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Una fotografía de la isla de Reunión ilustra el falso ataque de un tiburón en Barcelona

Emergencias desmiente que una mujer haya sido despedazada por un escualo de cinco metros

Patricia R. Blanco
Imagen usada por la prensa para ilustrar en 2015 la muerte de un surfista por el ataque de un tiburón en la isla de Reunión. Es la fotografía que acompaña el bulo del falso ataque en Barcelona.
Imagen usada por la prensa para ilustrar en 2015 la muerte de un surfista por el ataque de un tiburón en la isla de Reunión. Es la fotografía que acompaña el bulo del falso ataque en Barcelona.YOUTUBE

El texto tiene poco más de 150 palabras pero bastan solo algunos términos para causar pavor: “tiburón de cinco metros”, “embestida brutal”, “mujer despedazada” y “playa catalana”. Si el mensaje se presenta con la cabecera de un diario respetable y se ilustra con una fotografía en la que tres hombres de uniforme transportan junto al mar lo que parece ser un cadáver cubierto con una sábana, la información adquiere a golpe de vista una impronta de realismo. Así es el bulo sobre el falso ataque de un tiburón a una mujer en la localidad barcelonesa de Premià de Mar que ha circulado en los últimos días por WhatsApp y Facebook y que ha sido desmentido por Emergencias de Cataluña.

La supuesta información, difundida con una cabecera robada del periódico La Vanguardia, está redactada sin una sola referencia temporal y sin citar fuentes oficiales, las primeras pistas de que el lector se encuentra ante una mentira que busca adquirir una dimensión viral. Pero no son los únicos detalles. Aunque de ser cierta la información no sería la primera vez que se avistan tiburones cerca de las costas catalanas, la probabilidad de que un escualo con una dimensión de cinco metros arribe tan cerca de estas playas y ataque a un bañista es escasa. Según la base de datos del Museo de Historia Natural de Florida, que recoge los ataques de tiburones confirmados en cualquier parte del mundo desde el año 1.580, hasta el pasado 23 de enero se han registrado en España seis ataques de escualos. Seis en 437 años.

Pero una simple observación de la fotografía que acompaña el mensaje desvela que el contenido es falso. Los uniformes de las personas que transportan el supuesto cuerpo despedazado de la mujer no se corresponden con los de ningún cuerpo policial o servicio de emergencias de España. De hecho, la fotografía ni siquiera fue tomada en España sino que es la imagen difundida en 2015 para ilustrar la muerte de un surfista de 13 años en la isla francesa de Reunión. Aunque el autor del bulo no ha prestado atención a los uniformes, sí se ha tomado la molestia de recortarla convenientemente para que no aparezca un cartel en el que se lee en francés “Baignade interdite” (prohibido el baño).

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Más allá del uso de expresiones del tipo “el tiburón parecía hambriento”, como si el autor del mensaje le hubiera mirado a los ojos y hubiera detectado sus ganas de comer, o de que el original escribe "embestida" con "v", el texto incurre en otro error. La falsa información narra que el tiburón no solo despedazó a una mujer sino que le arrancó una extremidad a su marido, que en el momento del supuesto ataque se encontraba con ella. Según el mensaje que ha circulado por redes sociales, fueron los “Mossos d’Esquadra” quienes lo llevaron a un hospital. En términos generales, son los servicios de emergencia quienes trasladan a los heridos en una ambulancia.

Y si, pese a todo, el receptor del mensaje sobre el falso ataque del tiburón alberga alguna duda, es fácil comprobar que “la bandera roja”, que indica que el baño está prohibido, no ondea en todo el Maresme y la Costa Brava, tal y como dice el bulo. Basta con consultar la página web de la Generalitat de Cataluña para conocer qué bandera hay en cada una de sus playas.

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Sobre la firma

Patricia R. Blanco
Periodista de EL PAÍS desde 2007, trabaja en la sección de Internacional. Está especializada en desinformación y en mundo árabe y musulmán. Es licenciada en Periodismo con Premio Extraordinario de Licenciatura y máster en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid.

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