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PSICOLOGÍA

Lactancia erótica: ¿amamantar a su pareja da placer?

Succionar la leche de los pechos de la mujer es, para algunas parejas, parte de su ritual sexual

Hay experiencias eróticas que llegan a nuestra vida por casualidad. Ideas que a lo mejor no habían pasado por nuestra mente, pero que, cuando surgen, despiertan sentimientos que nos sorprenden. Es el caso de la conocida sexblogger Venus O’Hara, que relata cómo hace años, por una confusión con los tratamientos anticonceptivos, una noche mientras veía la televisión se dio cuenta de que “tenía una mancha enorme en el pecho, como de leche”. Para su sorpresa, su pareja por entonces, en vez de extrañarse, empezó a lamerla de forma erótica. “Empezó a chuparme el pecho. Era muy raro porque yo no sabía lo que me pasaba, pero él estaba muy excitado. Supongo que lo que me gustó fue ver que no había nada de mi cuerpo que le diera asco, sino que estaba encantado, y fue algo que me pareció incluso bonito”.

Lo que Venus O’Hara experimentó, sin buscarlo, fue una relación de lactancia adulta, también llamada lactancia erótica. Es decir, una práctica sexual en la que un miembro de la pareja succiona el pecho de la otra, en busca de leche materna.

¿Da placer?

“Se trata de una forma más de buscar el placer, asociada a una parte erótica de la mujer como son los senos, con una connotación asociada a la lactancia”, explica Ana Sierra, psicóloga y terapeuta sexual. No es una tendencia nueva, sino una práctica que parece existir desde siempre y que incluso está grabada en nuestro imaginario colectivo, a través de películas como La teta y la luna, de Bigas Luna.

La explicación no solo está en la idea del fetiche, sino sobre todo en la generación de vínculos entre la pareja. Más allá del momento “piel con piel”, cabría destacar que, durante la lactancia, la madre y el bebé segregan una mayor cantidad de oxitocina, la hormona del amor, que refuerza el vínculo emocional entre ambos. Es por ello que “algunas parejas explican que este vínculo también se refuerza en la lactancia erótica”, relata la experta. Además, Sierra incide en que “la leche materna también hace que los niños, cuando maman, luego se duerman, porque se liberan sustancias que ayudan a que se calmen, por lo que esos efectos son también los que se buscan en la lactancia erótica, aunque hay que entender que no se ingiere la misma cantidad de leche que un bebé”.

“Se trata de una forma más de buscar el placer, asociada a una parte erótica de la mujer como son los senos, con una connotación asociada a la lactancia. Refuerza el vínculo emocional entre los miembros de la pareja”. —Ana Sierra, psicóloga y terapeuta sexual

Igualmente, la sexóloga opina que también se trata de un juego de roles, como el médico y el paciente, pero con una emocionalidad mayor. “Cada persona busca algo diferente en las relaciones sexuales, hay quién busca el factor erótico, pero hay quién busca ese vínculo tan íntimo con otra persona”. De hecho, “puede ser una práctica incluso orgásmica”, porque el orgasmo depende muchas veces más de las sensaciones que se generan en nuestra mente, que del roce de los genitales.

Recuerdos de la infancia

Uno de los casos que más ha llamado la atención, respecto a una relación de lactancia adulta, es el de la mujer que dejó su trabajo para amamantar a su novio de 36 años. Pero pese a lo que se pueda pensar, no se trata de una práctica que se dé solo en parejas heterosexuales, “sino que también se hace entre mujeres, mamando o estimulando, aunque no se obtenga esa leche”, aporta Ana Sierra.

Quizás uno de los motivos sea el recuerdo que tenemos de nuestra infancia. “Tenemos una memoria emocional y, aunque no seamos del todo consciente de ella, todavía hay gente que duerme como lo hacía en el útero de su madre”, recuerda la psicóloga y sexóloga, que argumenta que la lactancia erótica “también provoca una sensación de protección”.

Eso no significa que se trate de una carencia afectiva, sino que simplemente “conectamos con sensaciones muy primarias, con nuestra necesidad básica de apego, de cuidado”. En este sentido, Sierra matiza que “todo lo que se sale de la norma, lo solemos achacar a un trauma o a un trastorno, pero no tiene por qué ser así, porque de hecho la obtención del placer con la boca es algo común, que hacemos todos los días cuando comemos, besamos o fumamos”.

Otra idea obviamente es la del puro morbo. No hay que obviar que en una relación sexual, lo que se produce es un intercambio de fluidos, ya que, como puntualiza la sexóloga, “se produce una sensación más erótica en cuanto a fusión de la pareja, que también hace más intensas prácticas como el cunnilingus o la felación”, y en este caso pasaría algo parecido, ya que “es como nutrirnos de la otra persona”.

¿Se puede producir leche sin dar a luz?

Otra de las dudas que presenta esta práctica sexual, es si se da solo en aquellas personas que están amamantando a un bebé y que, de paso, también amamantan a su pareja, o si realmente es posible provocar la secreción de leche materna para la misma. A este respecto, la ginecóloga del Hospital Universitario Quirón de Madrid, Gema García, matiza que “una cosa es tener galactorrea o secreción láctea en una o ambas mamas, de forma secundaria por un aumento de la prolactina en sangre, y otra estimular la lactancia sin haber habido embarazo”. En este punto, la ginecóloga Gema García aclara que puede existir “una secreción de pezón que no se considera lactancia como tal”. Esto es así porque se produce un aumento de prolactina en nuestro cuerpo, la hormona que estimula la secreción de leche, aunque no se haya pasado por un embarazo. Así, García aclara que “en situaciones como la toma de algunos fármacos puede verse elevada su producción, conllevando la secreción por el pezón”.

La sexóloga Ana Sierra explica que en el caso de querer inducir esa lactancia, no se trata de un proceso sencillo y hay que entender que conlleva sus riesgos, como una posible mastitis, además de cambios hormonales que debemos tener en cuenta. Pese a ello, si es nuestro objetivo, es cierto que “se puede hacer a través de farmacología, pero apoyando con la extracción manual o incluso que la pareja succione o con un sacaleches” de forma prolongada en el tiempo, para ayudar a estimular el proceso. Si no queremos tomar ningún fármaco, Sierra aporta que hay personas que optan por probar con la fitoterapia, ya que “hay plantas que parecen estimular la producción de leche”.

De hecho, hay parejas que han optado por la lactancia erótica no solo por una cuestión sexual, sino para producir leche materna que pueda ayudar al sistema inmune de sus parejas, en el caso de que esta, por ejemplo, esté pasando por un cáncer. La idea proviene de algunos estudios, como este de la Universidad de Lund (Suecia), que afirman que algunas de las proteínas de la leche materna son letales para las células tumorales.

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