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Tres veces en las que 080 Barcelona Fashion reconcilió opuestos

La pasarela barcelonesa ha conseguido que la sastrería se concilie con el estilo 'street', que el futuro se lleve bien con el pasado y más

Un momento del desfile de Torras en el 080 de Barcelona
Un momento del desfile de Torras en el 080 de BarcelonaJoan Cros Garcia (Cordon Press)

La última edición del 080 Barcelona Fashion, la pasarela barcelonesa que hasta entonces había sido feudo exclusivo de los diseñadores emergentes, ha venido a zanjar la polémica que se abrió hace algunos años cuando ciertas marcas y nombres consolidados en la moda catalana empezaron a entrar en el marcado feudo de los aspirantes.

Es cierto que últimamente el equilibrio llevaba siendo mucho más que posible. En las dos últimas jornadas del 080 Barcelona Fashion, marcas asentadas como Custo y Punto Blanco habían convivido con nuevos valores como Isometric y Pagè, dejando el espacio intermedio para infalibles del evento como Krizia Robustella o Manuel Bolaño. Entre unos y otros y los de más allá han trazado un discurso global en el que otro tipo de equilibrios se han puesto en tela de juicio.

Un momento en el desfile de Krizia Robustella
Un momento en el desfile de Krizia Robustella

1. Street vs. Sastrería. Los diseñadores son conscientes de que nos encontramos ante el punto álgido de la obsesión por el active wear (la ropa técnica para hacer deporte): cuando Beyoncé lance su línea para Topshop será el momento de recular y hacer como que esto no ha pasado, pero hasta entonces hay quien está viviéndolo con premeditación y alevosía. Krizia Robustella, que estaba aquí antes que nadie, sigue siendo el adalid del street, del lujo deportivo, esa voz capaz de trasladar la calle a la pasarela tomando como excusa a los Osos Amorosos y resultar no solo solvente, sino también brillante. En el otro lado de la balanza, nuevos valores como Isometric proponen una sastrería para el nuevo milenio capaz de apostar por volúmenes amplios (también en los pantalones: seguimos diciendo adiós al pitillo) y por cortes asimétricos que contradigan que en el futuro todos visten como la tipa del anuncio de Neutrex Futura.

Un momento del desfile de Manuel Bolaño en el 080
Un momento del desfile de Manuel Bolaño en el 080

2. Futuro vs. Pasado. Es decir, lo de siempre. Hay diseñadores como Manuel Bolaño que consiguen volver el pasado y arrancarle destellos novedosos gracias a una dulce psicodelia sesentera rebajada en lo cromático e infiltrada en el imaginario de cuento tan reconocible en el diseñador. Otras, como Georgina Vendrell, le tienen el pulso pillado a una visión profética que se niega a aceptar lo aséptico como sinónimo de futuro. Sorprendentemente, la firma que mejor supo demostrar que el equilibrio es posible en lo que a pasado y futuro se refiere fue Custo Barcelona, con una colección que se niega a ceder a los absolutos. Los plumones y abrigos, que parecen diseñados y estampados para ser utilizados en deportes de montaña del siglo XXII. Y, en general, Custo Barcelona apuesta por un hombre cuya silueta se toma como la brecha espacio-temporal en la que el espectro de los sesenta más psicodélicos (pero no tan cliché como podrías esperar) empieza a filtrarse en el espíritu de los cincuenta. Modelos como Andrés Velencoso y Oriol Elcacho fueron una elección más que acertada para demostrar que el equilibrio no es imposible sobre la pasarela de Custo Barcelona. Y, en el front row, expertos como Fiona Ferrer, Alejandra Prat, Dani Alves o Rafael Amargo ponían cara de que sí, que Ivan Ferreiro, el cantante de Los Piratas, se equivocaba cuando cantaba aquello de que el equilibrio es imposible.

Un momento del desfile de Georgina Vendrell en el 080 Barcelona
Un momento del desfile de Georgina Vendrell en el 080 Barcelona

3. Macho vs. Andrógino. Alguien tenía que coger el testigo de la llama que la semana de la moda de París encendió hace unos días. Aunque la mera presencia de Tony Ward en el desfile de Desigual ya había dejado sobre la pasarela testosterona suficiente como para alumbrar una ciudad, en las últimas jornadas la muestra de hombría la ha protagonizado Punto Blanco con un desfile menos íntimo y más deportivo que de costumbre. La androginia, sin embargo, ha campado a sus anchas en este 080 Barcelona. Lo de Georgina Vendrell fue una fascinante master class sobre cómo aplicar cortes y materiales inherentes a la moda femenina sobre la silueta masculina sin resultar ni afectada ni afeminada. Y, teniendo en cuenta que su colección se titulaba ni más ni menos que Palomo Cojo, si lo de Manuel Bolaño no hubiera sido posgénero (o por-encima-del-género o más-allá-del-género) hubiera sido de apaga y vámonos.

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