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Al final el café 'hipster' no era el mejor

La ciencia encuentra el ingrediente insospechado que podría haber hecho de la moda cafetera una experiencia mucho más completa

A la larga lista de cosas que los hispters nos han intentado arruinar se le unía, recientemente, el café. Abominaciones como el Avolatte —un café con leche servido en una piel de aguacate— o la tendencia de añadir malvaviscos y colorante rosa a esta popular bebida son solo algunas de las desafortunadas creaciones que hemos tenido que aguantar, pero hay muchas más.

Se lo contábamos ayer por la tarde en el programa de BuenaVida en La cadena Ser. Marta Nebot, directora y presentadora del espacio en el que colabora con Marta del Valle, directora de la revista, nos contaron que, según el documental 1001 formas de tomar café, en España hay 39 formas de hacerlo. Además, charlaron con una de las personas que “probablemente más cafés ha servido en España”.

Mariano García es el dueño del Bar Donald, que está en el centro de Sevilla, al lado del hotel Colón, desde el año 73. Como explicó en la radio, pone unos 300 cafés al día y pese a que en sus tiempos no existían los hispter, ha presenciado maneras bastante originales de tomarlo como, por ejemplo, “con salpicón, mojando el langostino en el café y también con una tapa de queso por encima”.

Si esto le resulta chocante —prepárese— porque según contó Del Valle, “en el medio oeste americano lo toman con huevo. Mezclándolo, batido (incluso con cáscara) con el café molido. En los países anglosajones, en Navidad se toma el eggnog latte, café espresso con leche batida con huevo y azúcar. En Vietnam, con yema, azúcar y leche condensada. Algunos echan limón al café con hielo para darle frescor… Mantequilla y aceite de coco para darle untuosidad; puré de calabaza canela y clavo en otoño; y tónica: una mezcla de sabores dulce, amargo y ácido, que, dicen, funciona”.

Aunque no hace falta andarse con grandes inventos para conseguir elaborar el café perfecto. Basta con añadir una pizca de sal. Suena a locura hipster, pero puede resultar “una delicia”, según Del Valle. Lo corrobora un estudio publicado en Nature; si la echa en el café molido, antes de infusionar, reduce la amargura y potencia el sabor. Habrá que probarlo. Pero si tras leer este artículo le da por ponerse a hacer experimentos, sepa que hay tres cosas que mejor le valdría evitar: azúcar, alcohol y leche entera.

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