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CONVERSACION GLOBAL
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Políticos y periodistas: la promiscuidad francesa

Ambas profesiones no solo se entremezclan sino que a veces se confunden

Marc Bassets
Édouard Philippe durante la inauguración de la feria de Châlons.
Édouard Philippe durante la inauguración de la feria de Châlons. FRANCOIS NASCIMBENI (AFP)

La promiscuidad entre prensa y política tiene tradición en Francia. Este es el país de los off the record y de los sobreentendidos, el país, por ejemplo, en el que, durante años, los periodistas sabían que el jefe de Estado llevaba una doble vida con una familia paralela, y, para retomar el lema de The New York Times, no lo consideraban digno de ser publicado. Es verdad que esta promiscuidad no es única de Francia, pero Francia la practicaba —la practica aún a veces— con las formas sofisticadas y exquisitas del París cortesano. En la rentrée de 2017, en este inicio del curso político marcado por las primeras reformas del nuevo presidente, Emmanuel Macron, la relación entre periodistas y políticos —dos de las profesiones más impopulares— es de nuevo motivo de discusión. El nombramiento del columnista Bruno Roger-Petit como portavoz de Macron ha suscitado algunas críticas, aunque el paso del periodismo a la política no es nuevo en Francia. Es más habitual en países como EE UU, donde en años recientes varios portavoces de la Casa Blanca fueron periodistas. La puerta giratoria va en ambos sentidos.

La nueva temporada televisiva y radiofónica tiene entre sus estrellas a varios políticos que han dado el salto. Entre ellos, nombres como el ex primer ministro Jean-Pierre Raffarin, el exdirigente socialista Julien Dray o el jefe de comunicación del presidente François Hollande, Gaspard Gantzer. Hay más, dedicados a tareas que van desde el comentario y la tertulia a la crónica de actualidad. Las líneas se difuminan, como se vio el 31 de agosto en la rueda de prensa en la que el primer ministro, Édouard Philippe, anunció la reforma laboral. Entre los periodistas se sentaba la abogada Raquel Garrido, que también es portavoz de La Francia Insumisa, el partido de la izquierda alternativa de Jean-Luc Mélenchon. Y preguntó. Como una periodista más. Porque estaba allí en calidad no de portavoz del partido que quiere destruir la reforma de Macron, sino de cronista del programa Los terrícolas del domingo, su otro trabajo. La promiscuidad ha entrado en una nueva dimensión.

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).

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