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Lactancia materna para luchar contra la desnutrición aguda en Etiopía

El amamantamiento como alimento exclusivo podría evitar 30.000 muertes en los próximos 10 años en el país, según Unicef

Una mujer amamantando a su hijo en Etiopía.
Una mujer amamantando a su hijo en Etiopía. UNICEF/ MULUGETA AYENE (Europa Press)
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La lactancia materna exclusiva durante los seis primeros meses de la vida de un bebé es suficiente para alimentarlo y protegerlo frente a las infecciones gastrointestinales, que en Etiopía son bastante corrientes. Aunque cada vez son más las madres etíopes que optan por amamantar a sus hijos, el Fondo de la ONU para la Infancia (Unicef) tiene claro que una mayor inversión para promover esta práctica ayudaría a salvar miles de vidas más.

Actualmente, un 73% de las madres etíopes practica una "iniciación temprana en la lactancia", por ejemplo con el contacto piel con piel con sus bebés tras dar a luz, y el 58% amamanta de forma exclusiva a sus hijos hasta los seis meses, como recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS), explica el jefe de nutrición de Unicef en Etiopía, Eric Ategbo.

"Las pruebas de que disponemos muestran una mejora significativa en las prácticas de lactancia materna", incluso con madres que amamantan a sus hijos hasta los uno o dos años, añade, subrayando que "la iniciación temprana de la lactancia ha aumentado de forma significativa, pasando del 52% en 2011 al 73% en 2016".

Este aumento, reconoce Ategbo, "muy probablemente tiene que ver con el reciente impulso a los partos en centros médicos", si bien solo el 16% de los alumbramientos en el país son asistidos por personal sanitario cualificado. El 73% de las mujeres etíopes sigue dando a luz en casa, con los riesgos que esto conlleva para el futuro de sus hijos y el suyo propio por posibles complicaciones.

La iniciación temprana de la lactancia ha aumentado de forma significativa, pasando del 52% en 2011 al 73% en 2016

En Etiopía, según las estimaciones de Unicef, 90.000 recién nacidos —hasta los 28 primeros días de vida— murieron en 2016, siendo esta la principal causa de muerte entre los niños menores de cinco años. Actualmente, la tasa de mortalidad de los recién nacidos es de 28 por cada 1.000, mientras que la de los menores de cinco años es de 59 por cada 1.000. Esta última cifra se ha reducido de forma drástica desde 1990, cuando era de 205 por cada 1.000.

Pero invertir en lactancia materna podría evitar algunas de estas muertes. Según defiende Ategbo, "si la inversión en lactancia materna aumentara en los próximos 10 años en 56 dólares (unos 47 euros) por niño", en un país que es el segundo más poblado de África y supera los 90 millones de habitantes, 13 millones de ellos menores de cinco años, "1,7 millones de niños serían amamantados de forma exclusiva y 30.000 muertes se evitarían".

Además, el acceso a instalaciones médicas también es "crítico" para la supervivencia de los niños, no solo para que les curen cuando estén enfermos, sino también "para recibir atención preventiva tan esencial como puede ser la vacunación", defiende el responsable de Unicef. Según la agencia de la ONU, el 86% de los menores de un año están vacunados contra la difteria y el tétanos y el 78% contra el sarampión.

Reducción de la desnutrición crónica

Otro de los factores clave en la supervivencia de los más pequeños es la alimentación. En este ámbito, según Ategbo, Etiopía ha realizado "progresos impresionantes" en los últimos años logrando que la desnutrición crónica, la cual afecta al desarrollo físico y cognitivo de los niños, haya pasado del 58% en 2000 al 38% en 2016.

Esta reducción ha sido posible "gracias al fuerte liderazgo del Gobierno, que ha puesto la nutrición en el centro de su agenda de desarrollo, con el apoyo de sus socios en la materia, entre ellos Unicef", si bien "aún cuatro de cada 10 niños siguen sufriendo este problema", resalta el responsable nutricional.

Etiopía ha reducido drásticamente la desnutrición crónica pero aún tiene pendiente la desnutrición aguda

"Estos niños no alcanzarán su pleno potencial, tendrán un resultado académico más bajo y es probable que ganen menos como adultos", lamenta Ategbo, denunciando que la desnutrición crónica atrapa a los niños en "un ciclo de pobreza y privación intergeneracional". Además, prosigue, "las madres malnutridas es más probable que den a luz a niños más pequeños, que luego se enfrentan a mayores riesgos de crecer siendo adolescentes y adultos malnutridos".

Pese a los esfuerzos para reducir la malnutrición en Etiopía del Gobierno y las organizaciones humanitarias, la variante más mortífera de este fenómeno, la desnutrición aguda severa que deja a los niños a un paso de la muerte a menos que reciban tratamiento se ha estancado, en buena medida por la grave sequía que ha azotado al país en los últimos años. Así, ha pasado del 12% en 2000 al 10% en 2016, según datos del último estudio demográfico y sanitario del país.

Vulnerabilidad ante las sequías

"Los niños son a menudo los más vulnerables en momentos difíciles como sequías o inundaciones" puesto que "ellos y sus familias no consumen una cantidad o variedad suficiente de comida y su estado de salud se deteriora, lo que a menudo lleva a desnutrición aguda". Los niveles son especialmente altos en las regiones del sur y el este, las más golpeadas por la sequía.

Afortunadamente, en el caso de Etiopía, "el tratamiento de la desnutrición aguda severa ha sido integrado en el sistema de salud y está siempre disponible". "Este es un logro destacable en comparación con otros muchos países donde este tratamiento solo está disponible durante las emergencias", resalta Ategbo, "lo cual ha contribuido a reducir el riesgo de muerte y enfermedad entre los niños".

Unicef está apoyando al Gobierno etíope en los servicios preventivos, de promoción y de tratamientos nutricionales en todos los niveles. Además, la agencia de la ONU trabaja a escala comunitaria desde 2008 en materia nutricional ofreciendo suplementos de vitamina A, desparasitación, asesoramiento sobre alimentación adecuada para bebés y menores y tratamiento de desnutrición aguda, indica Ategbo.

"El hecho de que los servicios tanto de tratamiento como de prevención estén disponibles siempre ha reforzado la situación nutricional de los niños y les ha permitido recuperarse mejor de las sequías", resalta el responsable de Unicef.

Pese a todos estos logros y avances, "los niños siguen siendo vulnerables y las necesidades siguen siendo elevadas, especialmente debido a las devastadoras sequías de los últimos años", subraya Ategbo, que apela a los donantes a seguir apoyando al país. De los 111 millones de dólares solicitados por Unicef para atender las necesidades humanitarias en Etiopía en 2018, solo se han recibido 81, mientras que la partida destinada para nutrición, de 41 millones de dólares, tiene actualmente una brecha de 32 millones.

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