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Vacunar a las madres baja la tos ferina infantil 10 puntos en dos años

Las mujeres deben recibirla inmunización cada embarazo para proteger a los niños

Las campañas para vacunar a las mujeres embarazadas de la tos ferina han dado sus frutos casi en el acto. En dos años, la tasa de mujeres que han recibido la inmunización ha subido del 50% al 72%, ha expuesto este jueves Fernando Moraga, vicepresidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV). En el mismo tiempo, la tasa de menores de tres meses con la enfermedad ha pasado del 13% al 3,65%, ha dicho el médico en una sesión informativa organizada por la AEV y la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS) con el patrocinio de GSK.

De las vacunas tradicionales (paperas, varicela, rubeola, sarampión), la de la tos ferina es de las que da unos resultados menos obvios, ya que la inmunización no es total y, al cambiar la formulación para reducir los efectos secundarios se ha perdido eficacia, admitió Moraga. pero, pese a ello, sus beneficios están claros.

La inmunización de las embarazadas se asumió como generalizada hace dos años, pero hubo problemas de suministro y se registraron varios casos de bebés que murieron con menos de tres meses, que es cuando se aplica la vacuna. En ese tiempo, los recién nacidos tienen una posible doble protección: los anticuerpos que les transmite su madre si se vacuna mientras está embarazada (mejor entre las semanas 27 y 36 de gestación) o si las personas de su entorno hacen de barrera porque estén protegidas, explicó Moraga. La inmunización debe repetirse en cada embarazo para asegurar la protección de cada niño.

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Precisamente las campañas de vacunación de las gestantes empezaron con un problema: no había medicamentos para ellas. Esto se solucionó desviando parte de los medicamentos disponibles, de manera que dejaron de recibirlo los niños de 11 años en lo que sería su dosis de refuerzo después de las dos recibidas de bebés, para dedicar esos preparados a las mujeres en estado. José Antonio Navarro, jefe del Servicio de Prevención de la comunidad de Murcia afirmó que esperaba que el suministro se reanude el año que viene.

A este respecto Pilar García Corbeira, directora médica de vacunas de GSK, explicó que se tardaban dos años en tener preparado el medicamento, y que por eso, aparte de otras causas, la oferta no era tan flexible como sería de desear ante las oscilaciones de la demanda.

El caso de la tos ferina es solo uno que demuestra el impacto en la salud pública de las campañas de vacunación. En la jornada se discutió también el caso contrario: el posible impacto cuando las vacunas no se usan. El caso reciente más conocido fue el del niño que murió por difteria en Cataluña porque sus padres no habían querido vacunarle.

Pese al efecto demostrado de estos medicamentos, Navarro. Moraga y Amós García, presidente de la AEV, coincidieron en que la inmunización debe ser voluntaria. En EE UU, por ejemplo, esto no es así y en algunos colegios exigen que el niño haya recibido algunas inmunizaciones para matricularle. También se obliga al personal sanitario a vacunarse, algo que en España no se hace. El caso más llamativo en este sentido es el de la vacunación de la gripe. Desde la crisis de la pandemia de la gripe A en 2009, la tasa de vacunación en adultos mayores de 64 años está estancada en un 56%, destacó José María Bayas, del Hospital Clínic de Barcelona, 10 puntos menos que ese año y muy lejos del 75% que, para este grupo de edad, recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Este periodista fue moderador de la jornada como presidente de ANIS.

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