Excepción
Los Gobiernos de España deberían potenciar la cultura al máximo, en lugar de penalizarla
La bajada del IVA cultural para los espectáculos en directo es, sin duda, una buena noticia. Si hay que agradecérsela a Ciudadanos, que cuenten con mi gratitud. Me interesa más indagar, sin embargo, en la excepción de una rebaja que, al limitarse a los espectáculos en directo, penaliza de una forma expresa al cine español, objeto tradicional de los exabruptos que el ministro Montoro acostumbra a lanzar desde el banco azul. La presunta indiferencia que el cine nacional generaba en los espectadores de este país ya es un mito. En los últimos años, películas españolas de todos los géneros se han convertido en los taquillazos de cada temporada. La mala calidad que se les atribuía es ya, más que un mito, una falsedad manifiesta. Pero lo más importante de todo esto es que el cine de un país, como su literatura, su teatro o su música, resulta una herramienta esencial para consolidar una identidad nacional. Y si hace falta algo en España, ahora mismo, son esa clase de herramientas, si de algo estamos huérfanos los españoles del siglo XXI es de señas de identidad. La cultura de un país es su verdadera marca, y la hostilidad con la que el Gobierno del PP trata a la española me parece una torpeza incomprensible. Porque cada presidente que llega a La Moncloa recibe un regalo valiosísimo que le sale gratis, y no es ni más ni menos que la lengua en la que su madre le enseñó a hablar. Ese don precioso basta para asegurar una presencia potencial, una relevancia internacional, que está al alcance de muy pocos políticos en el mundo. Aunque sólo fuera por un cálculo egoísta, los Gobiernos de España deberían potenciar la cultura al máximo, en lugar de penalizarla. El cine español no se merece esto. Sus espectadores, tampoco nos lo merecemos.
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