_
_
_
_
_

Un desfase pastelero aplasta al fútbol y arrasa en la televisión británica

Un concurso de reposteros aficionados se convierte en el programa más visto del año en el Reino Unido. Ni la selección inglesa puede con las tartas

Dos de los participantes en 'The Great British Bake Off' muestran su obra.
Dos de los participantes en 'The Great British Bake Off' muestran su obra.BBC

En el Reino Unido han perdido la cabeza con los dulces. Solo así se explica que el programa de televisión más visto del año (con una impresionante audiencia media de 13,4 millones de espectadores) no haya sido una retransmisión deportiva ni el último capítulo de una serie de moda, sino la final de un sencillo concurso de pasteleros aficionados. Hasta el trascendental partido Inglaterra-Uruguay del Mundial de Brasil de 2014, en el que la selección capitaneada por Wayne Rooney se jugaba pasar de la primera ronda (cosa que no logró), se quedó por debajo de esa cifra, limitándose a una media de 13,2 millones de televidentes. Y eso, en el país en el que el fútbol es religión, dice mucho del nivel de locura que ha generado la repostería.

Hasta el primer ministro David Cameron declaró que Nadiya era su favorita, lo que da una idea de la magnitud del programa

Con todo, el éxito del episodio final de The Great British Bake Off (La gran competición británica de horneado), grabado en una carpa en la campiña inglesa con el canto de los pajarillos de fondo, no ha cogido por sorpresa al público de las islas. De hecho, la que concluyó el pasado día 7 de octubre era la sexta edición de este espacio cuya audiencia siempre se ha mantenido en unas cotas de altura creciente. De ahí que las cuatro primeras ediciones se emitieran en el canal BBC 2, mientras que la quinta y la sexta, ante lo previsible del pelotazo, haya engrosado la parrilla de BBC 1. Curioso para tratarse de un programa que, sobre el papel, parece friki y destinado a ser descartado en cualquier reunión de programación.

Nadiya Hussain, ganadora de la sexta edición, con una de sus obras.
Nadiya Hussain, ganadora de la sexta edición, con una de sus obras.

¿Y esto de los dulces de qué va?, te estarás preguntando ansioso y posiblemente con una magdalena en la mano. Visualmente y por su estructura se parece a cualquier otro certamen de cocina televisado: concursantes apostados en encimeras alineadas y rodeados de los utensilios de rigor deben preparar lo que el jurado, formado por expertos, les propone. Solo tres llegan a la final. Aquí, la diferencia reside en que los participantes no se dedican a esto, ni parecen ávidos por convertirse en pasteleros profesionales. Además, no hay premio; bueno sí, una de esas bandejas con base donde se colocan las tartas. Quizá por eso en vez de rencillas entre el variopinto catálogo de concursantes reina, en general, un ambiente simpático y familiar.

Aun así, pequeños incidentes a lo largo de estos años han pasado a la historia del concurso. Por ejemplo, Deborah le robó las natillas a Howard. Ruby y Paul, se dijo, se habían liado (más tarde Ruby declaró que era lesbiana, desmontando el rumor). John se hizo un corte en un dedo con la batidora. Aunque nada comparado con el escándalo que se produjo cuando Ian, un concursante hipster, descubrió que alguien (todos apuntaron a Diana, que pasó a ser la villana del programa) había sacado del frigorífico su tarta, dejándola como una sopa. Aquello revolucionó las redes. En fin.

Las tartas con la bandera británica, uno de los grandes recursos en el programa.
Las tartas con la bandera británica, uno de los grandes recursos en el programa.

Y, por otro lado, están sus creaciones: en esta última edición llamó mucho la atención la efigie de un león realizada con panes ejecutada por un inspirado concursante. Aunque si hay que destacar una, sería la tarta nupcial con forma de tres cofres con los colores de la bandera británica que hizo ganadora a Nadiya Hussain, una joven madre musulmana de Leeds que se ha convertido en una nueva estrella de la pequeña pantalla. Hasta el primer ministro David Cameron declaró que Nadiya era su favorita, lo que da una idea de la magnitud del programa.

¿Llegará a España algún día? Sería de esperar, sobre todo porque nuestra tradición pastelera también está bien documentada y aquí podríamos hacer unas tartas con los escudos del Real Madrid y del Barcelona para caerse de la silla. Eso, por no hablar de lo que podríamos hacer con unos buenos churros, un huevo de Pascua, unas milhojas o la nunca suficientemente ponderada palmera de chocolate. Mmmmm. Riquísimo...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_