocina del centro para preparar la comida.

Juliana Francis Hatta, conductora de uno de los motocarros del grupo Stakishari Mazingira (GSM) comienza el recorrido por las calles de su barrio para recoger la basura de sus vecinos.
Juliana Francis Hatta, conductora de uno de los motocarros del grupo Stakishari Mazingira (GSM) comienza el recorrido por las calles de su barrio para recoger la basura de sus vecinos.Chema Caballero

Salubridad, medioambiente, calidad de vida y empresas sociales que permiten mantener vidas dignas a sus miembros es la esencia de este proyecto que conjuga la cooperación municipal, entre los ayuntamientos de Madrid y Dar es-Salam con la experiencia de Amref Salud África, una ONG, galardonada con el Premio Princesa de Asturias de cooperación internacional 2018, que lleva más de 60 años trabajando para África, cuya sede central se encuentra en Nairobi y en la que el 97% de sus trabajadores son africanos. Para profundizar en la formación y conocimiento de los responsables de esta iniciativa, una delegación compuesta por miembros de la oficina de Amref en Tanzania, del Departamento de medioambiente del distrito de Ilala y de alguna de las empresas sociales creadas, visitará Madrid en octubre y conocerá de cerca cómo esa ciudad gestiona los residuos sólidos y el reciclaje.

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