En la era del plástico
Soy residente de Medicina Preventiva y Salud Pública en el Instituto de Salud Carlos III. El Bisfenol A (BPA) apareció en mi vida escuchando una conferencia en un congreso hace cuatro años, en la que contaban que Canadá había prohibido su uso en la fabricación de biberones. Pero el problema no está solo en los biberones. El BPA es un derivado estrogénico que se emplea para fabricar muchos de los plásticos contenedores de los alimentos que consumimos a diario. Numerosos estudios científicos reconocen a esta sustancia como uno de los principales disruptores endocrinos que puede interferir en el normal funcionamiento del sistema hormonal y producir efectos adversos, pero parece que aún no es suficiente para derrotar los intereses de la poderosa industria del plástico. Sin embargo, en 2012 y atendiendo al principio de precaución de la Unión Europea, Francia dio un paso definitivo al prohibir el uso de BPA en la fabricación, importación, exportación y comercio de plásticos de uso alimentario. La Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea, en cambio, prefiere no ver el problema.
Mientras que en España sigamos expuestos al BPA, es recomendable, especialmente en embarazadas y niños, evitar los envases que contengan los códigos numéricos 3, 6 y 7. Existen en el mercado algunos productos de plástico con la indicación “BPA-free” (libre de Bisfenol A). Hay alternativas, hay soluciones, véase el ejemplo de Francia.— Marta Cimas Ballesteros.