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Miles de millones para transformar el campo

Una conferencia organizada por el FIDA explora alternativas para conseguir financiación

Petterik Wiggers (©FAO/IFAD/WFP)
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Hay que explorar todas las vías posibles para que la necesaria transformación del sector rural se lleve a efecto. Ese ha sido el leitmotiv de la conferencia que el Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA), ha celebrado estos días en Roma. Para acabar con la pobreza y el hambre para 2030 —tal y como establecen los Objetivos de Desarrollo Sostenible— se estima necesaria una inversión de al menos 265.000 millones de dólares. Y los pequeños productores, que alimentan a más del 70% de la población mundial, deben ser, obviamente, la clave de bóveda en una obra de esas dimensiones.

El presidente del FIDA, Kanayo F. Nwanze, ha pedido "mayor creatividad" y ha destacado la importancia de involucrar al sector privado y a los filántropos en la movilización de esos recursos. Y, sobre todo, hacer que esas inversiones sean más fáciles. Nwanze ha animado a todos los asistentes —expertos, representantes de países, de productores, de empresas y de asociaciones— a pasar de "las tres P" (cooperación público-privada, por sus siglas en inglés) a "las cuatro P: colaboración público-privada y con los productores.

En el mismo sentido se manifestaba en la apertura del evento este miércoles el fundador del movimiento Slow Food, Carlo Petrini: "a ver si realmente preguntamos a los productores y atendemos y tenemos en cuenta sus opiniones", reclamaba. "Cuando se habla de inclusividad, muchas veces no se incluye a los pequeños agricultores o ganaderos", criticaba Petrini.

El Nobel de Economía Eric Maskin, que también intervino en la apertura, recalcó la necesidad de invertir en desarrollar las capacidades de todos esos productores del sector rural a los que la globalización está dejando atrás. Según Maskin, sus habilidades no llegan al nivel mínimo para beneficiarse de los efectos del comercio internacional. "Alguien tiene que invertir en capacidades agrícolas modernas, en tecnología...", sostuvo.

Y precisamente de eso se ha hablado durante estos días. La mayoría de los ponentes han coincidido en que no se puede dejar la responsabilidad únicamente en manos de los Estados. De los 192.000 millones de dólares que el mundo dedicó a ayuda oficial al desarrollo en 2015, solo 9.000 se destinaron a la agricultura. Y las circunstancias políticas y las crisis del momento (guerras, migraciones), no parecen indicar que la prioridad de la mayoría de los países donantes sea aumentar esa cifra.

Nwanze ha insistido en que se trata de una necesidad "perentoria", con 800 millones de personas sufriendo hambre o viviendo en pobreza extrema. El presidente del FIDA ha querido también señalar las oportunidades que ofrece el sector agroalimentario para los países en desarrollo. En la conferencia también se ha presentado el Safin (red de finanzas e inversiones para pequeños agricultores, por sus siglas en inglés). Pretende ser un foro multilateral para "profundizar en el conocimiento y fortalecer la posición" de la financiación e inversiones de los pequeños productores.

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