La cruda realidad
Quizás, a partir de ahora, la economía se convierta en el principal factor moderador del ‘procés’
Las respuestas a las acciones emprendidas por el Gobierno de Cataluña durante las últimas semanas pueden simplificarse, siguiendo una vieja teoría, en tres tipos: lealtad, voz y salida. Mientras que la lealtad arropó al Gobierno en su determinación de convocar el referéndum, la voz y la salida han ganado protagonismo en los días previos a la declaración de independencia. La voz, con la manifestación a favor de la unidad de España del pasado domingo; la salida, simbolizada por la decisión de algunas empresas de trasladar su sede social fuera de Cataluña.
Hay una parte de los leales que está en la calle y que ha ido siempre por delante de los planes de Puigdemont. Este grupo está seguramente condenado, antes o después, al desencanto. Si el tiempo de transición en una DUI en diferido se alarga, llegará el fin de la épica. El reverso de las expectativas alimentadas por el procés aparecerá en forma de frustración con efectos debilitadores sobre la cohesión interna del bloque soberanista, aunque la reacción del Gobierno central pueda retrasar la aparición de las fracturas internas durante un tiempo.
La voz de quienes se oponen a la independencia en Cataluña se ha hecho oír en el último minuto, pero seguramente de poco habría servido que lo hubiesen hecho antes. El independentismo no está interesado en atraer a los moderados de ese grupo porque hace tiempo que abandonó la idea de intentar ampliar su base social. Ha preferido ignorar esa realidad a pesar de su exigua mayoría, confiado en la improbable cohesión electoral del bloque constitucional.
En cambio, la salida de las empresas representa la oposición sin voz que devuelve al plano económico el devenir del movimiento soberanista. Hace años, el discurso independentista ganó transversalidad al añadir las consideraciones económicas a las apelaciones identitarias. Quizás, de modo contrario, a partir de ahora la economía se convierta en el principal factor moderador del procés, despertando al Gobierno de su ensimismamiento épico sin necesidad de invocar votos ni leyes. Mostrando la cruda realidad de los límites del poder político. @sandraleon_
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