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MUJERES MATEMÁTICAS

Diez mujeres matemáticas de antes y ahora

En el Día Internacional de la Mujer hablamos sobre algunas de las mejores especialistas de la historia

A lo largo de la historia, la mujer ha sido marginada y ninguneada tanto en matemáticas como en otras muchas disciplinas por el mero hecho de ser mujer. Centrándonos en matemáticas, esto conlleva que el trabajo realizado por muchas de ellas dentro de esta rama no sea muy conocido por el gran público. Por ello, y aprovechando que hoy 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer, vamos a honrar a todas las mujeres recordando a algunas de las mejores matemáticas de ayer y de hoy.

A pesar de las dificultades que se encontraban las mujeres para dedicarse a las matemáticas, no han sido pocas las que han realizado aportaciones interesantes a esta ciencia. En lo que sigue, vamos a destacar a algunas de ellas mediante una breve reseña bibliográfica.

Hipatia de Alejandría

La primera mujer matemática de la que se tienen datos relativamente fiables. Nacida a mediados del siglo III, destacó principalmente en filosofía (disciplina de la cual enseñaba en su propia casa) y en matemáticas y astronomía. Aunque sus obras no se conservan, se sabe de ellas por algunos de sus discípulos. Gracias a ellos, conocemos que realizó sendos comentarios de la Aritmética de Diofanto y de las Secciones Cónicas de Apolonio. También se cree que colaboró con su padre en una revisión de los Elementos de Euclides.

Asesinada por, al parecer, motivos políticos y religiosos, Hipatia es relativamente conocida en la actualidad por el público en general gracias, en gran parte, por Ágora, película de Alejandro Amenábar cuya protagonista era esta matemática griega.

Sophie Germain

Matemática francesa nacida en 1776 que comenzó a interesarse por esta ciencia casi de casualidad. Según se cuenta, en la época de la Revolución Francesa se vivía un ambiente tan convulso que Sophie no podía salir de casa, por lo que leía libros de la biblioteca de su padre por puro entretenimiento. Gracias a uno de ellos conoció a Arquímedes, y su historia le llevó a seguir leyendo libros de matemáticas.

Sophie Germain fue una matemática autodidacta, y la forma que utilizó para difundir sus trabajos fue la correspondencia con otros matemáticos, algunos tan importantes como Joseph-Louis Lagrange y Carl Friedrich Gauss. Preocupada por el hecho de que pudieran no tomarla en serio por el hecho de ser mujer, en ambos casos lo hizo utilizando Monsieur LeBlanc como seudónimo. Tanto Lagrange como Gauss acabaron sabiendo que Monsieur LeBlanc era en realidad una mujer, pero a ninguno de ellos le importó lo más mínimo (en el buen sentido, se entiende).

Respecto a sus aportaciones a las matemáticas, Germain se dedicó principalmente a la teoría de números. Son importantes sus aportaciones sobre el último teorema de Fermat y sobre los números primos (de hecho, hay un tipo de números primos que se denomina primos de Germain). También es interesante destacar que, en geometría, introdujo el concepto de curvatura media de una superficie.

Maria Gaetana Agnesi

La mayoría de la gente que ha leído o escuchado alguna vez este nombre, lo asocia a una curva denominada bruja de Agnesi. Y no es extraño, ya que ésta es la aportación más conocida de Maria Gaetana Agnesi a las matemáticas, pero ni mucho menos es lo único destacable de esta matemática italiana.

Maria Gaetana Agnesi
Maria Gaetana Agnesi

Fue una niña prodigio: desde muy pequeña era capaz de comunicarse en varios idiomas y también de mantener profundas conversaciones filosóficas y científicas. Y en lo que se refiere a sus aportaciones, la principal es, posiblemente, la obra Instituzioni, un tratado sobre cálculo diferencial e integral escrito con una gran claridad con el que consiguió casar los dos puntos de vista por excelencia del cálculo: el de Newton y el de Leibniz.

La curva a la que nos referíamos antes lleva el apellido “Agnesi” porque ella la estudió en esta obra, aunque no fue la primera que la estudió. El sobrenombre de “bruja” se le añadió a la curva por un error de traducción.

Sofia Kovalevskaya

Nacida en Moscú en 1850 y gran defensora de los derechos de las mujeres (particularmente, del derecho a la educación), las habilidades matemáticas de Sofia se manifestaron desde su infancia. Esto conllevó que, a pesar de la reticencia inicial de su padre, se formara en matemáticas, llegando a ser la primera mujer que obtuvo una plaza de profesora universitaria en Europa (en Suecia concretamente). A pesar de esto, es importante destacar que tuvo muchísimas dificultades para desarrollar su vida académica por su condición de mujer.

En lo que se refiere a sus aportaciones matemáticas, las más importantes están relacionadas con las ecuaciones diferenciales. También desarrolló trabajos relacionados con los anillos de Saturno y sobre propagación de la luz. Consiguió el prestigioso Premio Bordin, de la Academia de Ciencias de París, con el trabajo Sobre el problema de la rotación de un cuerpo alrededor de un punto fijo.

Emmy Noether

Aunque parte de su carrera la desarrolló en Estados Unidos, Emmy Noether nació en Alemania a finales del siglo XIX (tuvo que emigrar en la época de Hitler por su condición de judía). Realizó grandes aportaciones a las matemáticas y la física, a pesar de las cuales no llegó a conseguir un puesto acorde a sus méritos.

El álgebra moderna le debe muchísimo a Emmy Noether. Fue una de las personas que comenzó el álgebra abstracta con diversos estudios y trabajos muy novedosos relacionados con grupos, módulos o la teoría de ideales de un anillo (por ello, algunos objetos matemáticos relacionados con estas ramas llevan el apellido noetheriano). Posiblemente, el resultado más importante al que llegó fue el ahora conocido como teorema de Noether, muy importante en física teórica.

Julia Robinson

Julia Robinson
Julia Robinson

Esta matemática estadounidense, nacida en 1919, es una de las grandes matemáticas del siglo XX. Fue la primera mujer miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos y también la primera mujer que fue presidenta de la American Mathematical Society.

Las aportaciones de Julia Robinson se centran en las ecuaciones diofánticas. Su trabajo fue fundamental para que Yuri Matiyasevich acabara dando respuesta al décimo problema de la lista de Hilbert.

Mary Cartwright

El año 1900 ve nacer a la matemática inglesa Mary Cartwright. Interesada durante toda su vida por la historia, decidió estudiar matemáticas, siendo una de las cinco mujeres de su facultad en aquella época. Se doctoró nada menos que con G. H. Hardy como director, y tuvo una fructífera colaboración con J. E. Littlewood, junto al que realizó aportaciones en el campo de las ecuaciones diferenciales esenciales en el desarrollo de la radio y el radar.

El conocido como teorema de Cartwright, sobre máximos de funciones, resultó fundamental para el estudio de funciones relacionadas con fractales. Fue la primera mujer en conseguir la medalla Sylvester, la primera en ser miembro de la Royal Society y también la primera mujer que fue presidenta de la London Mathematical Society.

Katherine Johnson (y demás “Figuras Ocultas”)

La aeronáutica le debe mucho a esta matemática afroamericana nacida en 1918. Contratada por la NASA, su tremenda exactitud en los cálculos le permitió calcular la trayectoria del viaje del Apolo 11 a la Luna en 1969.

Katherine, que ingresó en la universidad con 15 años y se graduó summa cum laude con 18 (casi nada), ha recibido durante su vida multitud de premios y honores, y su trabajo en la NASA fue fundamental para los logros alcanzados en la carrera espacial en aquella época. En los últimos tiempos, tanto ella como otras matemáticas afroamericanas que trabajaron para la NASA se han dado a conocer más entre el gran público gracias a la película Figuras Ocultas.

María Wonenburger

María, gallega de nacimiento, es una de las grandes matemáticas españolas de la historia. Nacida en 1927, obtiene su Licenciatura en Matemáticas en la Universidad Central de Madrid (actual Complutense) en 1950. En 1953 recibe una beca Fullbright (era la primera generación de las mismas) que le permite hacer un doctorado en Yale.

Su carrera matemática se desarrolla principalmente en Estados Unidos y Canadá, y sus aportaciones se centran en teoría de grupos y en álgebras de Lie. Podéis leer algo más sobre María, fallecida en 2014, en María Wonenburger, una excelente matemática que ilumina nuevos tiempos.

Maryam Mirzakhani

Esta matemática iraní pasa por ser nada menos que la primera mujer en conseguir la medalla Fields (en 2014), una de las mayores distinciones que puede recibir un matemático, por sus contribuciones al estudio de los espacios de moduli de las superficies de Riemann.

Maryam Mirzakhani (derecha) recibiendo la medalla Fields
Maryam Mirzakhani (derecha) recibiendo la medalla Fields

Maryam realizó su doctorado en Harvard, y ha sido investigadora del Clay Mathematics Institute y de la Universidad de Princeton. Aparte de lo comentado en el párrafo anterior, el trabajo de Mirzakhani se centra principalmente en geometría hiperbólica, teoría ergódica, geometría simpléctica y espacios de Teichmüller.

En 2014, El País se hacía eco en este artículo de la consecución de la medalla Fields por parte de Mirzakhani.

Es evidente que me he dejado a muchas en el tintero, algunas de hace algún tiempo como Émilie du Châtelet, Grace Young o Grace Murray Hopper y otras actuales como Ingrid Daubechies, Marta Sanz-Solé o Isabel Fernández (primera española invitada a dar una conferencia en un Congreso Internacional de Matemáticos, en 2006, con la que tuve la suerte de compartir años de universidad). Y muchas otras que omito, ya sea por olvido, desconocimiento o con intención. Y ahora es cuando os pido que entréis en el enriquecimiento de este artículo presentándonos mujeres matemáticas que no hayan sido nombradas aquí y, si es posible, que nos contéis algo sobre ellas. Con vuestras aportaciones seguro que podremos construir una gran historia que, como decía al principio, sirva para honrar a las mujeres en su día.

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