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Pantone impone el color

La empresa, que es capaz de alterar el funcionamiento de la industria de la moda, apuesta esta temporada por el rosa cuarzo

Carlos Primo
Jennifer Hudson con un vestido rosa cuarzo.
Jennifer Hudson con un vestido rosa cuarzo.Cordon press

Hasta hace unas semanas, ni siquiera tenía nombre propio. Era un tipo de rosa, algo desvaído y pálido, que podía hallarse en algunas prendas deportivas, en cubiertas de libros o en algunas tiendas de decoración, pero sin entidad ni nombre propios. Sin embargo, desde que la empresa norteamericana Pantone decidió ubicarlo al frente de su informe estacional dedicado al color en la industria de la moda de 2016, el rosa cuarzo se ha convertido en una presencia ubicua. Los blogs de moda publican paneles de tendencias donde muestran la predominancia de este tono, las revistas especializadas proporcionan pistas para incorporarlo en el día a día y no hay plan de negocio que prescinda de incluirlo entre sus propuestas cromáticas. Y todo debido a la iniciativa de una compañía de la que el público ha oído hablar sobradamente pero cuyo objetivo y actividad principal solo parecen entender los especialistas.

Sin embargo, la realidad no es tan complicada. Pantone, una empresa fundada en Nueva Jersey en 1962, es una compañía que comercializa muestras de color estandarizadas que distintas industrias –gráfica, textil, decorativa– pueden emplear como guía a la hora de elegir el cromatismo de sus productos. Su principal ventaja frente a otras formas de describir el color –como en CMYK, en la industria editorial, o en RGB, en la digital– es su naturaleza física y exacta: si una empresa pide a sus proveedores un color expresado en el código de Pantone, puede exigir que dicho color se adecúe exactamente a las muestras que la empresa estadounidense le haya proporcionado, y que están consideradas como estándares fiables.

Jennifer Garner con un vestido color rosa cuarzo.
Jennifer Garner con un vestido color rosa cuarzo.cordon press

En esa precisión radica la popularidad de esta compañía, que desde el año 2000 ha intensificado otra de sus áreas de actividad: la de predicción del color, cuya manifestación más visible es la designación del llamado color del año. Para elegirlo, reúne a un grupo de consultores que trabajan a su vez con los círculos empresariales (textiles, de artes gráficas o de producción de objetos) de distintas áreas geográficas. Durante las sesiones de debates evalúan distintas familias de colores en función de la propia dinámica del mercado: valoran qué colores ya han terminado su recorrido y cuáles pueden evolucionar, pero también discuten acerca de sus connotaciones sociales o su significado en el clima político de cada momento.

De estas reuniones surgen dos tipos de informes. Algunos son predictivos, como el que desde 2000 define el color oficial del año próximo. Otros, sin embargo, se limitan al análisis de lo ya existente. El rosa cuarzo se enmarca en esta segunda categoría, ya que ha sido obtenido a partir del análisis de las colecciones de moda presentadas en las principales pasarelas del mundo durante este último trimestre, y que llegarán al público en primavera de 2016. En su elección, en palabras de Leatrice Eiseman, responsable del Pantone Color Institute (el organismo que lleva a cabo estos estudios), han influido ideas como la fusión de géneros o la calma. “Recuerda a un atardecer sereno, una mejilla sonrosada o una flor recién nacida”, afirma Eiseman en la explicación que acompaña a la presentación de sus resultados.

La reina Letizia en Francia con un vestido rosa cuarzo.
La reina Letizia en Francia con un vestido rosa cuarzo.cordon press

En el fondo del reciente protagonismo de Pantone subyacen los cambios recientes experimentados por la industria. Desde finales del siglo XIX, este papel predictivo correspondía a la industria de los tintes textiles. Las firmas de moda, obligadas a elegir entre unos proveedores que a su vez se abastecían de un escaso número de empresas de teñido, acababan reflejando esas tendencias cromáticas. Hoy, la irrupción de empresas de moda rápida capaces de controlar el proceso completo, desde el teñido hasta la comercialización, ha cambiado radicalmente este escenario. No parece casual que el auge de Pantone haya coincidido con el crecimiento comercial de Zara, la empresa que ha cambiado las reglas del juego creando sus propias cadenas de proveedores. La incertidumbre del sector exige una figura que ejerza una función de arbitraje, y esa función podría desempeñarla Pantone, antaño un proveedor de muestras cromáticas y hoy un mediador necesario para hacer comprensible la evolución de las tendencias.

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Sobre la firma

Carlos Primo
Redactor de ICON y ICON Design, donde coordina la redacción de moda, belleza y diseño. Escribe sobre cultura y estilo en EL PAÍS. Es Licenciado y Doctor en Periodismo por la UCM

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