Jennifer Hudson denuncia la discriminación que sufre por ser negra
“Me ha pasado que el auxiliar de vuelo supone que mi asiento está en turista y no en primera clase”, dice la actriz. También hay quien cree que su casa es de su chófer blanco
La actriz y cantante Jennifer Hudson ganó un Oscar a mejor actriz secundaria por su papel en Dreamgirls, un Grammy a mejor álbum de Blues en 2009 por su disco homónimo, cantó en la segunda toma de posesión de Barack Obama en 2013, y será una de las juezas del programa musical La Voz de Reino Unido en su próxima temporada. Pese a todo su currículum de logros, sigue prevaleciendo su color de piel y la artista, de 36 años, revela que todavía tiene que seguir enfrentándose a los prejuicios raciales. “Me ha pasado en varias ocasiones que el auxiliar de vuelo supone que mi asiento es en clase turista y no en primera clase como marca el billete”, dice Hudson en una entrevista para la edición de febrero de la revista Cosmopolitan UK. “Eso me pasa a menudo” agrega.
La artista comenta también que ha habido gente que ha asumido que su casa pertenece realmente a su chófer blanco, Charles. “Cuando me estaba mudando, los encargados de la mudanza no sabían dónde colocar una cosa y le dije al hombre ‘ponla ahí’. Él se esperó hasta que Charles llegara para preguntarle a él, que le dijo que se estaba dirigiendo a la persona equivocada”. “¡Hasta este tipo de cosas pasan en tu propia casa!”, exclama.
“Soy afroamericana, madre trabajadora y vivo en un barrio rico. ¡Demasiadas cosas extrañas para una sola persona!”, ironiza la actriz, que el pasado noviembre se separó de su prometido, el luchador David Otunga, después de 10 años de relación y un hijo en común de ocho, David Daniel.
“Esto es solo un ejemplo de las cosas que me ha pasado. Me enfrento a cualquier desafío”, asegura la cantante, fiel defensora de la igualdad y derechos que también tiene palabras para la crisis que vive Hollywood en pleno escándalo de acoso sexual tras el caso Weinstein. “Odio que estas cosas hayan sucedido, pero me alegro de que las mujeres estén defendiéndose por sí mismas. Eso debería ser un derecho. Y el poder de alguien no debería predominar sobre nadie. Eso no está bien”, concluye.
