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El Ayuntamiento desempolva un plan para remodelar la Castellana

La propuesta, que aparece una semana después del nacimiento del movimiento ciudadano Carril Bici Castellana, recupera un plan en el que dar prioridad a peatones, transporte público y ciclistas

El paseo de la Castellana de Madrid.
El paseo de la Castellana de Madrid.Álvaro García
Pablo León

“Un carril bici en Castellana”. Con esta demanda se presentó el lunes pasado el colectivo Carril Bici Castellana (#CBC). Lo hizo a través de una petición en la plataforma Change.org. El viernes ya concentraban más de 16.000 firmas. “Nos ha sorprendido positivamente la reacción de la ciudadanía, se nota que hay interés”, contaba Isabel Ramis, portavoz del colectivo. “Este eje ciclista, una iniciativa sencilla, inspirará a la ciudad entera a usar la bicicleta”, añadía. Casualmente, esta semana el Ayuntamiento de Madrid ha desempolvado su proyecto de remodelación del eje Norte-Sur, entre Atocha y Plaza de Castilla.

El primer plan de acción en esta arteria data de 2008, cuando Alberto Ruiz Gallardón (PP) era alcalde de Madrid. No se hizo nada. El actual Consistorio, liderado por Manuela Carmena (Ahora Madrid), se planteó hace más de un año actuar en esa zona: se retomó el plan, pero acabó en un cajón. Hasta esta semana. Azuzado por la movilización ciudadana que reclama un carril bici segregado en la Castellana, José Manuel Calvo, al frente del Área de Desarrollo Urbano Sostenible del Ayuntamiento, recordó esa propuesta de remodelación del eje Norte-Sur. Decidió anunciarla. “Valoramos positivamente la intervención en la calle, pero en el proyecto que han publicado varios medios no se habla de la creación de una vía ciclista específica”, lamentan desde Carril Bici Castellana.

En base al proyecto, el Consistorio quiere convertir los siete kilómetros de esta autopista urbana, que surca la capital de norte a sur, en un “eje cívico”. Para ello, quiere dar protagonismo al peatón, al transporte público y a la bicicleta. Para los caminantes han ideado un paseo continuo –un retorno a los orígenes de la vía- que permita disfrutar del recorrido. A los autobuses se les van a dedicar carriles exclusivos, que aumenten su velocidad, capacidad y eficiencia. A los ciclistas se les asigna una “plataforma compartida” con vehículos, no se les asegura un carril específico y segregado. “Es incomprensible que un Ayuntamiento que dice apostar por la bici no incluya un carril bici en una calle tan ancha [va desde los 60 metros de anchura en el Prado hasta los 85 más adelante]”, dicen desde la asociación Pedalibre, que ha apoyado la reivindicación de Carril Bici Castellana. “Nos alegra que hayan retomado la idea de actuar en el eje. Pero deberían actualizar el plan de reordenación e incluir un carril bici”, agregan.

Desde el Ayuntamiento aún no se han pronunciado al respecto de esta demanda. Desde varios colectivos ciclistas consideran que ese silencio responde a la “cautela”. Aunque la mayoría de los ciclistas madrileños considera que es momento de crear infraestructuras segregadas, algunas agrupaciones y usuarios en redes –los llamados calzadistas- opinan lo contrario. Son activos en redes sociales y defienden lo que han bautizado como el “Modelo Madrid”, que nació en tiempos de crisis y en el que bicis y coches comparten espacio. El epítome de esta visión son los ciclocarriles (calzada compartida y supuestamente limitada a 30 kilómetros hora) que aparecieron en Madrid cuando Ana Botella (PP) estaba al frente del Ayuntamiento. El primero se inauguró hace más cinco años. Desde entonces, la movilidad ciclista en Madrid ha crecido. Lo dicen todos los indicadores y lo corroboran tanto asociaciones como Ayuntamiento. “Veníamos de la nada, del cero absoluto, por lo que el crecimiento se nota. Además, BiciMad ha tenido un impacto positivo, pero en los últimos dos años, la movilidad en bici se ha estancado. Con suerte aumenta un 5% anual”, cuentan desde Plataforma Carril Bici Castellana, “el modelo está agotado y la ciudadanía reclama infraestructura que les genere una sensación de seguridad”.

Las reclamaciones para pedir un espacio segregado se basan en el éxito de estas actuaciones en lugares como en Sevilla. En la capital andaluza, entre 2007 y 2011 el uso de la bici creció un 1090% (pasando de unos 6.000 viajes diarios en bici a 72.000), según un estudio de la Universidad de Sevilla: “La gran red de carriles creados y el Sevici han fueron claves en ese crecimiento”. Otro estudio, publicado el año pasado por del Departamento de Transporte de Reino Unido y que analiza el modelo que genera más seguridad en los ciclistas concluye que “aunque hay diferencias de visión en los colectivos, ninguno opta por la integración con el tráfico rodado”. “En las actuaciones orientadas a fomentar el uso de la bici, mejor centrarse en las opiniones mayoritarias; las que atraerán a más gente al ciclismo urbano”, añade el informe.

“Estamos contentos porque, en solo una semana, la remodelación de la Castellana ha entrado en el debate político”, dicen desde Carril Bici Castellana. “Pero también un poco preocupados”, reconocen desde el colectivo, “porque este plan no recoge nuestra principal petición: un carril bici segregado para que la gente se sienta más segura en esta vía y para que se use más la bici”. 

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Sobre la firma

Pablo León
Periodista de EL PAÍS desde 2009. Actualmente en Internacional. Durante seis años fue redactor de Madrid, cubriendo política municipal. Antes estuvo en secciones como Reportajes, El País Semanal, El Viajero o Tentaciones. Es licenciado en Ciencias Ambientales y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Vive en Madrid y es experto en movilidad sostenible.

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