_
_
_
_
Tentaciones
_

De la coliflor al cachopo: lo que se lleva (y lo que no) en gastronomía

Septiembre nos ha descubierto aquellas tendencias culinarias que van al alza y aquellas que, irremediablemente, ha llegado la hora de decirles adiós. ¿Estás listo para digerir nuestro veredicto?

La gastronomía es como una montaña rusa que no deja de marear a cualquiera que busca seguirle el paso a su trayectoria. Porque lo que ayer estaba al alza y era toda una extravagancia difícil de encontrar, ahora se encuentra muy (pero que muy) a la baja y es una plaga que inunda las cartas de bares y restaurantes. Por otro lado, también hay lugar en el reino del buen comer para un carrusel de platos y elaboraciones que han seducido a los paladares de chefs y cazatendencias que se atreven con ellos y apuestan por algo que saben, se convertirá en la nueva obsesión de cualquiera de esos seres denominados como foodies.

A continuación hacemos un breve recorrido por la balanza de lo que está a punto de convertirse en cosa del pasado y por aquello que va a empezar a despuntar en la mesa. ¡Buen provecho!

AL ALZA

La culpa la tiene Instagram, que convierte al plato asturiano más guarrindongo en lo más 'cool' del momento

Mercados OnlineAlgo está pasando que los mercados han empezado a pegar fuerte (a través de Internet) en la vida de todos aquellos working girls y boys que se ven incapaces de encontrar tiempo para hacer la compra o salir del sofá un fin de semana.

Si Glovo te lleva a casa cualquier cosa que le pidas de cualquier sitio que se te ocurra, el antisúper conocido como Ulabox te vende todo lo que necesitas para abastecer el frigorífico y la despensa. Desde productos frescos hasta chips de kale. En el apartado de bebidas, Bodeboca te lleva, cada mes hasta la puerta de tu casa, un par de descubrimientos vinícolas de productores “desconocidos” al gran público y en cambio, Urban Bites, se decanta por ofrecer productos gourmet para el público más sibarita. ¿Es este el fin del supermercado? Probablemente no, pero por lo menos es una alternativa para ir con el carro de la compra de arriba para abajo.

MEDIO GIN TONIC:

La hora del aperitivo se renueva uniendo fuerzas con más y más aliados. La caña se su unió al vino y estos dos a su vez dieron paso al vermut. A partir de ahí llego el Spritz e incluso el Negroni está pasando las fronteras italianas para aquellos a los que les gustan las emociones (y sabores) fuertes. ¿Lo último en llegar? El medio gin tonic, un invento de Beefeater que no entra nada mal un domingo a medio día. Palabra.

COLIFLOR:

Si pensabas que la coliflor era para comerse solamente hervida y como parte de una dieta baja en calorías, no podías estar más equivocado. Este vegetal ahora se disfruta al horno y se sirve entera después de haberla cocinado y bañado en salsas y picantes que te transportan a sitios recónditos de Asia y Oriente Medio en un solo bocado. ¿No nos crees? Pon “coliflor” en Pinterest y flipa.

COCTELERÍA:

Lo de tomarse un combinado en vaso de tubo nunca va a dejar de ser una buena idea una noche de fiestón, eso no lo ponemos en duda. Pero también va siendo hora de dejarse seducir por un embriagante brebaje elaborado por un experto. No hablamos de un mojito, no. Ni de una margarita. Ni de una michelada (ojo que va a la baja), hablamos de un Dry Martini o de una Manhattan en una coctelería clásica como Del Diego (Reina, 12) en Madrid o Caribbean (Sitges, 5) en Barcelona. De esas en las que nunca se les olvidan los posavasos, te traten como damas y señores e incluso te llaman por el nombre. Hablamos de aquellos cócteles de autor como los de Diego Cabrera en Salmon Guru (Echegaray, 21), los de Francisco Camino en Hermosos & Malditos (Hermosilla, 23) o los de Servicio Continuo (Diagonal, 353). Y sí, los buenos cócteles no suelen bajar de los 8-10€. Asúmelo.

A LA BAJA

CACHOPO:

Entramos en territorio peligroso porque por un lado están aquellos que ven al cachopo como un absoluto insulto a la gastronomía asturiana y otros que solo tienen palabras para alabarlo. La culpa la tiene Instagram, que va y convierte al plato asturiano más guarrindongo de todos en el más cool del momento. Ojo, porque es todo un placer culpable que bien vale tu tiempo, pero tanto como para cotizarse al alza en los tiempos que corren… pues no. Así que, adiós cachopo. Adiós.

MICHELADA:

Ay amigos, os sentisteis tan molones cuando aprendisteis lo que significaba quitarse una buena resaca a base de micheladas que se os olvidó que toda tendencia tiene una fecha de caducidad. Atrás quedaron los días en los que alardeabas frente a tus amigos que no tenían ni idea de que brebaje era ese que te dignabas a beberte en vez de un buen Aquarius, porque a día de hoy, no queda (casi) nadie que no haya caído en sus garras. No dejan de beberse, no dejan de estar buenas… pero sí dejan de aceptarse en formato aguachirri en cualquier bareto de turno (y a precios insultantes).

BOCADILLOS:

El año pasado estaban por absolutamente todas partes. No es de extrañarse, al fin y al cabo es la forma de transportar un alimento a largas distancias y mantenerlo sano y salvo durante aún más horas. Y es que aunque siguen siendo una delicia empacar entre dos panes todo lo que se nos ocurra, ya resulta un poco cansino que no paren de abrir conceptos que solo involucren este formato. ¿Es que nadie piensa innovar más allá de la masa madre y el pan chino?

CEREALES:

Los bares de cereales pasaron sin pena ni gloria por España hasta que el año pasado saltó la noticia de que un grupo anarquista las había tomado contra Cereal Killers, un establecimiento situado en el barrio de Shoreditch en Londres. ¿El motivo? Sus precios altos en un barrio pobre. La prensa arremetió con el emprendimiento hipster y la culpó de la subida de precios y de alquileres del barrio mientras que otros defendían su ánimo de emprendimiento. A partir de ahí, España empezó a ponerle el ojo al azúcar mañanero como nuevo concepto gastronómico (aunque en Estados Unidos ya existía desde 2011) y en Madrid ya son dos los que se pelean por ser el favorito de la generación millenial. Cada fin de semana se hacen colas de jovenzuelos fuera de uno de ellos para comer un bol de Froot Loops o Count Chocula… ¿es este el futuro culinario que les espera a nuestros retoños?

TARTAS AMERICANAS:

Que si cheesecake, que si carrot cake que si lemon pie… no queda claro si lo que gusta al público es el llenarse la boca de palabras guiris y sabores empalagosos o aventurarse con un poco más de complejidad que aquellos que forman parte del recetario de postres español. A partir de este momento ningún restaurante que se precie seguirá sirviendo estas elaboraciones que en su momento, resultaron ser una novedad y eran hasta difíciles de encontrar. ¿Os recordáis del red velvet? Pues eso.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_