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La ‘fórmula matemática’ para ganar el Gordo de Navidad

Una administración de San Pedro del Pinatar (Murcia) vende el 71.198 y atribuye esa suerte a cálculos basados en la estadística. Pero su método carece de cualquier base científica

Varios trabajadores se reúnen a las puertas de la administración de lotería El Perolo, en San Pedro del Pinatar (Murcia).
Varios trabajadores se reúnen a las puertas de la administración de lotería El Perolo, en San Pedro del Pinatar (Murcia).PEDRO MARTÍNEZ
Virginia Vadillo

Cuando la pasada Navidad Miguel Zapata abrió la administración de loterías El Perolo en San Pedro del Pinatar, lo hizo con la promesa de repartir al menos tres de los premios más importantes, y así lo hizo. Este año, ha subido su apuesta: prometían repartir cinco premios, y aunque se han quedado con cuatro, uno de ellos ha sido el Gordo.

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También han vendido décimos del segundo y de dos quintos premios. La fórmula “funciona”, asegura Ángel García, el ingeniero informático que ha participado en la creación de ese algoritmo a base de “estadística pura”.

Con migas para mil personas y arroz caldero, típico de la zona, lo celebran en la puerta vecinos y curiosos, sin saber aún cuántos décimos han salido de esta administración, que los han vendido a través del terminal y no con décimos físicos.

La fórmula se basa en lo que llaman teoría de la “probabilidad estimativa”: descartan los números que ya han sido premiados y las terminaciones del año anterior, pues, según ellos, estadísticamente tienen menos posibilidades de salir de nuevo en el bombo. Este año han trabajado cinco meses para mejorar esta fórmula y han añadido la “observación”: han analizado los 205 sorteos celebrados desde 1812 y todos sus premios y han sacado conclusiones "matemáticas" que, aparentemente, a García le han dado sus frutos.

Además de los premios repartidos, la administración ha crecido exponencialmente. En 2016 vendió unos 14.000 décimos, y para esta Navidad han multiplicado por 17 esa cifra, unos 240.000 décimos que han solicitado compradores de toda España, no solo presencialmente, sino también por teléfono e Internet. Una cifra nada despreciable en un municipio que no llega a los 25.000 habitantes. La administración es ya una de las 20 de España que más décimos vende. El mejor premio Gordo para sus propietarios.

 

Pasan las 14:30 de la tarde y la fiesta sigue en la calle Gabriel Cañadas, donde se ubica la administración, teñida de rosa fucsia y con un flamenco por mascota. La calle está cortada y ocupada por enormes mesas a las que no dejan de sumarse comensales, aunque ninguno agraciado por la suerte. Zapata explica que por lo general no venden series completas, sino décimos sueltos, basándose siempre en su famosa fórmula. Aún así, está convencido de que ha repartido hoy más de 4 millones de euros en premios, “puede que hasta cinco y medio”, calcula.

La alcaldesa del municipio, Visitación Martínez, se suma a la fiesta y saluda a García y al otro matemático artífice de la fórmula mágica de la suerte, Alberto Serra. Ellos insisten en que cualquiera de los cien mil números que entran en el sorteo puede salir, pero confían en su algoritmo, que es “cuestión de lógica y de matemáticas”.

Con esa lógica, han descartado números ya premiados y terminaciones que consideran poco probables, como el 13 o el 63 y han apostado por otros, como los que tenían cifras repetidas: el gordo lleva dos 1 consecutivos, el segundo acaba en 44, y uno de los quintos incluye el 88. “Han acertado de pleno”, dice orgulloso el gerente.

¿Y por qué nadie había inventado una fórmula así desde 1812, cuando se celebró el primer sorteo? Ellos también se lo preguntan y encuentran dos motivos: “Lleva muchísimo trabajo y se necesita un equipo que te apoye para hacerlo”. Zapata los tiene contratados para que hagan estos cálculos y vayan afinando la fórmula de año en año.

Y, mientras lo consiguen, prueban otros métodos para aumentar las ventas, el mejor hasta el momento, el del “sobre sorpresa”, que consiste en vender el décimo dentro de un sobre sin decirle el número al comprador y animándole a que no lo abra hasta el día del sorteo.

Uno de los quintos premios que han vendido hoy, el 00580, estaba en uno de esos sobres. Un “número feo” porque Zapata confiesa que ocultar y dar salida a esos números que nadie quiere fue el objetivo inicial de esta forma de venta por sorpresa.

Zapata se pierde entre los vecinos y los numerosos medios de comunicación, que no abandonan las inmediaciones de su administración, en las que han instalado mesas para los redactores, wifi y hasta una pantalla gigante en la que televisan informativos de todas las cadenas que están retransmitiendo en directo su suerte.

Un método sin la menor base científica

Sin embargo, pese al énfasis con el que Miguel Zapata y Ángel García defienden su fórmula para atraer la suerte, lo cierto es que  carece de cualquier base científica, según coinciden los matemáticos con los que EL PAÍS se ha puesto en contacto para constrastar la fiabilidad de sus cálculos. Y es que es absolutamente falso que los números que ya han sido premiados y las terminaciones del año anterior tengan menos posibilidades de repetirse que otras cifras.

"¿Como sabe la bola que ese número ya salió y que por tanto debe hacer lo posible por no salir otra vez?", ironiza Adolfo Quirós, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid y director de la gaceta de la Real Sociedad Matemática Española. Lo que dicen la probabilidad y la estadística, es que, después de muchos sorteos, todas las terminaciones (o incluso todos los números) habrán salido más o menos el mismo número de veces.

E incluso, recuerda Quirós, "más o menos el mismo número de veces” no significa exactamente el mismo número de veces (si en 100 sorteos sale exactamente 10 veces cada terminación, hay más razones para pensar que los sorteos no son muy aleatorios). En un sorteo dado, cada bola tiene exactamente la misma probabilidad de salir, independientemente de lo que haya pasado en los anteriores (las bolas no tienen memoria).

La única forma que tiene una administración de aumentar su probabilidad de “repartir” premios es, aseguran, vender cuantos más números distintos mejor, aunque sea solo un billete de cada número.

En el extremo, si se vende un décimo de cada uno de los 100.000 números, se habrán repartido absolutamente todos los premios, desde el Gordo hasta los reintegros. Esta es la fórmula que utiliza la Bruixa d’Or y, cada vez más, otras administraciones. En El Perolo, el Gordo ha tocado en un solo décimo, lo que supone un premio de 400.000 euros. Los 240.000 décimos que ha vendido la administración murciana suponen un gasto de 4,8 millones de euros.

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Sobre la firma

Virginia Vadillo
Es la corresponsal de EL PAÍS en la Región de Murcia, donde escribe sobre la actualidad política, social y medioambiental desde 2017. También trabaja con la Agencia EFE en esa comunidad autónoma. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo de Agencias por la Universidad Rey Juan Carlos.

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