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Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez
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La doble perversión de los CIE de frontera

¿Por qué se priva de libertad a las personas extranjeras recién desembarcadas?

Llegada de personas de origen subsahariano, rescatadas de dos pateras por efectivos de Salvamento Marítimo, al puerto granadino de Motril.
Llegada de personas de origen subsahariano, rescatadas de dos pateras por efectivos de Salvamento Marítimo, al puerto granadino de Motril.Miguel Paquet (EFE)

La Frontera Sur española vuelve a ser noticia: entre enero y junio de 2017, 6.441 personas migrantes desembarcadas en costas españolas, 1.750 han entrado en Melilla y 1.240, en Ceuta. Son más de 9.500: un 65 por ciento del total de personas que entraron irregularmente en España en 2016. Visto así, frías cifras estadísticas. Son noticia las intervenciones de Salvamento Marítimo en el mar de Alborán y en el Estrecho: profesionales, impecables. La noticia llega hasta los puertos de Almería, Motril, Málaga y Tarifa: personas hambrientas, sedientas y ateridas, a las que atiende la Cruz Roja. O llega hasta las calles de Ceuta y Melilla: siguiendo a los jóvenes que claman "¡Boza!" camino del CETI. Fin de la noticia.

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Desaparecen del horizonte informativo las 72 horas en calabozos policiales, la tramitación de una autorización judicial de internamiento, que suele concederse, porque son personas que han entrado irregularmente, y no tienen arraigo ni domicilio. Y luego veintitantos días dentro de un CIE: para muchos, uno de los CIE de frontera, los que se levantan en Algeciras, Tarifa, Las Palmas y Tenerife. Días que pasan con extrema lentitud, sin ocupación alguna, fuera de unos exámenes médicos someros, alguna llamada telefónica a familiares o amigos, algún contacto con el personal de la Cruz Roja y, con suerte, breves visitas de miembros de oenegé. Por fuera, días que la administración emplea en gestionar la identificación de las personas, por si encuentran medio de devolverlas a sus países de origen. Para la mayoría, un 85 por ciento de las personas internadas en Algeciras y Tarifa, pasadas esas tres o cuatro semanas, llega la libertad… dentro de un limbo jurídico.

¿Por qué se priva de libertad a las personas extranjeras recién desembarcadas en las costas españolas, durante tres o cuatro semanas, en centros cuyas condiciones de habitabilidad son insuficientes, para luego ponerlos en libertad, arrojados a un largo limbo jurídico?

Esta es la gran cuestión que se plantea a la vista de las prácticas en los CIE de frontera, sobre todo los de Algeciras-Tarifa, Las Palmas y Tenerife. El Tribunal Constitucional fijó un margen muy estrecho para que el internamiento no esté viciado de inconstitucionalidad: que sea autorizado, con carácter excepcional, mediante resolución judicial motivada que controle el carácter imprescindible de la pérdida de libertad y permita al interesado presentar sus medios de defensa, y que tenga lugar en centros sin carácter penitenciario. En cambio, se autoriza el internamiento de las personas recién desembarcadas con mucha facilidad, sin que tengan las mismas oportunidades de defensa que las personas que se enfrentan a procedimientos de expulsión después de tiempo de residir en España. Se les encierra en centros que se asemejan a todo en las cárceles menos en la reglamentación de los derechos de los internos, desde los que se les liberará como se decía. Los CIE de frontera son doblemente perversos.

Es preciso pensar las insuficiencias, contradicciones y perversiones de la institución del internamiento y de los CIE. Y hay herramientas que ayudan. Desde el Servicio Jesuita a Migrantes, ofrecemos nuestro séptimo informe CIE, titulado 25,66. Media diaria de repatriaciones forzadas [PDF], plantea esta cuestión, entre otras. La doble perversión no se limita a la gratuidad del sufrimiento infligido a las personas internadas nada más llegadas a territorio español. También se da cuando las personas internadas se encuentran en otras situaciones de especial vulnerabilidad: mujeres (muchas, víctimas de trata), los 51 menores detectados, quienes solicitan protección internacional desde el CIE o quienes son internados a pesar de haber solicitado protección. La asociación Karibu ofrece una mirada crítica, y una reflexión pertinente, sobre lo que toca a El internamiento en el CIE de Madrid. Una mirada a África [PDF]. Ocho juristas eminentes, siete penalistas y un filósofo del Derecho, comparten su reflexión crítica sobre las Razones para el cierre de los CIE: del reformismo a la abolición [PDF]. No es una reflexión ociosa, no cuando se plantea la construcción de tres nuevos CIE, cuando lo que se necesita es otra cosa.

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