_
_
_
_
_
el pulso
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Generación YouTube

La plataforma virtual se ha convertido en el principal medio de entretenimiento para los nacidos a partir de los años noventa

En Málaga, su ciudad natal, Señor Cheeto estudiaba Magisterio. Un buen día, sin embargo, el éxito inesperado le hizo ver que su futuro profesional no estaría dentro de un aula. Participó, “sin querer queriendo” (El Chavo del Ocho dixit), en la grabación de un vídeo casero en el que tres amigos manipulaban desde el sofá, entre risas y expresiones gamberras, los controles de una consola de videojuegos y compartían sus trucos para ganar la partida. Apenas unas horas después de haberlo colgado en la web, el vídeo ya había sido visto por miles de personas. Entonces pensó que, si los visionados no tenían freno, tal vez no solo podría divertirse haciendo algo así. Podría, sobre todo, ganar dinero. Hizo la carrera a un lado para probar suerte en solitario, y acertó.

Desde hace casi tres años, Señor Cheeto, el alter ego de Abraham Bandera, un chico de 22 años que se mudó a Madrid para estudiar Realización Audiovisual (lo que le ha permitido mejorar la calidad de sus vídeos y pensar en crear, a largo plazo, su propia productora), divierte a sus 800.000 seguidores con recetas “chungas” de cocina, crónicas de sus sitios favoritos o consejos para terminar videojuegos, a través de la plataforma virtual creada hace 10 años, que se ha convertido en el principal medio de entretenimiento para los nacidos a partir de los años noventa.

A principios de 2005, Chad Hurley, Steve Chen y Jawed Karim, tres jóvenes exempleados de PayPal (empresa pionera del comercio electrónico por Internet), asistieron a una gran fiesta en San Francisco (California). Les pareció inolvidable y, para hacer honor al calificativo, se propusieron crear una página web con la intención de compartir los vídeos que allí habían grabado. Así que comenzaron a experimentar. El sitio para alojar vídeos quedó listo el 14 de febrero de aquel año, y pronto su variedad comenzó a ser irresistible para gente del mundo entero.

La 'web' recibe 1.000 millones de visitantes al mes que dedican 6.000 millones de horas a ver vídeos

Todos podían ver lo que más les apetecía (vídeos musicales, programas de televisión, películas) y, además, aportar sus propias creaciones: relatos autobiográficos, bromas, interpretaciones dramáticas o musicales, análisis, consejos de belleza o para utilizar un gadget. En cuestión de días, el número de usuarios y visitantes fue millonario, y los anunciantes consiguieron un escaparate más para sus productos. Año y medio después de haber sido creado y popularizado, Google compró YouTube por 1.650 millones de dólares.

Hoy, según datos de la propia compañía, el canal de vídeos recibe unos 1.000 millones de visitantes al mes que, en ese mismo periodo, dedican 6.000 millones de horas a ver vídeos. La mayoría son adolescentes que se han apartado de la televisión, hartos de tener que estar pendientes de la hora de emisión de algún programa y de no encontrar algo que los atrape. La generación YouTube prefiere estar frente al ordenador o el móvil, pinchando imágenes de sus artistas favoritos, o de chicos como ellos que hacen chorradas desternillantes. Antes, los niños querían ser astronautas. Hoy les interesa más quedarse en casa y ganarse la vida colgando vídeos.

El rey de YouTube en español, con más de diez millones de subscriptores (recién alcanzados), es un veinteañero que se hace llamar Elrubius. Desde Madrid se dedica a comentar juegos, mostrar su casa, sus travesuras y sus mascotas. Dicen –nadie asegura– que sus ingresos anuales por publicidad son de más de dos millones de euros. Los de Señor Cheeto, cuenta él mismo, son más modestos. “Apenas me da para pagar el alquiler. Pero seguiré apostando por esto. Para mi generación, YouTube es la nueva televisión”.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_