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Cuándo y cómo contar a los niños la verdad sobre Papá Noel y los Reyes Magos

Cada niño lleva su proceso y ritmo, que conviene no forzar. Cuando empiezan a formular preguntas lógicas, suelen estar preparados

Getty

La Navidad pasa por ser una época especial para los niños y ello es debido, en parte, a la ilusión que genera en los más pequeños pensar en la magia que son capaces de hacer los Reyes Magos, que se cuelan en casa sin ser vistos, con camellos incluidos, o en cómo Papá Noel vuela con su trineo tirado por renos alrededor del mundo para repartir regalos.

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Los psicólogos creen que alimentar la ilusión y la imaginación infantil en Navidad resulta positivo. Pero, además de la parte complicada para los padres de encontrar los regalos que sus hijos piden con ilusión en sus cartas, también llega una edad en que el niño descubre la verdad sobre estos personajes navideños y para los progenitores llega el momento, también complicado, de contar qué hay detrás de los Reyes Magos y Papá Noel. Pero ¿cuándo y cómo desvelar a los peques quiénes traen los regalos a casa por Navidad? Cada niño lleva su proceso y ritmo, una vez que comienzan a formular preguntas sobre el tema del tipo "¿cómo es posible que los camellos quepan en el ascensor?", pueden estar preparados para escuchar la verdad. “Entre los 8 y los 11 años es cuando los pequeños suelen comenzar a cuestionarse la realidad sobre los Reyes Magos y a partir de los 12 años, la edad del desarrollo del pensamiento lógico-abstracto, la mayoría conoce la verdad”, explica Carla Valverde García, psicóloga clínica infanto-juvenil del Centro de Salud Mental de Majadahonda.

Resistencia a soltar la mano de los Reyes Magos

Conviene no forzar la llegada del momento en que el niño asuma y reconozca que los juguetes en Navidad no aparecen por arte de magia. Pero puede haber resistencia para reconocer la realidad. "Entonces se puede utilizar la pregunta espejo, ¿y tú, qué opinas?, de forma que animemos al niño a analizar la situación y gestionar la respuesta sin presión", aconseja Abel Domínguez, psicólogo infanto-juvenil del gabinete Domínguez Psicólogos.

El propio entorno del niño ayudará a la caída de los superhéroes navideños, entre ellos hermanos y primos mayores o amigos.”Cuando surgen burlas por parte de otros niños frente a la actitud de creer en los Reyes Magos, puede ser el momento adecuado para que la familia intervenga con el fin de desvelar la verdad sobre el tema”, aconseja el psicólogo.

Cuando en casa no se cree en personajes mágicos

Optar por no contar a los niños que hay personajes navideños mágicos que traen los regalos si se portan bien es una opción, como en el caso de que las creencias religiosas o las tradiciones de la familia no encajen con lo que la Navidad ofrece. “En estos casos, a los progenitores les tocará luchar contracorriente con respecto al resto del entorno, lo que puede suponer un desgaste para ellos y también para sus hijos, pero es una opción igual de respetable y cuya parte positiva puede ser la de fomentar la coherencia con respecto a decir siempre la verdad a los más pequeños”, comenta Domínguez.

Fomentar la ilusión, la imaginación y el pensamiento mágico en los niños puede llevarse a cabo a través de otros personajes y circunstancias diferentes a los típicos personajes navideños. No hay que olvidar al Ratoncito Pérez, las hadas, los superhéroes u otros personajes de los cuentos. Sobre todo cuando el niño tiene entre 2 y 7 años, ya que “es la edad en la que, en general, tiene más desarrollado el llamado pensamiento mágico y por tanto la imaginación y la capacidad de representación simbólica”, recuerda Valverde, que recomienda aprovechar herramientas como los cuentos para fomentar en el niño valores, como la solidaridad con los más desfavorecidos.

Niños con imaginación, adultos con fantasía

El pensamiento mágico del niño, que le ayuda a través de la fantasía en la elaboración de estrategias para gestionar una realidad que no siempre resulta fácil, se mantiene en parte cuando es un adulto. “El hecho de creer en otra vida tras la muerte, así como las diversas creencias religiosas son puertas abiertas para mantener la ilusión, lo cual está muy relacionado con la creatividad, aunque por desgracia esta faceta se queda al margen y no se fomenta en la sociedad o la escuela, donde se anima poco a explorar, crear e imaginar”, explica Valverde. Y es que, aunque la Navidad es un buen momento para alimentar la imaginación y la ilusión infantil, existen otras opciones que además se pueden mantener el resto del año y durante toda la vida.

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