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el médico de mi hij@
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El origen del “gugu tata” o por qué hablamos así a los bebés

Los españoles somos unos moñas, quizás deberíamos revisar esto y dirigirnos a ellos de otra forma. Pero, de verdad, ¿'Spain is diferent'?

Madre habla con su pequeño.
Madre habla con su pequeño. Getty

Hace tiempo me llegó una pregunta a la consulta que de primeras no supe responder, como casi siempre me ocurre. Pero en este caso, me quedé parado y solo me salía responder un "no sé". No me lo había planteado, pero era cierto, cuando nos dirigimos a un bebé cambiamos de voz, intentamos hablar como ellos, con tono más agudo, más diminutivos, frases muy cortas, nos agachamos... todo es más pequeño. ¿Por qué? ¿Será por qué pensamos que así nos van a entender mejor o tan solo es para demostrar cariño y afecto, como si un barítono no pudiera acurrucar a su bebé?

Fijaos bien, es cierto, se modifica el tono que se hace más agudo. Se usan más calificativos y diminutivos en nuestra forma de hablar: "ajo, cucú, tras, bonito/a, chiquitín/na, precioso/a, amorcito de papá". En fin, apelativos que sacados de su entorno y contexto provocarían una reacción empalagosa y vomitiva.

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Los españoles somos unos moñas hablando a los bebés, quizás deberíamos revisar esto y dirigirnos a ellos de otra forma. Y rápidamente me surgió una duda ¿de verdad, Spain is different? Pues no, investigando llegue a la conclusión de que en todos los países de nuestro entorno se utilizan vocablos y gesticulaciones muy similares.

Siguiendo con esta indagación, dependería de cuando se inicia esta costumbre para poder saber de dónde procede. Resulta que en la estepa rusa o la más profunda Laponia dentro del iglú se dirigen a su bebé diciéndole "ajo, gugu, tata" y similares, se agachan y acercan al peque para dirigirse a él con un tono más blando y agudo.

Si esto es así, habría que saber si, al otro lado del mundo, los aztecas o mayas adoptaban también estos gestos con sus aztequitos. Y resulta que sí, que hay grabados en los que se puede observar como la mamá se inclina sobre su retoño. Lo que confirmaría que es algo más ancestral y que esto dejaría de ser una moda, cuando antes de Colón ya se hacía. Lo mismo lo importamos nosotros de allá como el cacao o el tabaco.

Para desmontar esta idea, habría que remontarse un poco más y ver si los romanos o griegos gesticulaban de la misma forma ante sus herederos, independientemente de si estos fueran esclavos o gentiles y, sí, aparecen frescos por do quier que ilustran a romanitos siendo agasajados por sus ilustres padres con una flexión dorsolumbar.

Claro si además le sumamos que casi todas las representaciones del portal de Belén católico imaginan a José y María levemente inclinados y, observad bien, la mula y el buey también tienen ese gesto de inclinación, no solo por ser un bebé especial, sino por el simple hecho de encontrarse ante un ser pequeño y frágil.

Además, seguro que en frescos y grabados en las cuevas prehistóricas podríamos ver algo parecido, así que nos estamos remontando al principio de los tiempos. Lo que nos haría declarar que es un instinto o una tontuna innata en nuestro código genético que hace que los masáis, dinkas o turkanas del corazón de África, así como los esquimales que ya vimos, o los patagones, maoríes, lores ingleses, las alejadas tribus de la Amazonia en sus chozas, en la Casa Blanca, el Kremlin o hasta en la Zarzuela se practique. Lo que sería un punto de unión interracial e intergeneracional inalterable desde lo más oscuro del big bang.

Pero quiero hacer notar que si ungulados y acémilas, con o sin cuernos, modificaban su expresión corporal ante un menor hace 2.000 años, habría que preguntarse ¿qué ocurre en el reino animal hoy por hoy?

Resulta que el más fiero león, en medio de la sabana, cuando doña leona le presenta a su retoño, se acerca inclinándose y emite rugidos significativamente más agudos, que sería un "gugu tata" en leoncio, más o menos. La jirafa que evidentemente tiene que doblar la cerviz más de un metro para poder acercarse o los más impresionantes elefantes o incluso los osos polares, a todos les une también ese gruñido más dulce cuando se acercan a su bebé.

Así que lo que parecía una pregunta tonta, nos lleva a descubrir el patrón universal que nos une a todos los mamíferos del planeta...... Un momento y si seguimos ampliando, ¿las abejas zumbarán más agudo ante su panal?

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