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¿Y si #cierraUNICEF?

La organización lanza una campaña en positivo para destacar que es posible lograr un mundo en el que no sea necesaria su existencia porque los derechos de los niños estén cumplidos

Alejandra Agudo
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Todo empezó con un solo tuit. Dos palabras. Un hashtag. #CierraUNICEF abrió hace dos días un encendido debate en las redes sociales sobre las causas, los efectos, el drama o la pertinencia de que cerrara la agencia de la ONU encargada de la protección de la infancia. Y si alguien trataba de acceder a su pagina web en España saltaba un mensaje de error. Este jueves, el comité español de Unicef, creador de la campaña, ha explicado el por qué de aquel mensaje y la repentina caída de su sitio en Internet. Lo ha hecho en un evento en su sede (bien abierta) este jueves al que han asistido el jugador de baloncesto Felipe Reyes y el actor Eduardo Noriega.

"El día que acabemos con la mortalidad infantil, que todos los niños tengan acceso a una educación y sanidad dignas, que todos ellos estén protegidos frente a los abusos y la explotación, cuando estén garantizados sus derechos en cualquier rincón del planeta, ese día Unicef cerrará, porque nuestra labor ya no será necesaria y el mundo será mucho mejor". Con estas palabras resume la organización su iniciativa para alentar a los donantes a seguir contribuyendo porque quieren cumplir el sueño de acabar su misión. Aunque todavía no es posible.

"Me entusiasmó el punto de vista. Que fuera posible que cerrara Unicef porque ya no fuera necesario. Pero las noticias nos dicen lo contrario: la guerra en Siria, la hambruna en Sudán del Sur... Pero tenemos que pensar que es posible que ocurriese porque también se han producido grandes logros como la erradicación de la polio en India", ha dicho Noriega en su intervención. El actor apoya a diferentes organizaciones relacionadas con la infancia como la asociación Actays para la investigación de una enfermedad rara, el Tay-Sachs, que afecta a los niños, y desde hace un año es Amigo de Unicef. Su implicación por los más pequeños tiene una explicación: "Ninguna sociedad puede mirar al futuro si la infancia no tiene sus derechos cumplidos".

Felipe Reyes y Eduardo Noriega junto a Javier Martos, director ejecutivo del comité español de Unicef.
Felipe Reyes y Eduardo Noriega junto a Javier Martos, director ejecutivo del comité español de Unicef.

Por su parte, Reyes ha apuntado que el hecho de ser padre —su segundo hijo nació apenas hace dos semanas— le ha hecho ser "más sensible". "Me afecta mucho lo que les ocurre a los niños", ha asegurado. Por eso, desea que cierre Unicef. "Lo siento mucho por los que trabajáis aquí", ha bromeado frente a la prensa y los empleados ataviados con camisetas con el hashtag.

En ello, en que el organismo pueda dar por terminada su tarea, está Jorge Caravotta. El cooperante se encuentra en Nigeria tratando de replicar allí el modelo con el que se logró acabar con la polio en India. "Se consiguió gracias a la movilización de más de 20.000 voluntarios en terreno, sobre todo en Uttar Pradesh", ha recordado en su intervención por videoconferencia desde el país africano. Ticiana García-Tapia, especialista en desarrollo juvenil del organismo en Indonesia, ha expuesto otro ejemplo de éxito y esperanza. En este caso, para erradicar la malaria. "Sabang fue declarado libre de la enfermedad en 2011. Y este año, aplicando el modelo de intervención, otros 18 distritos también se han librado", ha detallado. 

Pese a que muchos creyeron que era verdad, que la organización cesaba su actividad, todavía no puede. Numerosos son los avances, pero tantos más son lo retos. Y necesita fondos. La neumonía, primera causa de mortalidad infantil, se cobra la vida de 2.500 niños cada día, y otros 800 fallecen diariamente por malaria. Además, 159 millones de menores de cinco años padecen desnutrición crónica, en gran medida por la falta de alimentos suficientes y de calidad, pero también por las continuas diarreas al beber agua contaminada, ya que 663 millones de personas no tienen acceso a agua limpia. Estos son apenas un puñado de datos de la magnitud de los desafíos.

Noriega cree que la situación de los refugiados y la hambruna en Sudán del Sur son buen ejemplo de ello. "Y una vacuna o una mochila para ir al cole pueden significar una gran diferencia en la vida de los críos. Cosas que aquí no tienen apenas valor. No cuesta tanto ayudar", apostilla. Reconoce que todavía no ha visto el trabajo de Unicef en terreno, pero su carrera le ha llevado, entre otros lugares, a poblados de pescadores en Madagascar. "Me llamó la atención la generosidad de los niños. Si le dabas a uno un poco de chocolate, su primer gesto era partirlo y darle un trozo a los que hubiera a su lado", recuerda. Mientras tanto, en occidente, "la sociedad no es plenamente consciente de lo que es huir del horror con tu familia. Y Sudán del Sur está olvidado", critica el actor.

Reyes y Noriega son las caras visibles de la campaña, pero detrás de ella están José Gamo e Iván de Dios, publicistas de J Walter Thompson. "Hemos buscado una manera diferente de captación, dado que la gente, por abundancia de ONG, la crisis u otros motivos, deja de donar", detalla de Dios. Y decidieron crear "una utopía", añade. "Con el hashtag hemos conseguido generar debate y estamos muy contentos de ello", celebra Gamo. Los comentarios que suscitó lo que muchos entendieron como un anuncio real fueron mayoritariamente de indignación. Frente al sueño de que Unicef cerrara porque ya no es necesario, bastantes internautas interpretaron que la falta de fondos, y no la ausencia de misión, era la causa detrás de tal (falsa) decisión y especularon sobre los efectos de la desaparición. ¿Qué pasaría si #cierraUNICEF?

Sobre la firma

Alejandra Agudo
Reportera de EL PAÍS especializada en desarrollo sostenible (derechos de las mujeres y pobreza extrema), ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Miembro de la Junta Directiva de Reporteros Sin Fronteras. Antes trabajó en la radio, revistas de información local, económica y el Tercer Sector. Licenciada en periodismo por la UCM

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