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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Un laudo sensato

El arbitraje sobre el conflicto de los vigilantes de seguridad del aeropuerto de El Prat se caracteriza por su rigor técnico

El presidente del Consejo Económico y Social, Marcos Peña (centro), árbitro designado por el Gobierno en el conflicto de los trabajadores de seguridad del aeropuerto del Prat de la empresa Eulen, durante el acto de entrega del laudo a los representantes de las partes.
El presidente del Consejo Económico y Social, Marcos Peña (centro), árbitro designado por el Gobierno en el conflicto de los trabajadores de seguridad del aeropuerto del Prat de la empresa Eulen, durante el acto de entrega del laudo a los representantes de las partes.Emilio Naranjo (EFE)

El laudo arbitral sobre el conflicto de los vigilantes de seguridad del aeropuerto de El Prat es sensato. Era esperable de Marcos Peña y su equilibrada trayectoria al frente del Consejo Económico y Social, entre otras tareas.

El arbitraje se ciñe casi milimétricamente a las propuestas de mediación realizadas por la Generalitat de Cataluña (y en su momento desoídas sobre todo por el comité de huelga), a cuyo aparato administrativo —con independencia de su actual dirección política— deja pues en buen lugar, alabando su “rigor técnico”.

El punto clave es el alza salarial en forma de complemento, que se establece en los 200 euros mensuales ya barajados por el mediador. Peña lo juzga “adecuado”, a tenor de “las posiciones de las partes”.

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Los trabajadores buscaban un aumento del 17% (unos 350 euros, perdidos al pasar la contrata de Prosegur a Eulen); la empresa ofrecía un 3% (aunque llegó al 7,7%) y lo fijado ahora supone un aumento del 11,5%. Parece que la equidad —equilibrio o solución compensada y no interpretación de la norma— se ha logrado. Harían bien todos en aceptarlo. Y AENA en no reincidir en externalizaciones laborales abusivas.

El otro gran elemento que afronta las causas del conflicto es un notorio refuerzo de la plantilla en días festivos especialmente señalados y periodos vacacionales.

El laudo deja sin efecto los dos despidos y los expedientes disciplinarios abiertos: por un lado eso anula las causas aducidas para la huelga que se pretendía (lo que de entrada incomodó al comité); por otro, restablece una situación de normalidad, al eliminar los daños colaterales (lo que la empresa ha aceptado).

Y procura no condicionar las futuras negociaciones colectivas, también a nivel sectorial, respetando la autonomía de las partes. Una razón más para que el comité lo asuma. Le convendría recordar (y a todos, trabajadores y usuarios) que no se ganó Zamora en una hora.

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