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¿Es peligroso para un niño seguir una dieta vegana?

El 10 de agosto, la diputada italiana Elvira Savino presentó un proyecto de ley para sancionar, incluso con cárcel, a los padres que siguieran esta dieta con sus hijos

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El pasado 10 de agosto una noticia con origen en el Parlamento Italiano se hacía un hueco en la prensa española y se viralizaba en las redes sociales. La diputada Elvira Savino, del partido Forza Italia, presentaba un proyecto de ley para sancionar, incluso con penas de cárcel, a los padres veganos que introduzcan a sus hijos en su dieta. Detrás de la medida estaban los casos de dos niños, de dos y un año de edad respectivamente, que habían sido ingresados graves en hospitales italianos en los últimos meses por, supuestamente, seguir una dieta vegana impuesta por sus padres. La polémica estaba servida. Y la desinformación y el alarmismo también.

Para el dietista-nutricionista Julio Basulto, sin conocer el caso clínico, se podría hablar de dos casos de mala información por parte de los padres, nada que tenga que ver con la dieta vegana en sí, lo que pone aún más de relieve, según Lucía Martínez, dietista-nutricionista del Centro de Nutrición Aleris y autora del blog Dime qué comes, la importancia de la figura del dietista-nutricionista, ausente en el Sistema Nacional de Salud. En ese sentido, Azahara Rupérez, bioquímica y autora del blog Nutrinenes, añade que la culpa no sería puramente de los progenitores, aunque estos sean los principales responsables de la salud de sus hijos, “sino que también debería recaer en los sistemas sanitarios de cada país”, que en su opinión deberían tomar cartas en el asunto y promover campañas de información y formación para sus sanitarios, “ya que este es un fenómeno que va en aumento, quieran o no”.

En España no hay datos sobre el número de personas vegetarianas, pero diversas fuentes lo sitúan entre el 1 y el 1,5 % de la población, lejos de los porcentajes de países como EE UU o Reino Unido. El conocimiento que existe en nuestro país sobre el vegetarianismo es, por tanto, minúsculo. “En el mundo hay muchísimos niños vegetarianos y veganos”, reflexiona Lucía Martínez. "La diferencia es que en otros países se les da consejo de manera rutinaria y los padres tienen a quien recurrir, ya que su pediatra o médico, incluso su dietista-nutricionista, que sí existe en la sanidad pública, les puede asesorar. En España o en Italia eso no pasa”.

Veganismo y lactancia

Uno de los niños ingresados en Italia por la dieta supuestamente vegana seguida por sus padres apenas contaba 12 meses de vida, edad a la que Julio Basulto recuerda que el alimento fundamental de un bebé sigue siendo la leche materna o, en su defecto, la leche de fórmula. No en vano, muchas de las informaciones publicadas en medios españoles aludían a la baja calidad nutritiva de la leche de la madre. Para Julio Basulto, insinuar que la leche materna depende mucho en su composición de lo que coma la madre “es una falacia”.

Lucía Martínez recuerda que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que la leche materna siga siendo la primera fuente de alimento para un bebé “incluso en madres desnutridas”, ya que es “muy difícil” que la leche materna se resienta a raíz de la alimentación de la madre. Esta circunstancia solo se da en “casos muy poco habituales en mujeres sanas, aún menos si hablamos de mujeres del primer mundo con acceso a alimentos”. Eso sí, la madre vegetariana o vegana no debe olvidar que es importante que se suplemente con la vitamina B12 y que debe hacer lo propio con el niño a partir de los seis meses, cuando comienza con la alimentación complementaria.

Un entorno perfecto para la proliferación de lo que Julio Basulto denomina comouna legión de charlatanes que mezclan mucha medicina alternativa, mucha homeopatía, mucho reiki, mucha acupuntura y muchas plantas medicinales” y que, en palabras de Lucía Martínez, se aprovechan del vacío “para erigirse en gurús o coachs sin tener formación y dando un consejo equivocado”.

Un caldo de cultivo ideal, según Martínez, para que unos padres de un niño vegetariano o vegano “a los que su pediatra no les da respuesta y que no tienen a un nutricionista en el sistema público de salud acaben cayendo en manos equivocadas y siguiendo consejos equivocados para perjuicio de su hijo”.

El peligro es una dieta mal planificada

¿Puede entonces ser realmente peligroso para un niño seguir una dieta vegana? “Mal planificada sí”, asegura Julio Basulto, que en octubre saca al mercado editorial su último libro, Más vegetales, menos animales, escrito mano a mano con el Doctor en Historia Juanjo Cáceres. Luego matiza su respuesta: “Es peligrosa del mismo modo en que una dieta omnívora mal planificada puede serlo para la salud, pero una dieta vegana o vegetariana bien planificada es totalmente compatible con el estado de salud en cualquier etapa del ciclo vital”.

Para el nutricionista, no es tanto una cuestión de pensar en qué alimentos son sanadores, sino de procurar “no darle al niño alimentos superfluos, esos que se anuncian en televisión y que en su mayoría son ricos en grasas, en sal o en azúcares”. Para él, en el caso de un niño vegetariano o vegano “hay menos espacio para esas transgresiones dietéticas que hacemos tan a menudo la mayor parte de los occidentales”.

Lucía Martínez, por su parte, explica que una dieta bien planificada “debe tener las mismas bases para todos, sean vegetarianos, omnívoros o veganos”. "Debe estar basada en frutas y verduras, si puede ser de temporada, en fuentes proteicas de calidad (“en el caso de los veganos legumbres y derivados, frutos secos, semillas y cereales integrales si se desea”) y, además, que tenga un buen aporte de grasas, algo que, en España y en el caso de los veganos, lo lógico es que venga del aceite de oliva virgen extra, los frutos secos o el aguacate”. Eso y suplementar la dieta, imprescindible, con Vitamina B12, que no está presente en los alimentos de procedencia vegetal y que de no ser suplementada puede poner en peligro la salud del niño.

Zinc, hierro, ácido fólico y otras supuestas deficiencias

Durante la presentación de su proyecto de ley, la parlamentaria italiana aludió a que una dieta vegana, además de en la citada Vitamina B12, provoca en los niños deficiencias de zinc, hierro, vitamina D, omega 3 y ácido fólico. Para Basulto, hoy por hoy solo hay justificación clínica para suplementar una dieta vegana con vitamina B12 y con hierro. En este último caso solo durante el primer año de vida y “por principio de precaución”, ya que la incidencia de la anemia ferropémica en niños vegetarianos o veganos es “en general bastante similar” a la del resto de niños. Más tajante se muestra en este sentido Lucía Martínez, que añade que atribuir la deficiencia de hierro a una dieta vegetariana “cuando es una deficiencia prevalente en la población general es cuanto menos demagógico”.

¿Y el resto de carencias? “Es una especulación sin ningún tipo fundamento científico”, afirma el Julio Basulto, que pone como ejemplo el caso del ácido fólico, cuya carencia “es mucho menos prevalente” en vegetarianos que en omnívoros. Opinión que corrobora la autora de “Vegetarianos con ciencia”, que afirma que señalar el déficit de ácido fólico como algo preocupante en población vegetariana “es no tener la más mínima idea ya no de alimentación vegetariana, sino de nutrición en general”.

Las opiniones de los dietistas-nutricionistas son refrendadas por muchas instituciones, entre ellas la American Dietetic Association, que afirma que una dieta vegetariana o vegana bien planificada es apropiada para todas las épocas de la vida, incluidos la infancia y el embarazo. O la Agencia de Salut Pública de Catalunya, que en su guía “Recomendaciones para la alimentación en la primera infancia (0-3 años)”, asegura que la alimentación vegetariana y la vegana “bien planeadas y suplementadas cuando sea preciso, pueden satisfacer las necesidades de niños y adolescentes”.

Así que parece que tampoco son deficitarias las proteínas, un clásico cuando se habla de deficiencias de las dietas vegetariana o vegana. Para Julio Basulto esta deficiencia es “muy rara en occidente” en cualquier niño. De hecho, como informa el propio nutricionista, la preocupación de la Sociedad Europea para la Gastroenterología, la Hepatología y la Nutrición Pediátricas (ESPGHAN) parece ir en un sentido totalmente opuesto: uno de los principales problemas en las dietas de los bebés y niños europeos es el exceso de proteínas, de grasas y de calorías.

“Si queremos alzar la voz sobre problemas de salud en niños derivados de la alimentación no son precisamente los vegetarianos el problema”, añade al respecto Lucía Martínez, quien asegura que habría “mucho que rascar” en tasas de obesidad y de diabetes en población infantil. Aspecto, este último, en el que también incide Azahara Rupérez, cuya tesis doctoral versó sobre variaciones genéticas asociadas a la obesidad infantil: “Ojalá se pusiera el mismo interés en eliminar las conductas dietéticas incorrectas de la mayoría de la población, tanto en España como en el resto del mundo. Es bastante hipócrita criticar a los padres veganos que eligen esta opción dietética para sus hijos mientras nadie se escandaliza al ver a niños pequeños tomando refrescos, zumos, galletas y dulces todos los días, dentro y fuera de casa”.

“Un proyecto de ley chapucero y aberrante”

Francisco Ojuelos, abogado especializado en derecho alimentario, califica el proyecto de ley presentado por la diputada italiana Elvira Savino como “una medida bastante chapucera” y, desde el punto de vista jurídico, “una aberración”. Para el jurista, la evidencia científica señala hoy en día que una dieta vegana bien planificada y suplementada con vitamina B12 “es una opción adecuada e incluso recomendable desde el punto de vista de la salud”. El propio punto de partida sería por tanto “contrario” a la legislación de un país como España, que en lo referente a salud pública, sanidad y seguridad alimentaria “parte de la base de que la actuación de los poderes públicos, incluido el legislativo en este caso, ha de estar en la dirección que el consenso científico señala”.

Para el abogado, con este tipo de legislación se estaría creando un delito de peligro, no de resultado, que castigaría a cualquier padre que proporcione a sus hijos una dieta vegana independientemente de si lo está haciendo bien o no: “Enjuiciar a unos padres por el simple hecho de introducir a sus hijos en una dieta vegana, dieta que en principio es absolutamente compatible con la salud, es una aberración. Es castigar por algo que no es merecedor de ello”, añade.

Ojuelos, por último, recuerda que en países como España, con el marco legal actual, ya existe una serie de mecanismos jurídicos, tanto a nivel administrativo como penal, que salvaguardarían la integridad del menor en este tipo de casos y que castigarían tanto el peligro como el hecho de provocar un resultado dañoso al niño.

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