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Guillem Anglada-Escudé / Astrónomo

“El exoplaneta más cercano a la Tierra puede estar cubierto de agua”

Este barcelonés ha descubierto un mundo habitable en la estrella más cercana al Sistema Solar

Nuño Domínguez
Guillem Anglada-Escudé, astrónomo.
Guillem Anglada-Escudé, astrónomo. Álvaro García (EL PAÍS)

Guillem Anglada-Escudé ha descubierto el planeta habitable más cercano a nuestro Sistema Solar. Se trata de Próxima b, un enigmático mundo del tamaño de la Tierra que orbita en torno a una enana roja. Este tipo de estrellas, más pequeñas y tenues que el Sol, se han convertido en la nueva tierra prometida para los buscadores de exoplanetas, en parte porque tres de cada cuatro astros en nuestra galaxia pertenecen a esta clase. También porque algunas de las más cercanas parecen tener a su alrededor mundos que podrían ser habitables, a pesar de existir en un entorno muy diferente al Sistema Solar. Próxima b, a unos cuatro años luz de la Tierra, es el más cercano de todos.

“Hay gente que se mete en esto por cuestiones científicas, para estudiar la formación de planetas, etcétera”, explica. “Para mí”, continúa, “la motivación real es que los planetas son sitios que puedes imaginarte y encontrar en ellos cosas que nadie ha encontrado antes”. Anglada-Escudé (Ullastrell, Barcelona, 1979) estudió física en la Universidad de Barcelona, trabajó en varias misiones espaciales en Alemania o Reino Unido y actualmente es profesor de la Universidad Queen Mary de Londres. De visita en España invitado por la Obra Social La Caixa para explicar su descubrimiento, en esta entrevista explica cuáles serán los próximos pasos para averiguar si nuestro vecino planetario está habitado.

Pregunta. ¿Cómo fue el descubrimiento de Próxima b?

Si hay vida, podríamos caracterizarla, porque la atmósfera habrá cambiado

Respuesta. En 2012 se hicieron públicos una gran cantidad de datos sobre estrellas recogidos por telescopios como VLT y HARPS. Los analicé junto a un compañero matemático aplicado, Niko Tuomi, y salió que había una señal en Próxima Centauri y en 20 estrellas más. Próxima es la estrella más cercana a nuestro Sistema Solar y además el planeta parecía muy pequeño. Pero los datos no eran muy convincentes. Intentamos que nos dieran tiempo para confirmar la señal con telescopios. Conseguimos algo de tiempo , pero nos cortaron, porque consideraban que no era importante. La dificultad no ha sido el análisis de los datos en este caso sino convencer a los responsables de que nos dejaran observar la estrella con la estrategia óptima para detectar estos planetas. Necesitábamos un mes de observación continua. Parece mentira que haya costado tanto. Tecnológicamente, esta campaña podríamos haberla hecho hace 10 años.

P. ¿Qué probabilidades hay de que haya vida?

R. No son nulas y sí más altas que en los gigantes gaseosos, por ejemplo. La primera pregunta que podemos responder es si hay agua líquida en la superficie. De esa forma, si hay vida, podríamos caracterizarla, porque la atmósfera habrá cambiado por la presencia de vida, tal y como sucede en la Tierra.

Con la tecnología actual tardaríamos 30.000 años en llegar a este planeta

P. ¿Cuándo se podrá saber si tiene atmósfera?

R. Si el planeta pasa por delante de la estrella, la luz cruza la atmósfera y en principio con instrumentos que ya tenemos podemos ver trazas de gases. Como Próxima Centauri es una estrella pequeñita, el contraste con el planeta es mucho mayor, porque bloquea mucha más luz de la estrella. Es lo que estamos observando estos días, desde los últimos cuatro o cinco meses. Tenemos una probabilidad de ver el tránsito de una entre 50, porque la órbita tiene que estar alineada. No es mucho, pero podría ocurrir. Si sucede, en semanas o meses podríamos empezar a caracterizar la atmósfera.

P. ¿Si tuviera atmósfera, qué tipo de planeta sería Próxima b?

R. Una de las hipótesis, tal vez la más plausible, es que sea un mundo-océano. Que se formara en la parte exterior, más allá de la llamada línea de hielo de su sistema solar. En esa zona el planeta se habría formado con un montón de agua, que supondría el 10% o el 20%. Si luego se movió a donde está hoy, el agua no se habría perdido y el planeta estaría completamente cubierto por agua. Posiblemente en la parte fría hay continentes de hielo, como en el Ártico, y en la otra, un océano de unos 300 kilómetros de profundidad.

P. En ese caso las posibilidades de vida aumentarían.

Si hubiera un radar de aeropuerto en Próxima b, podrían detectarlo desde la Tierra

R. Mucho. Y también si hay atmósfera. Si el planeta transita, lo podremos saber en febrero o en Semana Santa. Si no transita, el telescopio James Webb hará el primer experimento en dos años. En el peor de los casos, lo sabremos dentro de 10 años, cuando el E-ELT esté ya operando y se pueda obtener una imagen directa.

P. ¿Es posible llegar a Próxima b con una sonda espacial?

R. Hay un proyecto de Yuri Milner, gente de Silicon Valley y Stephen Hawking, que están pensando conceptos para mandar nanosondas de pocos gramos, acelerándolas muy rápido. Ya veremos si funciona. Pero las distancias son difíciles de calibrar. El Sistema Solar de punta a punta tiene unas 20 horas luz, y aquí estamos hablando de cuatro años luz. No es un poco más lejos, es 1.000 veces más lejos. La sonda Voyager necesitó 30 años para llegar al límite del Sistema Solar, es decir, con esa tecnología tardaríamos 30.000 años.

P. Algunos responsables de esa misión creen que podrían captar señales de radio de una supuesta civilización en ese planeta.

En España nos hemos cargado el sistema científico de forma brutal y reconstruirlo es prácticamente imposible

R. De forma natural es difícil detectar este planeta en radio, así que si se detecta algo, se supone que viene de allí e igual hay alguien emitiendo en radio. Creo que lo que harán es poner un upper limit (límite superior), lo que supone decir, por ejemplo, que no hay nada más grande que una estación de televisión normal. Si hay un radar de aeropuerto en Próxima b, podrían detectarlo, porque está muy cerca. Y esto es algo que no se puede hacer con muchas estrellas más.

P. ¿Cuál será su próximo objetivo?

R. Este proyecto lo llamamos Red Dot (punto rojo, en inglés). Viene de Carl Sagan y su Pale Blue Dot [punto azul pálido, para referirse a la Tierra vista desde el espacio]. Nosotros buscamos el planeta más cercano, que debe ser rojo porque está cerca de una estrella roja. Ahora hemos hecho la propuesta red dots. La idea es ir conquistando cada una de las enanas rojas más cercanas. Hay datos de todos estos astros y en muchos se da una situación similar a la de Próxima, que hay probablemente planetas, pero necesitamos campañas de observación como la de este año.

P. Usted ha realizado buena parte de su carrera fuera de España ¿Qué piensa de la ciencia en este país?

R. No está valorada. No existe la percepción de un modelo que empieza con la ciencia básica y llega a la sociedad a través de la innovación. Se descubren cosas, pero no se continúa, se dejan cosas a medio hacer, es un problema estructural. Nos hemos cargado el sistema de forma brutal y reconstruirlo es prácticamente imposible. Hay que empezar de cero. Si yo finalmente volviese a España y consiguiese una plaza, podría investigar, participar en proyectos internacionales, pero no liderar proyectos como este.

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Sobre la firma

Nuño Domínguez
Nuño Domínguez es cofundador de Materia, la sección de Ciencia de EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo Científico por la Universidad de Boston (EE UU). Antes de EL PAÍS trabajó en medios como Público, El Mundo, La Voz de Galicia o la Agencia Efe.

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