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Concha García y su hermano Mateo acababan de evitar que les cortaran la luz. A las bravas. Poniendo un candado en la puerta de acceso al contador. Ambos miraban desde el interior de su finca cómo se marchaba el técnico con un cabreo de aúpa, cuando Concha vio pasar un todoterreno por la carretera. “No te preocupes. Cuando tengamos dinero te compraré uno”, le dijo Mateo. Desde aquel episodio han pasado más de 10 años. Fueron unos comienzos duros, pero han conseguido vivir del campo con el queso que producen sus más de 2.000 ovejas. Tienen para pagar la luz y un todoterreno con polvo hasta en la guantera y las llantas hasta los topes de barro. Es carne de desguace, pero se ha convertido en el símbolo de cómo dos hermanos con formación universitaria, pero sin idea sobre el medio rural, empezaron una nueva vida en el campo. En la falda de una zona volcánica se asienta la finca Fuentillezjos, a unos minutos de Poblete. La carretera serpentea sobre un suelo árido que a principios de otoño tiene una cabellera rubia y pajiza. No se oyen pájaros. No se ven liebres ni garzas. No florecen bucólicos frutales. En el camino hacia la finca no se observa nada que, a primera vista, haga creer que alguien es capaz de cambiar la ciudad por ese horizonte seco. “El cielo”, advierte Concha. “Más que el paisaje, son los cielos. Son una pasada”. Es ingeniera agrónoma, como su hermano. Ambos nacieron en Mérida y estudiaron en Córdoba. Su padre, sin saberlo, compró el terreno sobre el que hoy sus hijos se han labrado un futuro. Al terminar la carrera, Mateo decidió irse allí a vivir. Concha lo hizo en 1996, dos años más tarde. “Él lo tenía superclaro. Yo no sabía qué quería y me fui a echarle una mano”. Cuatro años tardó la ovejera en darse cuenta de que el campo era su sitio, aquel terreno desde el que, gracias a estar conectados a las nuevas tecnologías, venden por todo el mundo. En la remota finca de Fuentillezjos producen un queso manchego ecológico con prestigio internacional –el 85% de la producción se va a Alemania–. “Las ovejas tienen wifi”, bromea Concha.
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Vivir en el campo

Los ‘neorrurales’ han encontrado en las nuevas tecnologías el aliado perfecto para su exilio de la gran ciudad

Virginia López Enano
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