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Del tirador a la ciudad
Coordinado por Anatxu Zabalbeascoa

La idea de ciudad de los partidos

Aunque las ciudades son un recurso reciclable y renovable que merecería mayor atención por parte de los políticos, pocos candidatos las miran. En Madrid, Luis García Montero lo hace con cara de niño bueno (eso no se improvisa) desde la parte baja de las farolas, mientras la popular Aguirre (o en ocasiones Cifuentes) corona con banderolas dobles esas mismas farolas. En esa ubicación y en esa manera de estar en la calle hay un mensaje. García Montero habla con cercanía. Y parece hacerlo a los que caminan. Cifuentes o Aguirre, aunque también Gabilondo, en cambio, parecen desplegar su rostro para ...

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Aunque las ciudades son un recurso reciclable y renovable que merecería mayor atención por parte de los políticos, pocos candidatos las miran. En Madrid, Luis García Montero lo hace con cara de niño bueno (eso no se improvisa) desde la parte baja de las farolas, mientras la popular Aguirre (o en ocasiones Cifuentes) corona con banderolas dobles esas mismas farolas. En esa ubicación y en esa manera de estar en la calle hay un mensaje. García Montero habla con cercanía. Y parece hacerlo a los que caminan. Cifuentes o Aguirre, aunque también Gabilondo, en cambio, parecen desplegar su rostro para los que miran desde lo lejos. ¿Por qué? Seguramente porque hablan a quien conduce, puede que sus posibles votantes llegan a la ciudad montados en coche. Así, a Esperanza Aguirre se la ve justo por debajo de las copas de los árboles ya florecidos en las grandes avenidas. Pero también en las puertas de los taxis. El partido popular ha instalado a sus candidatas en las puertas de los taxis ¿será esa la idea que defienden del transporte público?. Más allá de la relación de la campaña con la calle y de las propuestas que afectan al urbanismo y de preguntarse por qué los partidos en el poder no las impulsaron cuando podían convertirlas en realidad, este año tenemos candidatos que han sido profesores. El propio García Montero en la Universidad de Granada y Gabilondo en la Autónoma de Madrid son dos. Y a una se le ocurre que un ejercicio sencillo sería preguntar a sus estudiantes cómo los trababa su profesor. Averiguar si la vocación es de servicio o la ambición de poder.

Con todo, si los candidatos no nos resuelven las dudas, merecería la pena recordarles que no ha habido crisis, en Occidente, que no desembocase en una ciudad distinta. Las soluciones propuestas por urbanistas, pero también por economistas, sociólogos y , sobre todo, reclamadas por el propio activismo ciudadano, han resultado siempre en cambios urbanos fundamentales. La aparición de los suburbios en la primera parte del siglo XX es un ejemplo de la envergadura que pueden alcanzar esas transformaciones.

El diagnóstico es que la desigualdad crece hoy en todas las ciudades del mundo, mientras que la igualdad fue lo que creció durante la mayor parte del siglo XX. El urbanismo que paliaba en parte la desigualdad -con el transporte, la accesibilidad, las infraestructuras y el espacio público- está desapareciendo. Secchi argumenta que esa codicia de unos pocos no beneficiará a los ricos, encerrados en sus guetos. Por eso la advertencia es para ellos: “Ninguna economía ha crecido solo gracias a la producción de artículos de lujo”.

Leyendo a Secchi uno se pregunta si la gran expansión del metro madrileño, impulsada por Gallardón, fue un servicio a los ciudadanos o un negocio para los constructores. Uno se lo pregunta atendiendo al aumento de las tarifas de los años de la crisis. Por eso merece la pena atender a su advertencia: “La ciudad, imaginada desde siempre como el espacio de la integración social y cultural por excelencia, se ha convertido, en las últimas décadas del siglo XX, en una potente máquina de suspensión de derechos de los individuos y de la colectividad. Esta política, como todas las políticas, ha requerido una ideología y una retórica: la ideología del mercado y la retórica de la seguridad”.

Así, el consejo de Secchi es que “no aprovechar las oportunidades de las crisis puede exacerbar los problemas en lugar de resolverlos”.

El urbanista italiano apuntó que la redistribución de la producción y de la población conllevan una redistribución de la riqueza. Y puso como ejemplo un informe encargado por el presidente Roosevelt en 1937, Our Cities. Their Role in the National Economy que dejaba claro que las enormes desigualdades de ingresos y riqueza en las áreas urbanas constituían el mayor problema de las ciudades norteamericanas. Ahí lo tienen: desigualdad y ciudad. ¿Qué hicieron? El comité de expertos aconsejó utilizar a la población para la recuperación de la economía: sanearon los barrios más pobres con equipamientos. Es importante recordar que este consejo le llegó al presidente norteamericano cuando la economía norteamericana sufría una grave recesión. Roosevelt fue el único candidato que, entonces se podía, resultó elegido cuatro veces seguidas.

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