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Las parejas LGTB podrán adoptar en todo EE UU

Un tribunal pone fin a la normativa en Nebraska, último Estado del país que tenía vigente la prohibición de acoger niños para este colectivo

Carolina García
Una pareja se coge la mano con la bandera multicolor.
Una pareja se coge la mano con la bandera multicolor. Michael C Corder (AP

Nebraska ha dado un paso más hacia la igualdad entre heterosexuales y homosexuales en Estados Unidos. El pasado viernes, 7 de abril, el Tribunal Supremo de este Estado hizo historia tras sentenciar que las parejas LGTB (lesbianas, gais, transexuales y bisexuales) podrán adoptar hijos o ser tutores de niños acogidos por las autoridades. Nebraska era el último Estado en contar con la restricción, una ley formulada en 1995, por la que se prohibía que estas familias pudieran optar a este tipo de crianza. La normativa, ahora derogada, tenía el objetivo de que en nombre "del mejor interés para el niño" no se incluyera a las parejas LGBT entre los posibles padres adoptivos, explican diversos medios estadounidenses.

"Esta es una victoria para los niños y para las personas LGBT de Nebraska. Para miles de personas que viven en el Estado y miles de niños que necesitan ser ubicados con padres que les críen", comentó Danielle Conrad, directora ejecutiva de la filial en ese estado de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) en declaraciones escritas a EFE. "Esta victoria significa lo que el lema de Nebraska dice: Igualdad ante la ley. Esta frase hoy es más verdadera que ayer", añadió Conrad.

La demanda a juicio fue presentada por tres parejas LGTB contra las autoridades federales argumentando que esta ley iba en contra de las normativas vigentes sobre cómo tratar a las parejas de gais o lesbianas y de cómo se les estaba tratando de una manera diferente de las parejas heterosexuales en condiciones socioeconómicas similares. En resumen, que la normativa era inconstitucional.

En la primera vista, tras la denuncia, el primer magistrado encargado del caso dio la razón a las tres parejas. Sentencia que, en el paso siguiente apeló el Gobierno del Estado, alegando que la demanda no tenía peso, ya “que ellos, las parejas, nunca habían solicitado una adopción” y que "la regulación del Estado ya incluía ciertas excepciones para las personas LGTB”.

El caso finalmente llegó al Tribunal Supremo de Nebraska, quien ratificó el pasado viernes la decisión del primer magistrado, negando errores de procedimiento y ordenando la anulación completa de la ley. Los demandantes no deberán pagar tampoco los costes del juicio.

Por su parte, Leslie Cooper, del Proyecto LGBT-VIH de la ACLU, enfatizó que se había puesto fin a la era en la que los Estados, sin base alguna, consideraban a las personas LGBT como incapaces de ser padres. "Ya no se les negará innecesariamente a los niños, que viven al cuidado del estado, el acceso a familias cariñosas y que están disponibles", concluyó Cooper a EFE.

Lo sucedido en Nebraska es, de momento, el punto y seguido de una lucha por la igualdad que tan solo se empezó a materializar hace unos años. Todo comenzó con un simple gesto cuando, antes de la victoria de Barack Obama en noviembre de 2008, California daba un paso hacia la igualdad entre heterosexuales y homosexuales, permitiendo que estos pudieran casarse y formar una familia en su Estado. La alegría duró poco, ya que en noviembre de ese mismo año, la medida fue revocada, lo que provocó grandes movilizaciones por parte de la ciudadanía. California fue pionera y en los próximos años Estados como Vermont y Nueva York siguieron sus pasos. En 2012, ya eran siete los Estados que aprobaban estas uniones.

Fueron meses en los que mientras unos Estados aceptaban estas uniones, otros las prohibían con fervor, hasta que en mayo de ese mismo año, en plena campaña electoral para ser reelegido el presidente de EE UU Obama hizo una revelación en televisión sin precedentes. "Las parejas homosexuales deberían poder casarse", afirmó.

Desde esa declaración, cada vez fueron más Estados los que permitieron las uniones gais hasta que, en junio de 2013, el Supremo de EE UU declaró la igualdad de los matrimonios homosexuales. Dos históricas sentencias que consagraron los derechos de las parejas homosexuales y avanzaron la causa hacia la plena legalización. El Supremo declaró inconstitucional la ley que limitaba el matrimonio a la unión entre un hombre y una mujer, y rechazó la decisión del Estado de California de prohibir el matrimonio gay.

La decisión condujo, entre otras medidas, a que se le diera la residencia a un inmigrante gay casado con un estadounidense; que las parejas gais hicieran la declaración de impuestos conjunta; que en 2014 se extendieran los derechos de las parejas heterosexuales a las gais o que Obama prohibiera la discriminación laboral contra los homosexuales. Hasta que, finalmente, en 2015, el Tribunal Supremo de EE UU legalizó el matrimonio gay. En una sentencia histórica, los jueces dieron a las uniones homosexuales su mayor victoria en décadas, al reconocer la igualdad de derechos de las parejas entre personas del mismo sexo.

La Asociación Americana de Pediatría apoya la adopción gay

En 2013, la Asociación de Pediatría Americana hizo un alegato a favor de la adopción por parte de las parejas gais. Entre las razones que nombraron se citan las siguientes:

- Según los datos del censo de 2010 incluye que más de 600.000 familias están formadas por una o dos personas del mismo sexo. "Lo que quiere decir que al menos unos dos millones de niños son criados por estas familias".

- En toda la investigación realizada hasta el momento -23 estudios en 30 años- nunca se ha concluido que haya diferencias entre los niños criados por heterosexuales y aquellos cuyos padres son gais.

- Los estudios muestran que el bienestar de los pequeños tiene menos que ver con la sexualidad de sus padres que con la relación que mantengan con ellos, la seguridad que les trasmitan y que les ofrezcan un respaldo económico y social adecuado.

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Sobre la firma

Carolina García
La coordinadora y redactora de Mamas & Papas está especializada en temas de crianza, salud y psicología, y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Es autora de 'Más amor y menos química' (Aguilar) y 'Sesenta y tantos' (Ediciones CEAC). Es licenciada en Psicología, Máster en Psicooncología y Máster en Periodismo de EL PAÍS.

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