“Un PSOE más PSOE”
La retórica que consiste en ofrecer muchas palabras pero poca información


Algunos vocablos transmiten conceptos abstractos con valor universal: justicia, democracia, avanzar, seguridad, impulsar, futuro, bienestar, igualdad… Son las grandes palabras en cuyo interior caben las ideas que cada uno de nosotros nos hayamos formado de sus significados, a menudo discrepantes. Qué se dice exactamente al pronunciar “democracia”, “igualdad”, “justicia”…, nunca se sabe. Porque hay quien cuestiona la democracia de nuestra democracia, quien pide más igualdad que la igualdad vigente y quien reclama justicia tras haberse impartido ésta.
Sin embargo, estas grandes palabras suelen conseguir el asentimiento general cuando se avientan en la plaza pública. Precisamente por eso: porque proyectamos sobre ellas nuestra propia idea de lo que significan. Si no median un hecho concreto o un acto analítico posterior, aceptamos como válidas esas proclamas y tendemos a compartirlas.
En una frase como “tu trabajo ha sido estupendo”, ¿qué significa realmente “estupendo”? El grado de satisfacción que anida en el emisor puede descodificarse erróneamente en el del receptor, para agrandarlo o para achicarlo; porque se trata de un adjetivo grande, igual que “formidable”, “magnífico” o “importante”.
La historia del mundo nos muestra algunos especialistas (de todas las ideologías) en el lenguaje de las grandes palabras. No citaremos aquí sus apellidos para evitar equiparaciones ajenas a la voluntad del arriba firmante. Pero la técnica permanece.
En general, la retórica de esas peroratas consiste en ofrecer muchas palabras pero poca información. Grandes ideas que no se complementan con detalles y concreciones, quizá porque en los detalles y la aplicación real de las ideas es donde suelen surgir las diferencias.
En mi visión subjetiva y de ninguna manera científica, creo que la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, destaca por acudir con frecuencia a este recurso discursivo, sobre todo cuando habla del PSOE. Veamos algunas de sus declaraciones:
“No tenemos derecho a estar agachados y nos vamos a levantar”. “Tenemos que salir fortalecidos en un proyecto ganador que una a los socialistas y que sea un proyecto autónomo, sin complejos, dispuesto a recuperar la confianza”. "Un proyecto potente, sensible y fuerte al mismo tiempo para hacer frente a las dificultades que afrontan los ciudadanos”. “Hay que levantar la voz y que los Parlamentos regionales sean un instrumento de cercanía para que los ciudadanos vuelvan a recuperar la confianza y credibilidad en las instituciones”.
“Vamos a hacer juntos el mismo camino, vamos a correr la misma suerte y compartir un mismo fin”. “Hay que pasar página y tener un punto de inflexión para abandonar las derrotas electorales porque necesitamos al PSOE más PSOE que nunca, que garantice que vamos a vivir mejor y con más igualdad”. “Tenemos que recuperar un PSOE ganador”.
Esas soflamas de solicitación del asentimiento me suelen recordar a la arenga de nuestro técnico en el equipo juvenil de fútbol, quien nos colmaba con palabras de ánimo que solían terminar y resumirse en un consejo infalible, de difícil discusión y que nos reforzaba la fe en el entrenador sin posibilidad de quebranto: “Ya sabéis, chavales: a sudar la camiseta y a marcar un gol más que el contrario”.
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