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Cumplir la misión de limpiar India

El estado de Kerala ha acabado con la defecación al aire libre en meses. Proyectos locales incluso consiguen la eliminación de residuos

Una india mira la bahía junto a una papelera cercana al Fuerte de Cochin durante la celebración de la bienal de arte.
Una india mira la bahía junto a una papelera cercana al Fuerte de Cochin durante la celebración de la bienal de arte.Ángel L. Martínez Cantera
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Alrededor de medio millón de visitantes locales e internacionales pasaron por la bienal de arte de Cochin, en el estado de Kerala, entre diciembre de 2016 y marzo de este año. Pocos se dieron cuenta de la ausencia de botellas de plástico con bebida en las instalaciones. La veintena de galerías, exposiciones, conciertos y espectáculos de danza solo ofrecían vasos de metal a los presentes, que los devolvían para su reciclado. La medida es una continuación de una serie de políticas iniciadas por la región de Kerala y destinadas a reducir los desechos en un país que genera más de la mitad del total mundial de residuos plásticos vertidos a los océanos. El estado sur de India se convierte en ejemplo de la limpieza que tanto han ansiado todos los gobiernos nacionales.

La falta de higiene en el gigante asiático es un problema precolonial. El saneamiento es más importante que la independencia política. La frase, atribuida a Gandhi, padre de la nación India, ha sido usada como motor de políticas nacionales —infructuosas hasta la fecha— desde que el país se emancipase del yugo británico hace medio siglo. La última de esas campañas fue anunciada hace dos años por el actual Gobierno con exhorbitantes cifras de inversión para construir 120 millones de retretes, entre otros proyectos. La misión Swachh Bharat —limpiar India en hindi— fijó para 2019 el objetivo último de acabar con la insalubridad y las enfermedades generadas por la defecación al aire libre, algo que más de 600 millones de indios —la mitad de la población— realizan diariamente según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, hasta la fecha, solo tres de los 29 estados del país han conseguido la meta fijada por el ambicioso plan.

En octubre de 2016, el Gobierno de Kerala declaró su estado zona libre de defecación a la intemperie, lo que supone la cobertura total de retretes en zonas rurales. Con la ratificación de las estadísticas de la Organización Nacional de Encuestas (NSSO), el estado al sur de India ocupa la segunda posición la clasificación de territorios en los que los hogares tienen acceso a letrinas. Kerala no es ni la única ni la primera de las regiones del país en conseguir la misión. Ya lo habían logrado con anterioridad los estados septentrionales de Himachal Pradesh y Sikkim. Sin embargo, y a diferencia de estos dos últimos, las particularidades geo-demográficas de Kerala le hacen ejemplo extrapolable al resto del país.

India genera más de la mitad del total mundial de residuos plásticos vertidos a los océanos

Los dos estados también declarados zona libre de defecación a la intemperie (Himachal Pradesh y Sikkim) son regiones montañosas y aisladas con una población comparativamente pequeña en relación con sus dimensiones. Mientras que tanto la orografía como los índices demográficos de Kerala guardan más similitudes con estas características a escala nacional. Al igual que en el resto del país, el estado sur de India cuenta con zonas montañosas, selváticas y de litoral; lo que condiciona el acceso a infraestructuras. Más importante aún, la densidad de población de Kerala (860 personas por kilómetro cuadrado) es mucho mayor que la de los otros estados y duplica la nacional (382 personas por kilómetro cuadrado). "Estos condicionantes nos han favorecido y perjudicado al mismo tiempo. En zonas urbanas con alta densidad de población, la construcción de retretes ha sido más sencilla porque las casas están cercanas a las carreteras y entre sí. Pero en zonas remotas la situación se complica por la lejanía entre comunidades", explica la doctora K. Vasuki, directora ejecutiva de Suchitwa Mission; la organización del Gobierno de Kerala encargada del saneamiento de la región.

Según los datos proporcionados por esta institución, homóloga de la nacional, en solo cuatro meses de campaña regional ha conseguido construir cerca de 175.000 retretes en cerca de mil pueblos y aldeas remotas de Kerala con una inversión de 2.725 millones de rupias (38,7 millones de euros). La propia Vasuki cuenta que el éxito de la campaña no solo se debe a la participación del Gobierno estatal, sino a la importante labor de los agentes sociales: "ONG participaron activamente la distribución de retretes en 70 de todas las aldeas, así como voluntarios y estudiantes de colegios […] Empresas privadas apoyaron la construcción de las letrinas con programas de Responsabilidad Social Corporativa (RSC), y algunas hasta aprobaron financiación directa". La directora de la campaña también subraya el papel fundamental de organizaciones de mujeres implicadas en la instalación de retretes en determinadas áreas urbanas.

Más de 600 millones de indios defecan al aire libre

Sin embargo, las autoridades estatales saben que no todos los problemas de limpieza están resueltos con la consecución de la condición de zona libre de defecación a la intemperie. El vertido de los desechos, especialmente los de envases y plásticos, sigue siendo un problema difícil de atajar en una sociedad acostumbrada a arrojar desperdicios en los espacios públicos. Por parte de Suchitwa Mission, el principal objetivo a medio plazo es la inversión y promoción de sistemas de tratamientos de residuos; en lo que algunos proyectos estatales también son vanguardistas.

¿Tratar o eliminar los residuos?

"El Gobierno de Kerala está cambiando el enfoque, centrándose en la eliminación de residuos. El tratamiento de desechos no es una solución porque solo cambia el lugar de los desperdicios. Desde un punto de vista holístico, eso no es limpieza. Eso solo es mover los residuos de un lugar a otro", describe Manoj Pelican, de 47 años y director del proyecto que lleva su apellido. Pelican es una organización con base en Cochin centrada en la creación de soluciones —desde tratamientos bioquímicos hasta participación comunitaria— para el tratamiento y eliminación de residuos.

Desde la puerta de uno de sus proyectos más exitosos, la primera comunidad en India que no genera residuos, Manoj explica cómo actuar a escala local: "Cada metro cuadrado de una edificación produce un kilo de CO2. Antes, Kerala era toda selvática, pero mientras los edificios sigan ahí, nada crecerá en ese suelo y solo tendremos CO2. ¿La solución?: hacer abonos, llevarlos a las terrazas, cultivar jardines y reducir las emisiones de carbono". Manoj señala a la puerta de la pequeña tienda abierta a la entrada de este vecindario de 150 hogares. Allí, los alimentos son almacenados en contenedores de plástico para los vecinos; quienes, a su vez, recogen en contenedores o bolsas de papel reciclado. El modelo micro-emprendedor Beyond the bins [Más allá de las papeleras] es un oasis de limpieza urbana en el que el vecindario tiene un 45% de margen de beneficios. "Los niños de la comunidad son la herramienta de comunicación de ideas. Participan en todas las actividades y transmitirán este modelo medioambiental a otras generaciones", describe, ambicioso, Manoj.

En solo cuatro meses de campaña regional se ha conseguido construir cerca de 175.000 retretes en cerca de mil pueblos y aldeas remotas de Kerala

El pequeño proyecto comunitario de Cochin fue el primero en obtener el Certificado de Protocolo Verde, modelo que acredita el impacto medioambiental y que se ha implantado recientemente en el resto del estado. "Teníamos que confirmar que nuestro sistema era eficiente. Así que lo probamos en los Juegos Nacionales, que es el evento deportivo más numeroso en India y que se celebró en Kerala en 2015", cuenta Manoj. El protocolo verde de actuación se practicó con éxito en un evento deportivo que acogió a 100.000 personas diarias. En vez de las habituales botellas, vasos o cubiertos de plástico o papel; los organizadores distribuyeron cubertería reciclable. El estadio y sus alrededores permanecieron limpios durante las semanas que duró la competición. "Tuvimos presiones de empresas privadas […] Se canceló un presupuesto de 60 millones de rupias [851.000 euros] en contratos con compañías de envasado y refrescos. Recibimos llamadas amenazándonos, pero nosotros respondimos diciendo que lo haríamos público en prensa. Ahí acabó todo", relata Manoj, quien no considera que aquello fuese una batalla entre David y Goliat. "No es una batalla entre ellos y nosotros. Se darán cuenta de que es una cuestión de todos para todos. El beneficio será mutuo y global".

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