¿Qué hace Paris Jackson tocando el ukelele en el metro de Rennes (Francia)?
La hija del rey del pop ha colgado varias imágenes en su Instagram actuando en la ciudad francesa
Con 18 años recién cumplidos, Paris Jackson (California, 1998) debutaba como modelo para Chanel a principios de año. En la Torre Eiffel, respaldada por soldados y caracterizada como una pin up de los cincuenta, la hija mayor de Michael Jackson protagonizaba la nueva campaña de la maison francesa y pasaba a engrosar la lista de musas millennials de Karl Lagerfeld. Muchos señalaron el acontecimiento como el renacer de la joven. Porque ser la digna heredera del Rey del Pop no fue sencillo. Acoso, problemas con la bebida e intento de suicidio componen su historial adolescente.
Pero la trayectoria de la californiana no se limita al mundo de la moda. También hizo sus pinitos como actriz en Star, la serie de Lee Daniels para la cadena Fox. Durante un episodio, Jackson se metió en la piel de Rachel Wells, una experta en redes sociales que supervisaba la sesión de fotos de la banda de la serie. Desde luego, a Paris no le falta dominio en esos lares y tiene más de 2 millones de seguidores en Instagram. Sin embargo, ella se ha alejado de la frivolidad habitual de la plataforma para mostrar un perfil más místico: abrazando koalas, colgando mandalas, mostrando su preocupación por el Medio Ambiente y enviando mensajes de paz.
En sus últimas publicaciones incluso parece que ha cambiado la ropa de lujo por los pantalones bombachos y la vida de mochilera. La joven ha colgado varios vídeos tocando un ukelele por el metro y la plaza de Rennes. ¿Estará siguiendo los pasos de su padre? La revista francesa Les Inrockuptibles especulaba con la idea de que se había integrado en una comuna de "babos" -jipis burgueses-, "a juzgar por sus pintas de trotamundos".
Sin embargo, la revista Closer ha profundizado más en la historia y asegura que está involucrada en un nuevo proyecto con sus amigos, The Humanizing Project, desde el que pretende ayudar a los artistas a expresarse y hacer el bien en el mundo. La única duda que queda sin resolver es ¿volverán los ukeleles a estar de moda?
