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Del tirador a la ciudad
Coordinado por Anatxu Zabalbeascoa

Un profesor que da ejemplo

 FOTO: Simona Rota 

Hace poco más de un lustro, el profesor de proyectos en la ETSAM, Ángel Borrego Cubero (1967), ganó el concurso para levantar el edificio para el Registro Civil en el, entonces flamante, Campus de la justicia de Madrid. Lo recordarán: todos los inmuebles tenían planta circular y el lug...

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 FOTO: Simona Rota 

Hace poco más de un lustro, el profesor de proyectos en la ETSAM, Ángel Borrego Cubero (1967), ganó el concurso para levantar el edificio para el Registro Civil en el, entonces flamante, Campus de la justicia de Madrid. Lo recordarán: todos los inmuebles tenían planta circular y el lugar estaba destinado a convertirse en un micromundo de la burbuja arquitectónica con inmuebles firmados por Richard Rogers, Zaha Hadid o Alejandro Zaera, el único que logró levantar el vestigio sin estrenar que hoy se conoce como “el donut”. El caso es que Borrego comenzó su carrera de la mejor manera posible: ganando un gran concurso.

Lo que sucedió después se ha llamado de muchas maneras y tiene muchas aristas que van de la corrupción a la impericia y de la negligencia a la prepotencia. La cuestión es que concursar con los grandes fue una experiencia que este arquitecto no pudo olvidar. Por eso se convirtió en cineasta, para contar al mundo lo que él había descubierto: cómo funcionaban los concursos de arquitectura. Sorprendentemente, consiguió permiso para el que el Gobierno andorrano le autorizase a filmar las presentaciones, la preparación, la gestión y el trabajo, de los cinco finalistas –y de los políticos- para construir lo que iba a ser el Museo Nacional de Andorra.

Con permisos y cámara en mano sucedió el primer dato interesante. Norman Foster no aceptó ser grabado y, consecuentemente, abandonó el concurso. Lo demás (las ausencias de Zaha Hadid, la improvisación de Nouvel, la adulación de Perrault y las falsas tomas de Gehry están filmadas en el documental The Competition que cualquiera con aspiraciones políticas de contribuir a la construcción de una ciudad debería ver.

Más allá de esa película, que se ha podido ver en numerosas ciudades del mundo, al fin y al cabo el pelotazo y las burbujas parecen hablar un esperanto que todo el mundo comprende, Borrego ha continuado dando clase y trabajando. Su último proyecto, las oficinas para Factoría Cultural en Madrid, es un trabajo de interiorismo que ha costado 105 euros por metro cuadrado.

“Tú haces estas cosas baratas y la película porque no tienes trabajo, ¿verdad?”, cuenta el arquitecto que le preguntó un profesor compañero en la ETSAM.

La intervención se beneficia de la magnífica escala y hechuras del antiguo matadero del barrio de Legazpi, pero no busca potenciar la estética póvera sino, al contrario, trabajar con pocos medios para poder existir. Así, estas oficinas en las que se puede alquilar espacio de co-working para start ups, están realizada con apenas dos materiales: pino sin tratar y policarbonato multicapa. El primero sirve tanto para levantar una estructura interna (que separa dos pisos, levanta unas gradas y divide horizontalmente el espacio) y el segundo envuelve el proyecto y aísla visualmente las estancias.

La biografía de Borrego aflora en las soluciones más sencillas. Las horas pasadas en el estudio de Alejandro de la Sota, donde tuvo su primer trabajo, aparecen en los elementos absorbentes de sonido, realizados con goma-espuma. También la idea de emplear restos del pino –obtenidos de aligerar la estructura en la segunda planta en la que los pilares no precisaban tanto grosor- sirvieron para construir el soporte de las luminarias. El trabajo es low tech y, sin embargo, de alto ingenio. El resultado: 120 puestos de trabajo en 400 metros cuadrados, levantados en pocos días y construidos en seco con materiales reciclables. Se trata de un espacio que quiere invitar a trabajar, a atreverse a pensar de otra manera, a desprejuiciarse y a colaborar. Adaptarse, no conformarse, responder y no dejarse vencer por el peso del puesto como profesor, esa es la lección de este profesor de proyectos de la ETSAM.

Precio por metro cuadrado según arquitecto: 105 euros.

Comentarios

El documental casi es ya un clásico y eso que todavía ni se vende.¡105 € el m2!
¿Estamos hablando del mismo Ángel Borrego que mantiene su estudio con becarios contratados por CERO euros +IVA mediante becas de entidades bancarias? ¿Del mismo? ¡Porque igual toda la genialidad no es suya! Que Dios nos proteja a todos.
¡Hala! yo fui becario CRUE, que imagino que son a las que te refieres, y las becas NO eran de "CERO +IVA"Mi experiencia en su estudio fue bastante positiva. Pero desde luego lo que no me gustaría es que, por comentarios absurdos como el tuyo, en este país además nos quedemos sin becas, aunque sean de un banco. En fin, es verdad que quizá necesitemos protección, pero de otros.
Sin conocer, diría que los dos últimos comentarios dicen lo mismo, solo yo me plantearía la titularidad (propiedad Intelectual) del trabajo realizado por becarios pagados por un tercero, pero seguro que quedó amarrado en algún contrato...El beneficio para el estudio, moralmente podria ser discutible?
Soy el del primer comentario y soy científico. Siempre he tenido becarios, que por decirlo con palabras sencillas son machacas jóvenes que están aprendiendo. En la ciencia los becarios SÍ tienen propiedad intelectual de su trabajo. Los técnicos contratados, depende. No es lo mismo un contrato que una beca ni se paga ni se cotiza lo mismo.
Un día, un boli le reclamó al escritor la autoría por la novela que este había escrito, utilizándolo (claro que solo para una pequeña parte de la novela, ya que tras varias páginas al pobre boli, se le acabó la tinta). Voilà!
Por seguir hostigando un poco, y sin recular en el anterior comentario que hice, que lo tiene todo de inmediato y poco reflexionado, planteo la siguiente pregunta: ¿Deberían los estudios de arquitectura tener un límite de becarios por año/trimestre? ¿Evitaríamos así que se conviertan en 'organizaciones' sin los empleados titulados suficientes, sin estructura empresarial, donde ni se recibe la formación, ni se cotiza verdaderamente por el trabajo realizado? ¿Nos suena esto, queridos profesores universitarios, o soy el único loco que vive en este país?
Por cierto Helena, has hecho una metáfora llena de soberbia y de mal gusto.
Opino que los becarios son necesarios para si mismos, creo que es la mejor forma de entrar en el mundo laboral, y por otro lado, las empresas-estudios pueden beneficiarse de este aprendizaje, pero basar una estructura en aprendices, es como construir una casa con palillos, cual es la calidad de esta casa?, Cuantos palillos se necesitan? Hay normas Une-Iso para esto?
Hola EGO ( ?¿ O-o). Mi nombre es Simona Rota, soy la persona con la que tendría que hablar si tuviera dudas respecto a como se mantiene el estudio de Angel Borrego Cubero (OSS) y en general respecto a su funcionamiento, ya que me encargo de su gestión. Y a mi parecer, a usted le sobran las dudas ( por lo menos) y le falta o quiere ignorar la información.En primer lugar, es ingenuo pensar que algún negocio se pueda mantener con becarios. En particular nuestro estudio NO se mantiene con becarios aunque puntualmente SÍ hemos acogido estudiantes en prácticas a través del programa de becas de prácticas Santander CRUE-CEPYME ( https://www.agora-santander.com/profil/527a41dfe04ecc1d6c8e39cb). Se ha tratado pues de prácticas becadas, pagadas, a través de un convenio entre Universidad, Fundación Santander y empresario. Fui yo misma quien trajo la idea al estudio y quien luego se ocupó de tramitar cada una de las becas. Es, por cierto, un trámite que implica una perdida de tiempo considerable. Según las condiciones del programa, los estudiantes seleccionados tenían que trabajar media jornada durante 6 meses o jornada entera durante 3 meses y recibían una beca de 400 € mensuales a través de su Universidad, (no a través del empresario), mientras que el empresario, en función del convenio con cada Universidad, tenía que asumir ciertos gastos de gestión y impuestos mensuales, por cada becado. Además, cuando por las circunstancias personales del becario, ha sido necesario asumir otros gastos como transporte o comidas, lo hemos hecho. A alguno,el que valía, le hemos ofrecido contratarlo al acabar su periodo de prácticas y la carrera.En OSS hemos hecho la experiencia en 2 ediciones del programa, en 2012 y en 2013, y no la vamos a repetir ya que la relación esfuerzo - rendimiento no compensa. No sabemos con certeza porque no funciona bien, pero, en nuestro caso, por lo menos, no ha sido una buena experiencia, hemos invertido tiempo y dinero, sin resultados en proporción. Personalmente creo que este sistema es más adecuado para una oficina grande, y quizás no de perfil creativo, en la que, si el estudiante elegido o asignado por la Universidad resulta inadecuado, el esfuerzo hecho previamente para la selección de CVs, las entrevistas, las tasas pagadas y el tiempo invertido en integrar al becario en la rutina de la oficina y la filosofía de los proyectos, todo esto en conjunto, no resulte dramático.Para dar un ejemplo de lo mejor y de lo peor de esta experiencia: un hecho muy negativo es que hubo un estudiante, asignado por una Universidad (no fue la UPM) que, a pesar de hermoso expediente en papel, resultó ser un pésimo arquitecto. Además, de improvisto, tras un par de semanas, decidió irse de vacaciones (o similar) y renunciar a las prácticas. A la vez intento engañar a su Universidad para así seguir recibiendo la beca por el tiempo que no había trabajado. La Universidad me contactó y comprobó su ficción. El ejemplo contrario es una estudiante que nos asignaron desde UPM; resultó ser muy capaz y de trato muy agradable. Al finalizar su beca, nos hubiese gustado contratarla pero se fue a seguir estudiando a otro país. Entre estos dos extremos hubo grados.Respecto a su preocupación por si el trabajo de Factoria Cultural estuviera hecho por estudiantes, basta con mirar la trayectoria de Angel Borrego Cubero en los últimos 10-15 años, para entender que es un proyecto coherente con su modo de pensar y plantear los trabajos..El siempre ha trabajado bajo ciertas premisas, reconocibles, más allá de las prácticas, limitadas en tiempo y posibilidades de un estudiante, por maravilloso que sea. Por cierto, Angel es de los arquitectos que no solo lanza la idea y espera a que otros la desarrollen, él mismo delinea si hace falta, a mano, en el ordenador, se sienta en la misma mesa que usan los otros miembros del estudio y no se le caen los anillos por montar el mismo un panel en Illustrator o envolverlo para mensajería.... Sus insinuaciones me parecen por lo tanto o bien resultado del desconocimiento o de la mala intención.Preferiria no tener que volver a escribir aqui, por falta de tiempo. Pero si aun le quedan dudas, lo/la invito a visitarnos al estudio, para asegurarse de que no escondemos una tropa de estudiantes esclavizados. Tenemos la oficina en calle Leganitos, nr 1, 1º, estamos al dia con el pago del alquiler y de los impuestos y vamos vestidos por la oficina, por lo que puede pasarse en cualquier momento, horario de oficina.
Interesante el asunto de la intervención de los becarios; añado otra vertiente del trabajo que veo, relativo a la calidad de los materiales y hasta qué punto el técnico está comprometido con la misma ¡ otro debate!. Dado que veo aquí un uso masivo del policarbonato puedo decir que es un material que genera mucha ionización en el aire y sin transpirabilidad. Usado en poca superfície no es significativo pero en las cantidades de este caso sí puede serlo; es atacable por alcalis y por ultravioletas, lo cual quiere decir que deja al aire bisfenol A , un disruptor hormonal muy potente. http://www.bioactualidad.com/contaminacion-de-bpa-en-los-alimentoshttp://www.informador.com.mx/tecnologia/2010/188248/6/el-policarbonato-plastico-se-degrada-en-el-medio-ambiente.htmLa pregunta que me hago es hasta dónde llega la responsabilidad y el compromiso de los técnicos con los materiales?
Es curioso cómo la gente que no hace nada se pasa el dia insinuando maldades en la gente que sí hace cosas. País... como decía Forges...
Comprenderéis que el título del artículo " El profesor que da ejemplo" ha levantado ampollas entre vuestros ex-becarios. Como becario de otro estudio con esa beca, sé de buena tinta la abundancia de becarios vs. la escasez (inexistencia) de arquitectos contratados, las herramientas de trabajo que se les procuraban y cuál era el trato que recibían. Becarios de una misma escuela en estudios similares hablan entre ellos de su situación. Yo, sin embargo, no voy a entrar en detalles, como lo ha hecho la representante del estudio, hablando de lo malos que le han salido los becarios gratis pagados por el Santander, lo costoso que le resultaba pagarles el seguro más básico, el tiempo que perdía mirando los currículos, y otros comentarios como "Preferiría no tener que volver a escribir aquí."El hecho de que no fueran lo suficientemente buenos no justifica darles un mal trato. O quizá el problema es que se pretende que hagan un trabajo de arquitecto a jornada completa cuando son estudiantes a 4 horas.En cualquier caso, la intervención de Simona es un pobre intento de lavado de cara de un estudio que abusó de becarios gratuitos para sacar adelante su trabajo y aún se jacta de que no les compensaba.Os habéis retratado a vosotros mismos, El estudio que da ejemplo.
Lo de la precariedad de los aspirantes a arquitectos y de los arquitectos incipientes con algo firmado me lo sé de hace 25 años o así y parece que nada ha cambiado más que las formas. Yo no soy de este mundo más que de refilón, pero soy de otros y en todos lados cuecen habas. De las habas, que le queda nada a la temporada, a los policarbonatos. Esos los tenemos por todos lados, desde los CD's y DVD's a los envases alimentarios. Si son tan malos, ya estamos fritos y ya da igual. No hace 10 días que estuve en Llerena. Soy de cerca. Todavía tiene que llover un poco más, pero aquello está precioso tal cual ahora.
Hola a todos. Gracias por participar en el debate. Esto se anima y me parece positivo. Me gustaría intentar aportar la información que yo tengo. Como todos sabéis, la época económica ha sido, y aún es, pobre. Nuestro estudio es muy pequeño. Siempre lo ha sido. Imagino que si hubiésemos construido el edificio del Registro Civil hubiésemos tenido un estudio un poco mayor y la situación de encargos (unos llaman a otros) hubiese cambiado. No lo sabremos. Con el ánimo de intentar continuar con la actividad, mucha de la cual son proyectos auto-generados (la película The Competition, o el proyecto de investigación sobre barrios de posguerra ¡ENSANCHE!) pensamos que podría ser una buena práctica aprovechar la oportunidad de las becas CRUE del Santander. A nosotros no nos salió bien y no sabemos bien las razones. En parte creemos que tiene que ver con el plazo, quizá demasiado corto. Una vez que uno se empieza a conocer, la cosa se acaba. La otra es que acabamos con la sensación de que no era bueno que el trabajo lo pagara otro.Tras dos ediciones intentándolo, la ultima hace ya dos años, no lo hemos vuelto a probar. Creo que es una buena iniciativa por parte del banco, pero que por diversas razones, se ha perdido para nosotros.He visto un comentario, de Arquino, que dice dice que 'abusamos' de 'becarios gratuitos'. Ambas afirmaciones son falsas. Puedo asegurar que no 'abusamos' de nadie.. El trabajo no excedió lo estipulado. Dimos flexibilidad de horario... Lo normal, creo... Y no eran gratuitos, ni para el banco ni para nosotros. Y si alguien ha tenido una pequeña empresa, sabrá que hay bastante tiempo dedicado a cada persona que entra nueva en todo tipo de procesos: administrativo, organización, coordinación, comentarios, guía, etc. Leyendo algunos de los comentarios, parecería que participar en un programa de becas reglado es algo ilegal o inmoral o ambos... Esto es algo sorprendente para mí. Las personas que accedieron a la beca conocían las condiciones de la misma y cumplimos con lo estipulado. Es más, como he dicho antes, nos parecía una buena idea. Siempre he creído que en España falta dinero y recursos puestos en educación e investigación. Por algunos comentarios, parecería que quizá no sea así y que cualquier situación de beca es un ultraje a la dignidad de la persona. No era consciente de ello. Siempre creí que las becas eran algo positivo. Dan una pequeña ayuda o empujón en un momento de falta de recursos materiales o personales. Una universidad sana necesita de un buen sistema de becas. En España hay pocas. Creo que si atacamos con tanto entusiasmo estos sistemas corremos el riesgo de quedarnos con menos aún. Pero bueno, esto es mi opinión personal y estoy abierto a ser convencido de que las becas son nocivas.Y, por fin, me encanta responder a la primera cuestión técnica de los comentarios, de José Antonio Garcés. Es cierto que todos los materiales plásticos emiten diversos compuestos volátiles. Pero creo que al menos parte de la respuesta se halla en los enlaces que aportas, que hablan del posible peligro para la salud del policarbonato, y de otros plásticos, en contacto con los alimentos y el calor (en conjunción).La degradación aérea, sin intervención de calor extremo, del policarbonato es muy lenta. A la intemperie tiene un plazo de uso de unos 20 años. Comparándolo con otros plásticos o espumas de uso cotidiano, es despreciable. En un interior, sin exposición al agua o los rayos ultravioleta, como es el uso dado en Factoría Cultural, esta degradación es aún menor. Mucho mayor problema de emisiones presentan otros compuestos, algunos presentes en objetos mucho más cercanos a nuestros cuerpos de forma cotidiana, como ropa y colchones, envases de comida etc. El uso del policarbonato, aparte de por su seguridad, viene dado porque tal y como lo utilizamos era de precio muy competitivo: se instaló en día y medio, gracias a su poco peso. Y nos convenía que fuese un material que dejase pasar la luz. Para intentar responder a su pregunta de hasta dónde llega nuestra responsabilidad en relación a estas cuestiones de la seguridad en el uso de los materiales le puedo comentar sobre la madera. La madera usada es pino nacional (otra vez, el más económico del mercado) y de bosque sostenible. El punto que más le puede interesar es que, gracias a nuestra insistencia y la demostración de que se mantenía la seguridad requerida ante incendios, conseguimos no tener que tratar la madera con agentes retardadores del fuego. Como usted probablemente sabe, no hay muchos estudios sobre el peligro para la salud del policarbonato arquitectónico, pero sí los hay sobre lo agentes retardadores de fuego: se han demostrado cancerígenos. Además, estos agentes usados en madera, espumas, tejidos, etc, por estar aplicados en estas superficies blandas y porosas, acaban en contacto con la piel y en suspensión en el aire que respiramos en en concentraciones varios órdenes por encima de las que le preocupan con el policarbonato. Nos costó esfuerzo y trabajo, informes, reuniones, etc, conseguir usar la madera sin tratar. Este trabajo extra no nos fue pagado (de hecho se puede argüir que, como se nos paga por porcentaje, y sin tratar la madera es más barata, esta iniciativa nos costó dinero), pero estamos muy orgullosos de haberlo hecho.Espero haber podido responder a alguna de sus dudas y preocupaciones.Un saludo cordial a todos.
José, por cierto, ¡yo nací en Llerena! Imagino que sí que está muy bonito ahora alrededor... Hace mucho que no voy...Hablando de comida, creo que hay un granjero por allí cerca que está consiguiendo todos los premios al mejor paté... dejando que las ocas coman lo que quieren en el campo en lugar de cebarlas. Un buen ejemplo...
Ángel, te agradezco mucho tu interés y, desde luego, queda satisfecha mi preocupación por el asunto del policarbonato, más aún cuando además has tenido esa especial sensibilidad por evitar el tratamiento de la madera. Y muy reconocido también por el documental the competition que pro cierto no sé si se puede ver en salas comerciales.
Como le dije, es un placer poder conversar, José Antonio... (-:¡Un saludo!
Yo lo que no entiendo es por que va Norman Foster a eventos como este sabiendo que puede ser firmado en cualquier momento. Si no le gusta que no vaya.
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