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Tentaciones
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Los actores de Trainspotting 2 nos cuentan cómo es pasar de la heroína a la vejez

Entrevistamos en Londres a Ewan McGregor y todo el reparto de T2 Trainspotting. La secuela de la icónica película de los 90 que marcó a varias generaciones se estrena hoy en España

Batallita: hace años, en un viajé exprés a Edimburgo, me topé de bruces con Ewen Bremmer (Spud en Trainspotting). Hasta ahí todo bien. Lo disparatado es que yo salía de una tienda Fopp donde me acababa de comprar el DVD de The acid House, basado en los relatos de Irvine Welsh y en el que justamente aparece Bremner interpretando a Coco Bryce, un ravero que se convierte en bebé.

Aquel afortunado y casual encuentro tuvo lugar en medio de la empinada Cockburn Street, por la que él y el resto del reparto original de la mítica cinta de Danny Boyle corren ahora de nuevo en T2 Trainspotting, la esperada secuela del clásico de los 90 que se acaba de estrenar en España. Estoy en Londres para entrevistar a sus compañeros de reparto Ewan McGregor, Robert Carlyle y Jonny Lee Miller. Y también a Boyle. Un encuentro de viejos amigos que, como se subraya en la película, corre el riesgo de ser patético.

Como las fiestas de antiguos alumnos. Como ese tipo al que no ves desde el Erasmus y te invita a su 40 cumpleaños. Como la mayoría de segundas partes. En la sala están McGregor con un sombrero imposible, Lee Miller que ha cambiado su pelo decolorado por una alopecia galopante y un Carlyle sin mullet, con fantástico acento cerrado y expresión lozana sustituyendo a la de lunático violento de su personaje. Boyle, a quien le debemos que los haya juntado para dirigirles veinte años después, parece estar especialmente excitado con este regreso, revival o acontecimiento cinematográfico con mayúsculas.

"El primer guión no estaba a la altura, ni siquiera se lo envié a los actores. más me valía no hacer una mierda" Danny boyle

Más relajado que él, un tatuadísimo Lee Miller se emociona al recordar el reencuentro. "Cada uno vivimos en un sitio diferente y no nos hemos visto mucho, la verdad. Fue fantástico reencontrarnos. Pensábamos que quizá nos costaría volver a congeniar como entonces, pero no fue así", confiesa. Guarda un cariño especial a la escena que rodaron en el paraje natural de Corrour: "Es una de las pocas localizaciones de la primera película que repetimos y, cuando estábamos los cuatro en la colina, uno de los técnicos sacó de su cartera fotos antiguas del primer rodaje en las que parecíamos bebés. Fue genial recrear aquel instante".

De yonquis escuálidos a cuarentones pitopaúsicos

Este enclave de las Highlands escocesas, que fue en su día testigo de una escapada al campo de cuatro yonquis escuálidos, es ahora una metáfora de la pérdida y la torpeza al envejecer, ilustrando a la perfección el mensaje principal de la película. El motivo por el que viajan en tren hasta allí ahora que son cuarentones es mucho más triste y menos recreativo que el que les motivó en la cinta de 1996. "Cuando John (Hodge) escribió el guión atravesaba una crisis de salud y la nueva versión del discurso de 'elige la vida' viene directamente de él, de mandarlo todo a la mierda y escribir lo primero que le vino a la cabeza, reflejar lo que él sentía a su edad", aclara Boyle.

"Elige la vida. Elige Facebook, Twitter, Instagram y confía en que a alguien, en alguna parte, le importe. Elige tu futuro. Elige los reality shows, llamar putas a las mujeres, difundir imágenes íntimas. Elige un trabajo basura a dos horas de camino. Y lo mismo para tus hijos, pero peor". Es parte del apasionado monólogo de Mark Renton a Veronika, la novia de su amigo Simon 'Sick boy', a quien traicionó robando su parte del botín y huyendo después a Ámsterdam. "Para mí fue como recitar un poema, es un texto valioso, como una pieza literaria preciosa. Cuando tuve que grabar solo una parte para el off del tráiler se me hizo raro, le faltaba algo", sentencia McGregor.

Menos bonita es su relación correcaminos-coyote con Francis 'Begbie' (Carlyle), el único de aquella pandilla de macarras de clase obrera que no consumía drogas, capaz de montar una pelea de bar en cuestión de segundos y perseguirte en mocasines con una erección de viagra. "Carlyle me da miedo, claro, ¿no has visto cómo se pone? Es imposible estar delante de él y que no te afecte", reconoce McGregor. El propio Carlyle explica que es tal la rabia que le exige este psicópata con bigote que se la llevaba consigo fuera del set. "Intentaba calmarme pero no del todo, para no tener que empezar de cero al día siguiente. Por suerte, esos días estaba lejos de mi familia".

T2: TRAINSPOTTING: Jonny Lee Miller, Ewan McGregor.
T2: TRAINSPOTTING: Jonny Lee Miller, Ewan McGregor.

El sexagenario actor, que asegura que todavía algunos le miran atemorizados por la calle, fue capaz de conectar con un ser tan impulsivo y alejado de él a través de la paternidad. "Begbie acaba en el único lugar en el que puede acabar: la cárcel. Tener tres hijos me ayudó a pensar cómo sería estar sin ellos, perder el contacto, que ellos no te entiendan a ti ni tú a ellos". Esta vez, "en lugar de basar mi trabajo en la observación o en imitar a personas de mi entorno que son agresivas como él, como hice de joven, trabajé desde lo físico, buscando esa forma de moverse que solo tienen los tipos violentos, esa danza…".

En T2 Trainspotting no hay bailes pero sí un número musical extraño, mucha cocaína, selfies con filtros graciosos, vómito en una bolsa de plástico asfixiante, allanamientos de morada, un póster de los Lurkers, sexo con prótesis, chantajes, tarugos patriotas rapados, señores en torsos, papel de pared con trenes antiguos, George Best, blocks y suburbios, armas de fuego, una nota de suicidio, heroína de boca en boca, emprendedores montando burdeles, billares… y, cómo no, el obligado cameo de Irvine Welsh, autor de Porno, novela en la que se basa el filme.

¿Sabías que ha pasado el mismo tiempo desde el estreno de Trainspotting hasta la actualidad que desde el estreno de Trainspotting hasta la muerte de Franco? ¿Cómo te hace sentir este dato? Probablemente como un anciano que renuncia a serlo, al igual que los protagonistas del filme, que han pasado de cafres entrañables a adultos con su kit de neuras y pitopausias, pero incapaces de madurar. Ewan McGregor, a pesar de estar casado y ser padre de cuatro hijas, reconoce "ese sentimiento de verte en mitad de los cuarenta y mirar a la juventud como algo que no sucedió hace tanto tiempo, añorando la falta de responsabilidades. Creo que es algo que nos pasa a todos".

Ajena a la expectación que genera esta continuación de Trainspotting en quienes tuvieron el póster colgado en su piso de estudiantes, la hija mayor de McGregor, Clara, apenas había nacido cuando se estrenó. Y, a pesar de ello, "de momento, lo que me han dicho ella y sus amigos es que no es necesario formar parte de aquella generación para disfrutarla". En su opinión, "es posible que esa inocencia les haga estar más abiertos mientras que los fans tienen un recuerdo muy personal que nos exige estar a la altura, aunque al final la única opción es olvidarte de esa presión y simplemente actuar lo mejor que puedas".

"Verte en mitad de los 40 y añorar la falta de responsabilidades es algo que nos pasa a todos" Ewan McGregor

Boyle también sintió ese peso sobre sus hombros y se repetía a sí mismo "más me vale no hacer una mierda". Lo intentó diez años antes, "pero el guión no estaba a la altura, ni siquiera se lo envié a los actores. Hasta que un día nos sentamos a leer la nueva versión y todos dijeron que sí y acordaron, además, cobrar todos lo mismo". Tanto hablar de la vejez y cambio generacional, me pregunto cómo ha sido la evolución del director de la oscarizada Slumdog millionaire. "Un director no mejora con el tiempo, simplemente adquieres ciertas habilidades que pueden jugar en tu contra porque son trucos que te vuelven manipulador".

Chao heroína, hola running

Estamos frente a cuatro padres de familia que seguramente no sepan ni a cuánto está el gramo de heroína ni dónde conseguirla pero, si Renton se pasó del caballo al running, también ellos habrán cambiado las adicciones de sus tiempos mozos por otras nuevas. Nadie responde. Solo Jonny Lee Miller, tras una pausa que sugiere o bromea con que no ha dejado atrás todas las sustancias, se lanza: "Ahora estoy enganchado al muay thai, al jiu-jitsu y a mi hijo". Se atreve también a enumerar los aspectos del vengativo 'Sick boy' con los que se identifica: "El sentimiento de desesperación, frustación y la rabia… ah, y la decepción".

T2: TRAINSPOTTING: De izquierda a derecha, Ewen Bremner, Ewan McGregor, Jonny Lee Miller, Robert Carlyle.
T2: TRAINSPOTTING: De izquierda a derecha, Ewen Bremner, Ewan McGregor, Jonny Lee Miller, Robert Carlyle.

Otra similitud con el maquiavélico cocainómano estafador que le hizo popular es el amor de ambos por las películas de James Bond. "No diría que soy un bondmaníaco, más bien un maníaco a secas", bromea, y añade que su abuelo Bernard encarnó al jefe del servicio de inteligencia británico 'M' en un buen puñado de entregas del agente 007. El que fuera marido de Angelina Jolie mantiene la guasa y se postula para protagonista de la saga: "Aún están a tiempo de llamarme y podría hacerme un injerto de pelo, pero te advierto que después de hacer algo así ya sería demasiado importante como para aparecer en una tercera parte de Trainspottting dentro de otros veinte años".

Comentamos la banda sonora y todos coinciden en que juega un papel fundamental, mezclando highlights de antaño (de Lust for life de Iggy Pop al Dreaming de Blondie y, cómo no, el Born sleepy de Underworld), savia nueva (Young Fathers, Wolf Alice, Fat White Family…) y un momento épico con toda la pista dando palmas en un club al ritmo de Radio ga ga de Queen. La música define el contexto y, tanto Begbie disfrazado con uno de esos gorros bucket que llevaban todos los grupos británicos de los noventa como la versión de piano de Perfect day de Lou Reed, teletransportan de inmediato al espectador a una década de chutes a cámara lenta y desenfreno.

Juran unanimidad también en su voluntad de evitar caer en la nostalgia, pero el metraje que rescatan del primer Trainspotting, los frenazos de imagen en los momentos de acción, los planos objetuales sudorosos y los flashbacks de videocámara a su infancia son suficientes para acabar evocando esa morriña que intentan evitar. Si no querías nostalgia, Carlyle te da dos tazas. "Hicimos Trainspotting tras veinte años de gobierno conservador, había esperanza, una explosión cultural, todo estaba despertando… y hay millones de personas en todo el mundo para las que todo aquello y la propia película es muy importante. Eso te obliga a hacerlo perfecto". Elige la vida. Elige meter la cabeza en un retrete lleno de mierda para recuperar tus supositorios de opio.

Un poco de arqueología

El viernes 20 de septiembre de 1996, TENTACIONES salía a la calle con Mark Renton en portada, sudando el mono, con trece kilos recién adelgazados, cigarro en boca y el mensaje "Trainspotting. Ewan McGregor protagoniza el fenómeno cinematográfico del año". En su interior, un impactante titular impreso sobre verde flúor ("Animales de cloaca") y su conveniente explicación: "Son unos perdedores. Habitan en las alcantarillas de la sociedad. Sobreviven entre drogas y robos, broncas y fútbol, sexo y hastío. Son los protagonistas de Trainspotting, la película más polémica y apasionante del año. Estos cinco tipos te enseñarán como tu mundo depende de una buena elección. Tal vez tú también seas un trainspotter". Con entrevistas a varios miembros del equipo, Kelly MacDonald (Diane) en primerísimo plano (en la secuela apenas aparece fugazmente), el realizador Danny Boyle defendiéndose de las acusaciones de frivolizar con el consumo de drogas y calificaciones como "la Pulp fiction del 96" o "esto no es realismo social, en todo caso surrealismo social", el texto de Claudia Larraguibel añade un apéndice que se sumerge en el "Celuloide tóxico. Las 10 películas que tus padres no habrían querido que vieras", repasando títulos entripados como Reefer madness, Arrebato, Teniente corrupto o El Pico. El artículo fantasea con que algún día se creará una ruta turística que recorra "el Edimburgo de Irvine Welsh" (hoy ya existen guías al respecto), analiza la particular estrategia de marketing y merchandising del filme, su éxito en taquilla y habla de las salas de cine de EE UU que decidieron subtitularla porque no se entendía bien el slang escocés. •

T2 Trainspotting se estrena hoy en España.

Mañana sábado 25 de febrero puedes leer este reportaje completo, con un repaso a la evolución del consumo de drogas desde los 90 hasta nuestros días, en el nuevo número de Tentaciones, gratis en el quiosco con El País.

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