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¿Compartir la esponja con tu pareja es amor, o es una asquerosidad?

¿Podemos utilizar la misma toalla? Y un paso más: ¿el cepillo de dientes? Sigue estos consejos si quieres que la llama de la salud se mantenga viva

Comparir algunas cosas no refuerza necesariamente el amor. En la imagen, Drew Barrymore y Adam Sandler en 'Juntos y revueltos' (2014).
Comparir algunas cosas no refuerza necesariamente el amor. En la imagen, Drew Barrymore y Adam Sandler en 'Juntos y revueltos' (2014).Cordon

¿Se reconoce en alguno de estos gestos?: entra en la ducha y utiliza la esponja de su pareja, sale de la ducha y echa mano de la cuchilla de afeitar ajena, se va de vacaciones y comparte con él (o ella) el cepillo de dientes. Si la respuesta es afirmativa, debería revisar sus costumbres porque muchos de estos objetos pueden ser el vehículo de transmisión de gérmenes. "Diferentes objetos de uso cotidiano pueden ser reservorio de enfermedades infecciosas, entre ellos los de higiene personal", señala el Dr. Moisés Robledo del Corro, miembro del Grupo de Salud Pública de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG). Aunque reconoce que el simple hecho de la presencia de gérmenes en ellos no es suficiente para causar una infección –"hace falta un mecanismo transmisor y una persona susceptible (con heridas en la piel, inmunodeprimida, etc.)", dice–, sí recomienda que su uso sea individual "para minimizar riesgos, sobre todo si la persona padece alguna infección transmisible, como por ejemplo una conjuntivitis".

"Lo mejor es lavarse con la mano, pero en caso de utilizar la esponja, hay que dejarla secar bien antes de volver a usarla y renovarla semanalmente", señala el Dr. Román Barabash, dermatólogo

Este especialista distingue entre riesgo bajo y riesgo elevado de compartir objetos. "En el segundo caso se encontrarían los objetos que pueden producir pequeñas lesiones con sangrado (cepillos de dientes, cuchillas de afeitar, corta uñas), siendo este mecanismo de transmisión, el de la sangre, el que produce las enfermedades más graves (por VIH, hepatitis B y C)", alerta.

Pero, vayamos por partes. ¿Qué objetos de uso compartido implican riesgos?

Esponja

Se trata de un elemento que acumula humedad a temperatura cálida, por lo que resulta un caldo de cultivo ideal para muchos gérmenes que pueden producir infecciones en la piel. Un estudio realizado en el Hospital Monte Sinaí de Nueva York comprobó que las esponjas vegetales son reservorios y vehículos de transmisión de bacterias potencialmente patógenas para la piel humana. Algo que confirma el Dr. Román Barabash Neila, dermatólogo en el Hospital Universitario Virgen del Rocío, en Sevilla, y miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), quien señala a una bacteria, pseudomona aeruginosa, como la principal culpable de una infección en la piel que se manifiesta con erupción y picor.

"Aunque el contagio no es fácil en sujetos sanos, la recomendación es no compartir la esponja, sobre todo las personas inmunodeprimidas (trasplantados, ancianos, pacientes con VIH o enfermedad crónica), con dermatitis o heridas en la piel, porque el riesgo de contagio es alto", advierte. Sin embargo, otra infección de la piel, la pitiriasis versicolor, conocida popularmente como "hongos" y con fama de contagiosa, que se manifiesta con diminutas manchas blancas, como si la piel estuviera decolorada, "no se contagia por utilizar ropa u otros elementos de higiene", aclara el dermatólogo. Según explica, los dermatólogos no solo desaconsejan el hábito de compartir de la esponja, sino que son contrarios al uso de la misma porque altera el manto lipídico (la grasa) de la epidermis y predispone a enfermedades como la dermatitis atópica o la psoriasis. "Lo mejor es lavarse con la mano, pero en caso de utilizar la esponja, hay que dejarla secar bien antes de volver a usarla y renovarla semanalmente", concluye el Dr. Román Barabash. 

Toallas

Todo depende de la humedad que acumulen. "Suelen estar más secas que las esponjas, por lo que el sobrecrecimiento de gérmenes es menor", puntualiza el dermatólogo. Sin embargo, sí destaca un riesgo: el contagio de un ácaro que puede sobrevivir en los tejidos secos de dos a tres días y que produce una enfermedad muy contagiosa: la sarna. Según una revisión realizada por médicos de familia de distintos centros de salud, esta enfermedad ha aumentado en los países Iberoamericanos y en España desde 1970 y puede contagiarse indirectamente a través de la ropa de cama o de las toallas.

"Este ácaro es difícil que sobreviva en medios húmedos, pero sí en tejidos secos, por eso se puede contagiar al compartir la ropa", aclara Barabash Neila. Los síntomas, según dice, son picor nocturno del cuello para abajo y erupción en la piel (brazos y muñecas, ingles, axilas, genitales). Como es lógico, ante la mínima sospecha de infección se deben dejar de compartir las toallas o cualquier tipo de ropa para evitar contagiar a la pareja. Lo mismo ocurre en caso de conjuntivitis vírica o bacteriana, una infección del ojo bastante frecuente en niños que suele ser muy contagiosa y en la que se recomienda evitar compartir las toallas para atajar el contagio.

Cuando se comparte baño todo es de todos. Incluso las bacterias.
Cuando se comparte baño todo es de todos. Incluso las bacterias.Istock

Cepillo de dientes

Es uno de lo objetos más polémicos: ¿puedo compartirlo o no?; si lo comparto una sola vez, ¿pasa algo? Según los expertos consultados es mejor utilizar el propio, de lo contrario, puede exponerse a varias enfermedades si el dueño del cepillo las padece. Una de ellas es la enfermedad periodontal, una infección de los tejidos que sostienen a los dientes y que está causada por bacterias. Un estudio llevado a cabo por odontólogos de la Universidad Complutense, donde se analiza la transmisión de la enfermedad periodontal entre familiares, dice que las bacterias responsables de las mismas parecen ser transmisibles, pero solo después de un periodo largo de exposición, aunque también expone que la vía de transmisión no está clara.

La Sociedad Española de Periodoncia (SEPA) también informa de que las personas que conviven con un paciente periodontal presentan un 20% más de enfermedad peridontal avanzada que los que no, aunque en el mismo texto aclara que la convivencia con una persona que padece enfermedad periodontal no significa necesariamente la afectación por la misma enfermedad pero sí que supone un riesgo incrementado. Para la Dra. Luisa Somacarrera, vocal de Medicina Oral de la Comisión Científica del Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de Madrid (COEM), "existen estudios que avalan que la enfermedad periodontal sí puede transmitirse", afirma. Según esta especialista, si la bacteria que provoca la enfermedad coloniza el cepillo de dientes y se mantiene en él, al compartirlo de manera habitual hay mayor riesgo de contraer la enfermedad. Somacarrera también hace extensible la precaución a la pasta de dientes: "Al haber estado en contacto con el cepillo de otra persona puede favorecer la transmisión de bacterias y, en personas con el sistema inmunitario debilitado, dar lugar a infecciones en la mucosa oral o en las encías".

"Las toallas suelen estar más secas que las esponjas, por lo que el sobrecrecimiento de gérmenes es menor", puntualiza el dermatólogo

Palabras mayores son otras enfermedades, como la hepatitis B y C o por el VIH, que se contagian por vía sanguínea. La recomendación es no utilizar objetos que pueden producir pequeñas lesiones con sangrado (cepillos de dientes, cuchillas de afeitar, corta uñas) para evitar riesgos. Se considera que el 90–99% del VIH existente en un fluido fuera del organismo se inactiva en el plazo de unos minutos a unas horas. En el caso de los virus de la hepatitis B y C, el tiempo de supervivencia es mayor; en concreto, el de la hepatitis C sobrevive fuera del organismo hasta seis semanas, según se comprobó en un estudio llevado a cabo por investigadores de la Facultad de Medicina de Yale, en Estados Unidos.

Y el de la hepatitis B se mantiene activo por lo menos durante siete días, según la Organización Mundial de la Salud. "El contagio puede producirse al compartir el cepillo de dientes de un paciente que sangra con el cepillado. Aunque para que se produzca, intervienen otros factores: la carga viral de la persona enferma y el estado del sistema inmunológico del que comparte el cepillo. A mayor carga viral más riesgo de contagio", explica la Dra. Luisa Somacarrera.

Labiales

El hecho de compartir barras de cacao o lápices de labios también conlleva riesgos, ya que si una de las personas tiene el virus herpes simple en los labios, más conocido como "calenturas", puede contagiar a la otra. "Por precaución, lo mejor es no compartir barras de labios o toallas con las que se hayan secado la boca. El herpes se manifiesta en los labios con pequeñas vesículas llenas de líquido que contiene el virus. Al romperse por contacto con la barra de cacao o la toalla pasa a estos objetos, y si a continuación los utiliza otra persona puede contagiarse", advierte la Dra. Luisa Somacarrera, quien insiste en que el mayor riesgo ocurre al compartirlos inmediatamente después de haber sido utilizados por la persona infectada, ya que el virus sobrevive fuera del cuerpo unas horas.

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