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Nuevos caminos para el liderazgo en desarrollo internacional

Los países donantes harían bien en establecer lazos con nuevos asociados que compartan su compromiso contra la pobreza

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Sede del Banco Mundial. Simone D. McCourtie (BM)
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La Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) sirve para salvar vidas, construir sociedades más estables y seguras, y proyectar poder blando alrededor del mundo. Ese es un punto que mi jefe, Bill Gates, destacó en su discurso a los principales militares e intelectuales en el ámbito de seguridad en el Royal United Services Institute, en Londres.

Le habían preguntado a Bill qué le diría a cualquier persona en el Reino Unido que se sintiese “desmoralizada” por el hecho de que Gran Bretaña sea uno de los pocos países que cumplen con el compromiso encomendado por las Naciones Unidas de dedicar el 0,7% de su PIB en ayuda al desarrollo. Pero, destacar el impacto de la AOD británica fue solo una parte de la respuesta; Bill también hizo hincapié en el hecho de que muchos otros países también están cumpliendo con sus compromisos de ayuda.

En Europa, Dinamarca, Holanda, Noruega, Luxemburgo y Suecia ya cumplen con el umbral establecido por la ONU desde hace tiempo, y Alemania recientemente se ha sumado a la lista. Francia no ha alcanzado dicho nivel aún, pero está aumentando su contribución.

Fuera de Europa, Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos y Qatar también se encuentran entre los donantes de AOD más grandes y significativos del mundo, una realidad que muchos no conocen. Todos ellos son donantes del Lives & Livelihoods Fund, la iniciativa multilateral para el desarrollo más grande de Oriente Medio. Otros donantes a este fondo son el Banco Islámico de Desarrollo, el Fondo de Solidaridad Islámica para el Desarrollo y la Fundación Bill y Melinda Gates.

La verdadera clave del éxito en el desarrollo internacional es la cooperación

Los 2,5 mil millones de dólares del Lives & Livelihoods Fund apoyan proyectos de vital importancia dirigidos a la erradicación de enfermedades, atención primaria de salud, apoyo a los agricultores e infraestructura básica en las comunidades más pobres en el mundo musulmán. Este fondo comenzó el año pasado con 363 millones de dólares para financiar seis grandes proyectos en países árabes y africanos. El pasado mes de febrero se puso en marcha la primera iniciativa, un proyecto de 32 millones de dólares para combatir la malaria en Senegal, y recientemente se ha aprobado otra ronda de proyectos, con lo que ya se ha autorizado en total el gasto de más de 600 millones de dólares.

La ayuda no puede resolver todos los problemas que enfrentan los países musulmanes de Oriente Medio y África, pero puede apoyar la construcción de sociedades más estables, más prósperas y más saludables, que son menos vulnerables frente a las guerras civiles o al terrorismo. La Fundación Gates cree que los donantes del mundo musulmán, en especial, tienen un papel integral que desempeñar en la lucha contra la pobreza y la inestabilidad. Se puede lograr mucho más juntos –al combinar recursos y compartir experiencias– que de forma separada.

La Fundación Gates cree que los donantes del mundo musulmán tienen un papel integral que desempeñar en la lucha contra la pobreza y la inestabilidad

Los proyectos nacionales pueden mejorar la capacidad de estos países para liderar el desarrollo internacional. Por ejemplo, el programa de becas Shaghaf, apoyado por la Fundación Rey Khalid y la Fundación Gates, está diseñado para alentar a algunos de los jóvenes saudíes más brillantes –habiendo muchas mujeres entre ellos– a seguir una carrera en el Tercer Sector (sin ánimo de lucro) que se centra en el impacto social a nivel local y global.

Pero la verdadera clave del éxito en el desarrollo internacional es la cooperación. Al combinar recursos y compartir conocimientos, organizaciones como la Fundación Gates y los gobiernos donantes, desde el Reino Unido hasta los Emiratos Árabes Unidos, pueden lograr mucho más de lo que les sería posible lograr estando solos.

Afortunadamente, los gobiernos de Oriente Medio parecen reconocerlo y buscan cada vez más alianzas para el desarrollo. Y hay muchas oportunidades para ello. Los EAU han sido un importante defensor de la erradicación de la polio, un esfuerzo que el Reino Unido ha financiado generosamente. Qatar se ha unido recientemente como donante a Gavi (Alianza Global para la Vacunación), en la que el Reino Unido ha sido el mayor donante en los últimos años. Arabia Saudí es un antiguo donante del Fondo Mundial para la lucha contra el VIH-Sida, la tuberculosis y la malaria, otra asociación en la que el Reino Unido es un actor importante.

Los expertos a menudo señalan los beneficios del poder blando proporcionando ayuda a los países en desarrollo. Pero fallan en destacar las ventajas que supone el fortalecimiento de las relaciones entre los países donantes que trabajan juntos para promover el desarrollo internacional. Los países donantes harían bien en aceptar esta realidad y aprovechar las oportunidades para establecer lazos con nuevos asociados mundiales que comparten su compromiso de luchar contra la pobreza.

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Mark Suzman es responsable de estrategia y presidente de Políticas Globales de la Fundación Bill & Melinda Gates.

Copyright: Project Syndicate, 2017. Traducción del inglés: Rocío L. Barrientos.

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