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Póntelo, pónselo: ¿por qué Hollywood sigue sin practicar sexo seguro?

¿Es responsabilidad del cine concienciar? En películas y series los preservativos brillan por su ausencia

Ryan Gosling y Emma Stone interpretan a un pianista de jazz y una aspirante a actriz en 'La la land' (2016).
Ryan Gosling y Emma Stone interpretan a un pianista de jazz y una aspirante a actriz en 'La la land' (2016).

El pasado agosto, muchos medios y espectadores estadounidenses cargaron contra la serie de HBO Insecure alegando que nunca, en las frecuentes escenas de sexo que trufan sus dos temporadas, aparece un condón. El capítulo en el que el protagonista aparecía realizando un trío sin protección fue la gota que colmó el vaso. Los responsables de la serie se defendieron. Prentice Penny, productor ejecutivo, explicó que “en las reuniones de guionistas siempre asumimos que los personajes usan condones. En cualquier caso, esto es una serie de televisión, no un documental benéfico. Nadie debería tomarse el comportamiento de nuestros personajes como un modelo a seguir”. Por su parte, Issa Rae, creadora, guionista y protagonista de la serie, explicó en Twitter que ella y su equipo prefieren “colocar preservativos en algún lugar de la escena o implicarlos en la acción”, para que se entienda de forma sutil que los personajes practican sexo seguro. Y efectivamente, en una de las escenas se atisba el envoltorio de un preservativo sobre una mesilla de noche, pero nadie reparó en ello. Rae ha prometido que “la próxima vez lo haremos mejor”.

Aunque a Insecure le ha tocado la china, la ausencia de preservativos (de forma explícita o a través de menciones) en las pantallas se remonta a las primeras filmaciones de escenas sexuales. En las últimas dos décadas, este tipo de contenidos se ha hecho habitual también en televisión. El 92% de las películas y el 87% de las series muestran relaciones amorosas o algún tipo de referencia verbal al sexo, según un estudio de la ONG californiana Kaiser Family Foundation.

En el año 2005, un grupo de científicos australianos realizó un estudio sobre sexo seguro en el que se analizaron los 200 filmes más taquilleros de las últimas dos décadas y llegaron a la conclusión de que solo uno alude al preservativo: 'Pretty woman'

Lo cierto es que cuesta recordar alguna película en la que los protagonistas detengan sus prolegómenos para echar mano de un preservativo que los proteja de embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual, que cada año se propagan más. El Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III revela que los casos de afectados por Infecciones de Transmisión Sexual han sufrido un aumento significativo desde 2008. Las afecciones que más han proliferado son la gonorrea (los casos han aumentado en un 153%) y la sífilis (que ha aumentado en un 45%). Sin embargo, por lo que a la industria audiovisual respecta, el sexo seguro no existe.

En el año 2005, un grupo de científicos australianos realizó un estudio sobre sexo seguro, publicado en el Journal of Royal Society of Medicine, en el que se analizaron los 200 filmes más taquilleros de las últimas dos décadas y llegaron a la conclusión de que solo uno alude al preservativo: Pretty woman (Garry Marshall, 1990). Se trata de esa famosa escena en la que Julia Roberts se saca de su larga bota de mosquetero un puñado de preservativos de todos los gustos y colores, para que Richard Gere escoja uno. “En el 98% de las escenas de sexo no hay referencias ni al preservativo ni al sida”, concluyó la investigación. En el cine español también hay que buscar los condones con lupa. Uno de los pocos ejemplos es Intruso (Vicente Aranda, 1993): Victoria Abril y Antonio Valero, que hacen de marido y mujer, se preparan para acostarse y ella abre la mesilla de noche y coge un preservativo, que acaba devolviendo a su cajón tras una bronca conyugal.

“Nadie quiere ver preservativos en una fantasía sexual”. Lo dijo el productor de cine para adultos Mark Kulkis, cuando en California (EEUU) se debatió una ley que obligaría a los actores porno a usar profilácticos. Y en el cine y la televisión comerciales ocurre tres cuartos de lo mismo: se diría que el condón es un objeto incómodo que ensucia los fotogramas.

Para Óscar Aibar, guionista y director de largometrajes como Platillos volantes o El gran Vázquez, y realizador de la popular serie de televisión Cuéntame cómo pasó, la aparición del condón es algo que no se debería forzar. “Debería primar la psicología del personaje. Si es el tipo de persona que usa condón, pues adelante, que se lo ponga sin más”.

Una de las ventajas del cine es que permite narrar una historia sin necesidad de mostrarlo cada paso que dan los personajes. Generalmente no se les muestra lavándose los dientes o sentados en el retrete: se da por supuesto que lo hacen. Pero por otra parte, y sobre todo en series de televisión, se tiene especial cuidado en plasmar hábitos saludables y evitar otros menos recomendables. ¿Dónde queda el preservativo? ¿Es responsabilidad del cine concienciar? “La presencia de métodos de sexo seguro debería pactarse solo en la televisión pública, así como llevar casco, ponerse cinturón de seguridad, fumar…”, señala Aibar. “Soy de los que piensan que las obras autorales no deberían tener nunca una intención adoctrinante”.

Habría que preguntarse si al espectador le gustaría que un condón cruzara la pantalla siempre que la cosa se pone caliente en una escena. A este respecto, el psicólogo clínico y sexólogo Esteban Cañamares explica que “el sexo, como el cine, está para divertirnos e ilusionarnos. Meter preservativos en una escena de cama de una película frustra al público y muchos espectadores que se ven obligados a ponerse condón en la vida real, no quieren que eso ocurra en el cine”.

Según Cañamares, una forma ideal de presentar el condón en pantalla sería “incluyéndolo en la acción con naturalidad y sin aspavientos, como algo inherente a la relación sexual, se normaliza su uso”. Un buen ejemplo sería Cincuenta sombras de Grey (Sam Taylor-Wood, 2015), una de las pocas cintas recientes donde el látex hace acto de presencia: hasta en dos ocasiones vemos cómo el actor Jamie Dornan se pone un preservativo, cosa que honra al promiscuo personaje que interpreta.

Hay un solo género cinematográfico donde los preservativos son habituales: la comedia. Y no precisamente para concienciar al público sobre los peligros del sexo sin protección, sino como percha de chistes verdes. Ahí está, por ejemplo, Agárralo como puedas (David Zucker, 1988), con Leslie Nielsen y Priscilla Presley enfundando sus cuerpos en gigantescos condones antes de meterse en la cama. O en La Máscara (Chuck Russell, 1994), cuando el protagonista saca un preservativo empapado del bolsillo y grita: “¡Lo siento, bolsillo equivocado!”, en un resbaladizo gag que fue improvisado por Jim Carrey. “La comedia también puede concienciar, pero si se usa el preservativo como simple excusa para un chiste la cosa se te olvida a los cinco minutos”, opina el sexólogo.

Curiosamente, donde menos condones vemos es en las películas juveniles, que presentan el acto amoroso como un éxtasis apasionado y febril donde el profiláctico sería un engorroso intruso. Quizá este hecho tenga relación con un estudio de la Universidad Pompeu Fabra que asegura que el uso del preservativo entre los jóvenes ha descendido de forma notable. La experta en salud sexual y reproductiva Gloria Pérez habla de graves carencias educativas: “No solo es necesario explicarles qué es la reproducción, sino también cómo se pone un preservativo”. Y aquí entraría el cine. “Si un chaval de 20 años ve una película donde se ponen condones probablemente se acabe poniendo uno, mientras que un señor de 50 no lo hará porque tiene unos hábitos mucho más arraigados”, apunta Esteban Cañamares.

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