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El extraño caso de ‘Gran Hermano VIP’ británico: políticos, intelectuales y estrellas del pop en la casa

Mientras en España nos hemos acostumbrado a que el 'reality' se alimente de formatos como 'Sálvame', la versión inglesa presenta una exótica mezcla de colorín y biblioteca

La cantante Patsy Kensit, líder de Eigth Wonder, fue una de las concursantes de la versión británica de 'Gran Hermano VIP' en 2015.
La cantante Patsy Kensit, líder de Eigth Wonder, fue una de las concursantes de la versión británica de 'Gran Hermano VIP' en 2015.Getty Images
Guillermo Alonso

Gran Hermano VIP se ha revelado como uno de los grandes éxitos del otoño: en su última gala fue seguida un 28,4 % de la audiencia (casi triplicando la media del canal, Telecinco, en agosto) y es un éxito más notorio todavía por haber reanimado un formato, el de Gran Hermano, cuya última edición de concursantes anónimos finalizó precozmente por los bajos datos de audiencia. Nadie duda de la clave de su éxito: meter dentro de la casa a unos personajes habituales del corazón cuyas tramas, debilidades y carácter conoce al dedillo cualquier espectador casual de Telecinco.

La escritora Isabel Pisano pactó en 2005 un privilegio que no ha tenido ningún otro concursante en la historia de 'Gran Hermano': tendría dos horas al día para escribir y dos horas al día para leer

Una fórmula que funciona y crea a menudo escenas que podrían pasar por performance en un museo de arte contemporáneo (ejemplo: en una sala completamente oscura dos mujeres, sobre sendos podios blancos, se insultan como si parodiasen una vieja telenovela). Y que nació muy lejos de aquí, hace muchos años y fruto de lo que parecía mala suerte convertida después en carambola. Ruth Wrigley es la productora y consultora televisiva que llevó el formato de Gran Hermano a Inglaterra desde el país que lo creó en 1999, Holanda. Allí la primera versión con famosos se estrenó en 2001 (en Telecinco no llegaría hasta 2004) y, según contó a The Guardian, le prometieron grandes estrellas para participar, ya que el objetivo del programa era benéfico y eso eliminaba cualquier sospecha de fama o de enriquecimiento por parte de los participantes.

Pero no ocurrió. “De repente lo único que teníamos eran famosos como un exboxeador que entraba en la casa subido a una moto”, comentó Ruth Wrigley a The Guardian. Y añadió: “Y acabó siendo genial”. Lo que aquel programa confirmó fue algo que nadie sabía: que este tipo de formato interesaba mucho más si dentro de la casa había estrellas del pasado, personajes cuyo momento había quedado atrás y veían el concurso como una especie de posibilidad para volver al candelero. Lo que el espectador quería era una mezcla de morbo y lástima. Cuanto más acabado estuviese el personaje, mejores momentos de televisión daría.

La escritora feminista Germaine Greer y Jackie Stallone, madre del actor Sylvester Stallone, entran en el programa 'Gran Hermano VIP' británico en 2005.
La escritora feminista Germaine Greer y Jackie Stallone, madre del actor Sylvester Stallone, entran en el programa 'Gran Hermano VIP' británico en 2005.Getty Images

Aquella edición duró solo ocho días y sus buenos resultados animaron a que se emitiese una segunda al año siguiente. Pero algo había cambiado: esta vez entraron en la casa dos tipos de concursantes muy diferentes. Uno era Goldie, productor y DJ pionero del drum and bass en los noventa que había colaborado con David Bowie. El otro, Mark Owen, ídolo mundial de adolescentes en sus tiempos de Take That que, al contrario que excompañeros de banda como Robbie Williams, no había tenido demasiado éxito individual. Cuando Owen ganó el concurso nueve días después, su fama se multiplicó en Inglaterra, volvió al top 5 de las listas de ventas con un sencillo (Four minute warning) y fue invitado por Williams a cantar con él durante un concierto en Knebworth. Entrar en un reality show de famosos no había sido el golpe de gracia para su muerte profesional, sino su salvación.

El panorama había cambiado completamente. En la siguiente edición (que no se emitió hasta 2005, tres años después) entraron en la casa Mark Berry, bailarín y percusionista de los Happy Mondays, y la feminista Germaine Greer, un referente académico gracias a La mujer eunuco, un ensayo sobre el feminismo publicado en 1970 traducido a once idiomas y al que The New York Times llamó “el mejor libro sobre mujeres hasta la fecha”. Y es en este momento cuando, por primera y última vez, encontramos un reflejo de este fenómeno en la versión española.

Gran Hermano VIP se había estrenado en España con éxito en 2004, tres años después que la inglesa y con un formato diferente. No duraba ocho días, sino 68, y en su reparto no encontramos nada llamativo:  habituales de la prensa del corazón y concursantes de otros realities anteriores. Pero en la edición de 2005, la productora Endemol metió en la casa a dos personajes auténticamente inesperados.

El director de cine Ken Russell a su llegada a la casa de la versión británica de 'Gran Hermano VIP' en 2007.
El director de cine Ken Russell a su llegada a la casa de la versión británica de 'Gran Hermano VIP' en 2007.Getty Images

Uno era Tontxu, cantautor que se había ganado la vida tocando en diversos cafés de Madrid hasta que EMI le publicó un disco en 1997 con el que fue nominado como Autor Revelación en los Premios de la Música. Formó parte, junto a Pedro Guerra, Rosana o Ismael Serrano de una época dorada a finales de los noventa de la música de autor en la radiofórmula española. Sus seguidores lo criticaron por venderse a la fama televisiva y él defendió que lo veía como una forma de promocionar su nuevo disco, que salía ese mismo año, aunque acabaría confesando más tarde que necesitaba el dinero (“tenía un agujero en el bolsillo”). Ha continuado con su carrera, apenas ha vuelto a hablar del tema y en la biografía de su web oficial no consta que haya pasado por el concurso.

La otra concursante sorprendente fue la escritora uruguaya Isabel Pisano: Medalla del Ministerio de Cultura, actriz que apareció en Bilbao de Bigas Luna, posteriormente corresponsal de guerra para la RAI o El Mundo y autora de libros superventas como el ensayo Yo puta. Además, fue amante de Yasir Arafat. Según contaría posteriormente, Pisano estaba muy interesada en la idea de la vigilancia post 11-S y en la teoría de que todo el mundo se había convertido en un Gran Hermano. Eso la empujó a aceptar la oferta. Además, pactó antes de entrar un privilegio que no ha tenido ningún otro concursante en la historia del formato: tendría dos horas al día para escribir y dos horas al día para leer. ¿Qué estaba escribiendo Pisano mientras en la misma casa King África, Charo Mohedano y Kiko Matamoros discutían sobre la prueba semanal? Una biografía de su examante Arafat llamada Yasir Arafat: la pasión de un líder. Telecinco, definitivamente, no explotó las posibilidades como espectáculo de aquella dicotomía televisada.

La entrada de un personaje tan especial no volvió a repetirse en las consiguientes ediciones de Gran Hermano VIP en España, aunque fue muy comentada la participación de una escritora ganadora del Premio Planeta, Lucía Etxebarría, en el reality de convivencia de Telecinco Campamento de verano en 2014.  

Una de las escenas más llamativas de la historia de 'Celebrity Big Brother': el director de cine nominado a un Oscar Ken Russell discutiendo con la exconcursante Jade Goody.

En Reino Unido la costumbre no solo se había instalado en Celebrity Big Brother, sino que había saltado también a otros reality shows de convivencia y aventura como I am a celebrity! Get me out of here! (“¡Soy famoso, sácame de aquí!”, una especie de Supervivientes). Allí pudimos ver a Johnny Rotten de los Sex Pystols, a Cerys Matthews de Catatonia, a Shaun Ryder de los Happy Mondays y a bastantes políticos (han participado hasta cinco, tanto conservadores como laboristas). 

Uno de los golpes de efecto del Gran Hermano VIP británico fue meter en la casa al director de cine Ken Russell en 2007. ¿Uno de los directores ingleses más célebres y polémicos, nominado a un Oscar (por Mujeres enamoradas en 1969), responsable de la ópera rock Tommy con los Who y de ochenta años de edad dentro de un reality show? “La entrada de Russell como concursante en Celebrity Big Brother fue como ver a Scorsese en Cifras y letras”, escribió el crítico televisivo Mark Lawson en The Guardian. “El programa tiene un historial de elegir a concursantes que pueden gustar a los lectores de cierta edad de este periódico, pero es la primera vez que uno solo es reconocible por esa franja de audiencia. Fue la primera vez que los jóvenes espectadores apostados a las afueras de la casa de Gran Hermano no sabían si vitorear o abuchear a un concursante: no tenían ni idea de quién era”. Dentro de la casa, otro gran episodio tenía lugar: Russell se presentaba ante Jermaine Jackson, una miss británica y un exfutbolista. “Soy un viejo director de cine inglés”, les dijo. 

Russell, por cierto, abandonó la casa al quinto día tras discutir con una exconcursante de otra edición de Gran Hermano. 

La tradición continuó: el bajista de los Spandau Ballet participó en 2012, un exentrenador del Manchester United y Atlético de Madrid (Ron Atkinson) en 2013, el boxeador Evander Holyfield en 2014, la cantante Patsy Kensit, líder de Eigth Wonder, en 2015, una de las miembros de The Nolans en 2017 y la actriz Kirstie Alley, ganadora de dos Emmy y un Globo de Oro, en 2018.

¿Es plausible en España que el mundo de la cultura y el del colorín se puedan mezclar como en Inglaterra? No lo parece por ahora. La deriva de los reality shows de celebridades hacia el formato de Sálvame solo aumenta la brecha que existe entre la televisión de entretenimiento para las masas y la intelectualidad. En una televisión donde los escritores ya no aparecen ni en los programas de entrevistas es mucho menos probable que lo hagan en uno de convivencia.

Pero tal vez intelectualizar un formato como Gran Hermano nunca fue el objetivo ni debería serlo. En España la duración de cada gala es tan larga y está llena de tantos momentos muertos que, en realidad, el espectador puede leer a Tolstói mientras sigue la trama con detalle. Ese es el gran triunfo del concurso, aunque ya no haya dentro alguien escribiendo biografías sobre Arafat. 

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Sobre la firma

Guillermo Alonso
Editor web de ICON. Ha trabajado en Vanity Fair y Telecinco. Ha publicado las novelas ‘Vivan los hombres cabales’ y ‘Muestras privadas de afecto’, el libro de relatos ‘La lengua entre los dientes’ y el ensayo ‘Michael Jackson. Música de luz, vida de sombras’. Su podcast ‘Arsénico Caviar’ ganó el Ondas Global del Podcast 2023 a mejor conversacional.

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