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EL ACENTO
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El exceso de testosterona perjudica la Bolsa

Un estudio relaciona la secreción de hormonas esteroides con la probabilidad de que los 'broker' incurran en inversiones de riesgo

Milagros Pérez Oliva

Los humanos, como el resto de los primates, hemos desarrollado un sofisticado sistema endocrino que nos prepara para defendernos de las amenazas. Sin la oportuna secreción de hormonas como el cortisol o la testosterona no hubiéramos sobrevivido como especie, y, por tanto, tampoco habríamos desarrollado ese artilugio tan sofisticado y a veces tan errático como son los mercados bursátiles. Pero estas hormonas, a las que tanto debemos, segregadas en demasía y fuera de su contexto natural, pueden tener efectos devastadores. Eso es lo que ha mostrado un ocurrente estudio publicado en la revista Scientific Report, del grupo Nature, en el que se ha relacionado la secreción de hormonas esteroides con la probabilidad de que los broker incurran en inversiones de riesgo. El resultado es ilustrativo: a mayores niveles de testosterona, mayor riesgo en la inversión y mayor inestabilidad en los mercados.

En situaciones de competición, el organismo responde al estrés segregando cortisol y se prepara para la lucha segregando testosterona. Los niveles de respuesta son variables y dependen de lo motivado que el sujeto esté por ganar. Puestos ante una pantalla bursátil en situación de ganar mucho dinero, el nivel de cortisol aumenta tanto en hombres como en mujeres, pero su conducta es distinta: mientras en ellos aumenta la tendencia al riesgo, en ellas no. El estudio muestra también que cuando a los hombres se les administran suplementos hormonales y se simula una racha ganadora en el mercado, el cortisol incrementa las inversiones de riesgo en un 70%, mientras que la euforia de la testosterona aumenta la compra de activos dudosos en un 46%. Estos datos son concordantes con estudios previos sobre comportamientos y respuestas hormonales en primates. Esta diferente respuesta explica que entre los chimpancés, grupo dominado por los machos, se de un mayor nivel de agresividad y menor cooperación que entre los bonobos, grupo dominado por las hembras.

Hasta qué punto esta diferencia se agudiza con el aprendizaje es una cuestión difícil de calibrar, pero lo que no plantea ninguna duda es que la abrumadora presencia en los parqués de hombres con altos niveles de testosterona tiene consecuencias para la estabilidad de los mercados. El ambiente de extrema competitividad hace que entre los brokers predominen además y se desenvuelvan mejor ciertas tipologías muy proclives al riesgo, como las que tan certeramente retrata la película Margin Call a propósito de la crisis de Lehman Brothers.

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En la Iliada de Alessandro Baricco vemos el efecto que tiene sobre el relato prescindir por completo de la intervención de los dioses. Sin la presencia sobrenatural, toda aquella épica queda reducida a un brutal toma y daca entre enfurecidos guerreros que luchan sin tregua como héroes poseídos por sus hormonas. ¿Qué hubiera pasado si además de prescindir de los dioses, hubieran segregado menos testosterona? Aunque vista bajo la luz de la épica, la guerra pueda parecer hermosa, no lo es. Y aunque la competitividad sea vista en los medios financieros como una virtud, no está claro que lo sea.

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