Victoria de los ‘indepes’

Si estas municipales son solo ensayo (y demostración) de la votación proindependencia, pueden ahorrárselas

Los indepes—como coloquial y tiernamente les llamamos— han ganado las elecciones en Cataluña. Así lo asegurará pasado mañana la propaganda oficial.

Pero no hace falta esperar. Esa victoria puede certificarse desde ya. No importa que aún no sea domingo. Ni que las elecciones para la Generalitat se prevean para el 27 de septiembre. Ni que el president y sus monaguillos se desgañiten por plazas y pueblos asegurando que este 24-M constituirá, por enésima vez, la primera vuelta del plebiscito definitivo.

Si estas municipales son solo ensayo (y demostración) de la vot...

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Los indepes—como coloquial y tiernamente les llamamos— han ganado las elecciones en Cataluña. Así lo asegurará pasado mañana la propaganda oficial.

Pero no hace falta esperar. Esa victoria puede certificarse desde ya. No importa que aún no sea domingo. Ni que las elecciones para la Generalitat se prevean para el 27 de septiembre. Ni que el president y sus monaguillos se desgañiten por plazas y pueblos asegurando que este 24-M constituirá, por enésima vez, la primera vuelta del plebiscito definitivo.

Si estas municipales son solo ensayo (y demostración) de la votación proindependencia, pueden ahorrárselas. Pues si lo que hay que contabilizar es el número de alcaldes favorables a la secesión, la victoria ya está en el zurrón. Entre los (actuales) 554 convergentes y los 145 de Esquerra, suman 669, una amplia mayoría de los 947 alcaldes catalanes. Con unas propinas de conversos y asimilados, llegamos a los 710 primeros-regidores inscritos en la Associació de Municipis per la Independència (AMI): un 74% del total de municipios. Mayoría suficiente, ¿verdad?

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Olvidamos un pequeño detalle: que esta no es una democracia orgánico-comarcal. Los 710 de la AMI gobiernan solo sobre un 36,10% del censo de ciudadanos catalanes. Y también que no han sido elegidos por el 100% de los votantes de cada pueblo: quizá llegaremos, cuando se imponga luminosamente la democracia plebiscitaria (¡la auténtica!) de corte “soviético” (Maurice Duverger, Instituciones políticas y derecho constitucional, Ariel, Barcelona, 1984).

Eso sí, si el domingo se les suma una Barcelona al mando de Xavier Trias, que todo el mundo sabe que es contrario a la independencia aunque diga lo contrario y que en familia habla castellano, como Artur Mas (¿o ya se ha autopracticado la inmersión lingüística?) y como Andreu Mas-Colell, pues más propaganda.

La clave es cómo se mide y quién tiene la vara de medir. Miren esa simpática Assemblea Nacional Catalana, de orientación tímido-bolchevique-excursionista y, sin embargo, norte y guía de la alianza Convergència/Esquerra. Hace unos días celebró elecciones. La ganadora fue Liz Castro. Obtuvo 5.093 votos de los 7.625 delegados. El Presidium nombró jefe a (un buen tipo) Jordi Sánchez, el colocado en... cuarta posición. Democracia auténtica.

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