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La estrecha relación entre el dolor de rodillas y las patas de gallo

Con el envejecimiento, perdemos la capacidad de producir colágeno, una proteína clave

¿Qué es el colágeno?

Es la proteína más abundante del cuerpo humano y la que da soporte a todos los tejidos. Existen hasta 20 tipos dependiendo de su estructura molecular. Algunos abundan más en nuestro cuerpo: los tipos I y II están en la piel, huesos, tendones y cartílagos. En un mismo tejido pueden coexistir varios tipos. “Todos son importantes: aportan firmeza, elasticidad y capacidad de resistencia a los tejidos”, explica el doctor Alberto Morano, portavoz de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME).

¿Por qué hay que cuidarlo?

“A medida que envejecemos lo vamos perdiendo y, lo más importante, perdemos la capacidad de producirlo”, explica el portavoz de la SEME.

Una nueva arma pro juventud

El colágeno aparece como una pieza fundamental del rompecabezas del envejecimiento. Por eso, los científicos piensan que mantener el colágeno estructural es importante para proteger y reparar los daños que el paso del tiempo hace en nuestro organismo. Un estudio publicado en Nature explica las intervenciones nutricionales y farmacológicas llevadas a cabo por investigadores que han conseguido aumentar la expresión de colágeno. De momento, los estudios se han realizado en el 'C. elegans', un minúsculo gusano de apenas un milímetro, pero un extraordinario modelo para realizar estudios biológicos.

¿Cómo afecta su déficit?

Las manifestaciones son muy distintas y dependen del órgano afectado: desde enfermedades genéticas, envejecimiento cutáneo y pérdida de cabello, hasta artrosis y artritis. En el cuero cabelludo, la escasez de esta proteína puede alterar el ciclo folicular y, “por tanto, el crecimiento del cabello”, indica Gloria Garnacho, directora de la Unidad de Salud Capilar de Clínica Dermatológica Internacional. Si afecta a la piel, la traducción es pérdida de tersura y vitalidad. Pero cuando falta colágeno en los huesos, tendones, cartílagos o músculos se producen cambios estructurales y degeneración de los tejidos.

¿En qué formas se utiliza?

Lo ideal es promover su formación. Esto se logra con radiofrecuencia, ciertos tipos de láser y algunos inyectables. “Los tratamientos a base de plasma autólogo (del propio paciente), la hidroxiapatita cálcica o el ácido poliláctico, persiguen la formación de colágeno”, apunta Morano. También se inyectan fibras de colágeno para aumentar la capacidad de absorber y de retener agua en la piel. Para mitigar los dolores articulares están muy extendidos los suplementos de colágeno, puro o con magnesio, aunque como advierte Montserrat Romera, portavoz de la Sociedad Española de Reumatología (SER) y reumatóloga en el Hospital de Bellvitge, en Barcelona, hay productos como el ácido hialurónico, el condroitin sulfato o el sulfato de glucosamina que se incluyen bajo la denominación de colágeno, pero no lo son.

¿Son eficaces los suplementos?

Los especialistas no se ponen de acuerdo. Garnacho opina que “el colágeno exógeno (el que se toma en forma de suplementos) no es tan bueno como el endógeno (el que sintetiza nuestro cuerpo a partir de la vitamina C) y solo estaría justificado en el caso de una deficiencia nutricional relacionada con el bajo consumo de esa vitamina”. Giussepe Rusolillo, presidente de la Fundación de Dietistas Nutricionistas, señala que “no hay suficientes estudios científicos para poder concluir que los suplementos nutricionales a base de colágeno puedan tener un efecto sobre el organismo y más concretamente sobre la piel”. Faltan estudios que evidencien su eficacia pero, de la misma manera, no hay trabajos que sugieran que puedan tener un efecto nocivo para la salud. Por eso, para mantener la piel en buenas condiciones, aboga por una alimentación y un estilo de vida saludables, aunque recuerda: “La síntesis de colágeno se produce por una serie de procesos metabólicos internos y no hay ningún alimento que, per se, nos lleve a sintetizar más colágeno”.

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