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El invidente que quiere enseñarte el mundo

El británico Amar Latif, retratado durante una visita 
a Machu Picchu, en Perú.
El británico Amar Latif, retratado durante una visita a Machu Picchu, en Perú. John Francis Peters contacto

AMAR LATIF es fundador de la agencia de viajes Traveleyes, además de ser presentador de televisión, solicitado conferenciante y actor ocasional. Con apenas 20 años, este británico (Glasgow, 1974) había perdido el 95% de la visión debido a una enfermedad incurable. Pero su ceguera no le arrebató las ganas de explorar el mundo y en 2004, tras muchas decepciones y problemas con diferentes operadores turísticos, decidió abandonar su trabajo de contable y montar su propia compañía. “En esta vida, si hay algo que quieres hacer y no existe, o lo creas tú, o aceptas que tendrás que vivir sin ello”, asegura rotundo.

Con más de 300 viajes a sus espaldas y seis decenas de países marcados en su mapamundi, Latif diseña excursiones en las que grupos formados por personas tanto invidentes como videntes exploran el mundo juntos, intercambiando impresiones y forjando nuevas amistades. “Lo que más me gusta es conectar con la gente, conocer otras culturas y tener nuevas ­experiencias, desde bucear en Cuba hasta interactuar con animales en África”.

Latif diseña excursiones en las que grupos formados por personas tanto invidentes como videntes exploran el mundo juntos, intercambiando impresiones y forjando nuevas amistades.

Su pequeña empresa se diferencia del resto porque permite moverse de forma independiente a personas ciegas o con discapacidad visual que, por sus circunstancias, normalmente dependerían de familiares o amigos para que los acompañasen. Los itinerarios, diseñados a medida por Latif y su equipo, persiguen estimular todos los sentidos. “Los videntes acaban llevándose a casa grandes recuerdos, porque, en lugar de hacer una foto y seguir adelante, se detienen, observan y miran el mundo desde otra perspectiva”.

Porque el innovador modus operandi de Traveleyes es el siguiente: las personas que ven se convierten en los ojos de los no videntes, describiéndoles los lugares que visitan. Cada día, las parejas rotan para que todos puedan conocerse. Según Latif, “para los ciegos y discapacitados visuales, muchos de los cuales nunca han viajado antes sin una persona de confianza, es muy emocionante y también un reto. Los videntes les acompañan, pero no son sus cuidadores”.

Los viajeros con capacidad de visión cuentan con un incentivo de hasta un 50% de descuento, mientras que los demás pagan el precio normal, similar al de cualquier otra agencia de viajes. La lengua vehicular es el inglés, pero no es necesario ser nativo para poder participar, basta con tener el nivel suficiente para mantener una conversación. Los itinerarios se programan tanto a nivel nacional, en Reino Unido, como por Europa y el resto del planeta. Según Elizabeth Wyke, una de las diez gestoras de los tours de Traveleyes, “muchas de las actividades que ofrecemos, como montar a caballo, pescar o cocinar, están pensadas para es­timular los cinco sentidos, algo que como videntes a veces no conseguimos apreciar porque confiamos demasiado en nuestra vista”. Y añade: “Los grupos suelen congeniar muy bien. Surgen grandes amigos”. ¿La mejor prueba del éxito de Traveleyes? La mayoría de los aventureros repiten.

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