_
_
_
_
_

Tuve una relación abierta con mi pareja y esto es lo que sucedió

Muchos fantasean con salirse de la norma. Estas cuatro personas lo hicieron y nos cuentan sus experiencias (una pista: no todas salieron bien)

Joel Moore, Paris Hilton, Christine Lakin y Adam Kulbersh en la comedia de 2008 'The Hottie and the Nottie'.
Joel Moore, Paris Hilton, Christine Lakin y Adam Kulbersh en la comedia de 2008 'The Hottie and the Nottie'.Cordon

El Efecto Coolidge, acuñado por el etólogo Frank A. Beach hace medio siglo, describe un fenómeno que se da entre los mamíferos por el cual, si los estímulos siempre son los mismos y se repiten en el tiempo, provocan un descenso del deseo. El sexólogo Ignasi Puig da con una solución escueta: cambiar esos estímulos. "Si una pareja solo mantiene relaciones sexuales una vez a la semana y siempre es el sábado después de ir a cenar y al cine, y siempre en el dormitorio, bajará la libido", explica, y advierte: "Una forma de introducir variedad a la relación (desde luego, no la única) puede ser abrirla sexualmente a otras personas, o el intercambio de parejas [lo que se conoce comúnmente como mundo 'swinger'], pero debe hacerse siempre con sinceridad y comunicación. Si no, por mucho que estén dispuestos a compartirse con otros, llegará la sensación de engaño, y puede ser devastador para la pareja. En el momento en el que entran en la ecuación terceras personas, pueden aflorar los miedos y las inseguridades, esto es: los celos. Por eso es tan importante que esta práctica se haga siempre desde la absoluta sinceridad y entendimiento mutuo".

"Estamos en un 'boom' parecido al de los años setenta con las comunas 'hippies' y, como ocurría entonces, es peligroso pintarlo como algo fácil. Tener dos parejas en lugar de una cambia un montón de reglas"

Su compañero, Miguel Vagalume, reflexiona: "Estamos en un boom parecido al de los años setenta con las comunas hippies, el llamado verano del amor; había dos mil o tres mil comunas en Estados Unidos, era la misma sensación. Y como entonces, ahora es peligroso pintarlo como algo fácil. Tener dos parejas en lugar de una cambia un montón de reglas del juego que te había inculcado la vida, a ti y a gente de tu alrededor". Y puntualiza: "A mediados del siglo pasado había relaciones abiertas en España, no es algo nuevo. Pero en aquella época, generalmente, jugaba en contra de muchas mujeres: resignadas, aceptaban en silencio que sus maridos tuvieran una amante, incluso otras esposas y familias. Por suerte, eso hoy ha cambiado. Las mujeres son más autosuficientes y eligen, en su caso, la poligamia, o lo que ahora se llama poliamor [tener relaciones plenas con más de una persona]. Pero de una forma abierta y pactada con su pareja. No hay que olvidar que cambiar ese modelo de relación implica muchas preguntas: ¿Es posible estar con dos personas a la vez, incluso querer a más de una pareja al mismo tiempo? Es importante desmontar muchos mitos, y no siempre es una aventura exitosa. Pero no hay que confundirlo con la parte lúdica, por ejemplo, ir a un local de intercambio. Ahí no estás desmontando ningún mito. Es algo lúdico que haces con tu pareja, solo desmontas la exclusividad sexual". Puig añade: "Un error común es elegir una relación abierta como solución a problemas preexistentes. Hay que darle la vuelta: si tienes problemas de pareja, primero soluciónalos. Y luego plantéate si es mejor cambiar el modelo de relación y abrirla, para que no vuelvan a surgir. Si no, es como intentar apagar el fuego con gasolina".

Biel Duran, Adriana Ugarte y Nilo Mur mantienen una relación a tres en la película 'Castillos de cartón' (2008).
Biel Duran, Adriana Ugarte y Nilo Mur mantienen una relación a tres en la película 'Castillos de cartón' (2008).

Hechas las aclaraciones, pasemos a lo empírico. Cuatro personas que han abandonado la monogamia nos cuentan su experiencia. Algunas utilizan pseudónimos, por razones obvias.

"Tengo relaciones abiertas desde hace 22 años, una principal y amantes varios", Afrodita Puig (42 años, doctorada e investigadora científica)

No soy 'swinger', pero me considero liberal. Tengo relaciones abiertas desde hace 22 años, una principal que compagino con varios amantes, con algunos llevo desde hace cinco o seis años. Nos gustamos y el sexo es fabuloso, pero sabemos que nunca llegará más allá. En cuanto a mi pareja, aunque ahora estoy soltera, cuando la he tenido, se convierte en lo más importante. He tenido relaciones duraderas que aceptaban cómo soy cuando se lo planteaba, o directamente eran liberales sexuales, como yo. Tengo claro que si hay total sinceridad desde el principio, los celos no tienen lugar. Mis últimas tres relaciones han sido abiertas y lo hemos llevado bien: uno sale una noche y dice que no vendrá a dormir. Al día siguiente: "¿Te lo has pasado bien? Sí, cariño". Y todo perfecto. Nuestra vida sexual y afectiva es mucho mejor. Por supuesto, con algunas normas básicas, como no traer nunca a un amante al hogar que compartimos. O no especificar quién es gratuitamente, si la otra persona no lo pregunta. Los problemas que hemos tenido no han venido por ahí. Han sido problemas de convivencia, los de cualquier pareja.

"Mis últimas tres relaciones han sido abiertas y lo hemos llevado bien: uno sale una noche y dice que no vendrá a dormir. Al día siguiente: '¿Te lo has pasado bien? Sí, cariño'. Y todo perfecto"

Muchas veces chocas con la incomprensión de tu entorno, por ejemplo el laboral, donde obviamente, no comparto esta parte de mí. Al final, tu círculo de amigos es gente que comparte esta forma de vida. Vamos a la playa, de vacaciones, o hacemos planes sin que tenga que haber sexo de por medio... Hace unas semanas estuve en una fiesta de cumpleaños. La sorpresa es que aparecíamos todos sus amigos y amigas liberales, unas 30 personas. Terminamos en la piscina, pero no en plan orgía, sino con mucho cariño y respeto los unos por los otros. Porque en este mundo un "no" es un "no". Y en una discoteca convencional dices que no y vuelven a insistir, por lo general. Ser liberal es una actitud de vida, no una medida desesperada para tener sexo. Es habitual que quede con mis amigos y acabe en orgía. Pero con muchísima seguridad siempre. Todos pasamos cada tres meses por pruebas de enfermedades de transmisión sexual que acreditamos a quien nos las pida. Somos promiscuos con sensatez. Somos mucho más sanotes que mucha gente que sale a ligar a un bar una noche.

"Llevamos casados 16 años, tenemos tres hijos y practicamos el intercambio de parejas desde hace cuatro años", Jorge y Rita (37 y 42 años, trabajan en empresas de software)

Llevamos unos cuatro años en esto, llegamos de forma natural, un día lo hablamos porque nos apetecía a los dos. Era una manera de expandir nuestra sexualidad, de añadir juntos más posibilidades y experiencias. Nos hemos vuelto bastante populares con nuestro seudónimo de pareja, Kisshunters. No damos nuestros nombres reales porque entendemos que en algunos entornos en los que nos movemos, como el laboral, no tienen por qué compartir esta forma de vida. Los dos cumplimos con nuestra jornada laboral y obligaciones familiares, es una afición como cualquier otra. Somos 'swingers', practicamos el intercambio de parejas, pero siempre juntos. Llevamos casados 16 años y tenemos tres hijos, uno ya adolescente. Aunque llevamos esto con normalidad, no llegamos al punto de contárselo. Y mucho menos de practicar intercambio de parejas en nuestra casa. Eso pertenece a nuestra intimidad. Los hijos saben, cuando llegan a cierta edad, que sus padres tienen relaciones sexuales, pero eso no implica que tengan que conocer los detalles. Alguna vez una pareja nos ha invitado a su casa, hemos visto niños y nos hemos ido.

"Es un tipo de diversión, un plan que haremos hasta que nos deje de motivar. Por el momento, nos motiva y nos hace crecer como pareja. Y nunca hemos sentido celos, porque lo hacemos siempre juntos"

No nos lo tomamos como un estilo de vida. Es un plan que haremos hasta que nos deje de motivar. Por el momento, nos motiva y nos hace crecer como pareja. Nunca hemos sentido celos, porque lo hacemos siempre juntos. Nos hemos hecho un hueco en el mundillo porque hemos organizado fiestas. Los primeros de cada mes organizamos lo que llamamos cena de novatos, donde juntamos a gente que ya lleva tiempo en esto con quienes quieren empezar, siempre parejas avaladas por nosotros, con un perfil no agresivo, que mantenga la compostura, que no busquen el puro encuentro sexual ni sean fríos en cuanto al trato. Luego vamos a Fusión VIP, de Madrid, nuestro local de referencia, porque están separadas la zona de interactuar y la de tomarte una copa. Y puedes ir adentrándote a tu ritmo. A veces solo presentas o te presentan a gente, y no pasas de ahí. La última fiesta que organizamos en el hotel Silken Puerta América reunió a 382 parejas de toda España. Había que ir de etiqueta. La parte de arriba era una discoteca normal, las cuatro últimas plantas tenían salas cerradas para que quienes quieran, jueguen. También tenemos un blog, Kisshunters, dirigido a quienes quieran iniciarse, y no saben cómo. Creamos una comunidad de gente con la misma inquietud. Nosotros no tuvimos a nadie que nos lo explicara de primera mano ni una comunidad, y al principio nos llevamos varios batacazos y malas experiencias.

Kristen Stewart y Garrett Hedlund en la película de Walter Salles 'En la carretera' (2012).
Kristen Stewart y Garrett Hedlund en la película de Walter Salles 'En la carretera' (2012).

"Practico el 'poliamor' desde que tengo una madurez sentimental y sexual", Karen Moan (44 años, escritora)

Practico el poliamoramar a más de una persona a la vez de manera pactada y ética desde que tengo madurez sentimental y sexual. En este tiempo he tenido momentos de amor pletórico, algunos han durado años, cuando sentía que tenía una pareja que me daba libertad para estar con otras personas, de ser yo misma y de crecer juntos. También he tenido periodos monógamos de años, pero que yo prefiero llamarlos 'exclusivos'. Cuando conozco a alguien y me enamoro me entran ganas de dedicarle mi energía en exclusividad a esa persona. También he tenido parejas que no han sido capaces de sobrellevar que yo sea poliamorosa. Pero esas personas han vuelto a mi vida como amigos, porque siempre quedó claro que no era una falta de respeto, una infidelidad ni ruptura de ningún acuerdo. Sencillamente, les desbordó que yo pudiera estar con otras personas, aunque fuera algo pactado de antemano. La sinceridad es la clave para sobrellevar los posibles celos, aunque no siempre es suficiente.

"Hay mucha incomprensión en torno al 'poliamor' porque se confunde con apertura sexual. Y lo cierto es que una persona casada puede tener el mismo sexo o más que una persona 'poliamorosa"

También he tenido momentos de tristeza, de sentirme incomprendida y presionada por el entorno. Pienso que el camino a seguir no es el amor egoísta y posesivo. No estoy en contra de la monogamia, sino de cómo se practica: por falta de libertad. El entorno también es un problema. Salgo en medios, escribí un libro, llevo el Moan Club con el objetivo de difundir este tipo de relación y apoyar a mujeres que decidimos vivir nuestra vida afectiva y sexual de forma abierta y libre. Es una red de apoyo. Algunos amigos lo entendieron, y otros se apartaron. Mi familia, por suerte, me ha comprendido, pero no es lo habitual. Hay mucha incomprensión en torno al poliamor. Se confunde con apertura sexual. Una persona casada puede tener, si les va bien, el mismo sexo o más que una persona poliamorosa. Con el trabajo y las obligaciones diarias, el tiempo es el que hay, para todos. Pero es más complicado tener relaciones sentimentales con más de una persona. Todo lo malo y lo bueno se multiplica.

"Hace dos años tuve mi primera relación abierta y no funcionó. Lo veo como una experiencia más que no tengo necesidad de repetir", Álvaro Martínez (29 años, ingeniero)

Tuve mi primera y única relación abierta hace dos años y no funcionó. Me metí casi sin darme cuenta, porque nunca me lo había planteado. Me dieron una beca para trabajar en Berlín y allí empecé a salir con una chica. Una noche de juerga terminamos en su casa con una amiga suya y me propusieron hacer un trío. Me sentí muy afortunado porque nunca había tenido una experiencia así, y fue maravilloso. Pensé que sería algo puntual, pero después, cada vez que salíamos a un bar o una discoteca y bebíamos, ella empezaba a plantearme hacer tríos con otras chicas. Me lo tomaba como una especie de juego. Pero llegó un punto en que lo hacíamos por sistema, y para mí todo se enrareció.

"Una noche me propuso un trío con otro tío y yo me sentí obligado a satisfacerla, porque antes siempre habíamos estado con chicas. Al final aquello no fructificó, pero el hecho de que me lo propusiera, empezó a carcomerme por dentro"

Creo que soy monógamo por naturaleza y aquello, de continuado, no iba conmigo. El colmo llegó una noche en que me propuso un trío con otro tío. Yo me sentí de algún modo obligado a satisfacerla, porque antes siempre habíamos estado con chicas. Al final aquello no fructificó (creo que el tipo se asustó, porque desapareció al poco de planteárselo), pero el mero hecho de que me lo propusiera, empezó a carcomerme por dentro. Me moría de celos cada vez ella salía por ahí sin mí. Eso fue perjudicando nuestra vida en pareja, también la sexual. Y no lo podía compartir con nadie, mucho menos con los compañeros de trabajo, porque sentía que no iban a entender que hubiera llegado a este punto con mi pareja. Un día me confesó que era bisexual (algo que obviamente yo ya sospechaba) y que había tenido relaciones abiertas en el pasado, que incluso había estado en locales de intercambio. Me dolió mucho y tuve que romper con ella, por mucho que me gustara y ya lleváramos casi un año juntos. Respeto a las parejas que deciden tener sexo con otras personas. No es un tema moral, pero lo veo como una experiencia más, que no tengo necesidad de repetir. Sencillamente, no va conmigo.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_