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13 ideas para que la Navidad no acabe con su paciencia

Desde dónde comprar los langostinos al tipo de árbol con que adornar la casa. Este año, 'El Grinch' será otro

El tiempo de paz y amor por excelencia es también el que suele originar más tensiones personales y familiares. Y está a la vuelta de la esquina. De muestra, solo este dato del Teléfono de la Esperanza: la venta de antidepresivos aumenta un 40% en Navidad. Parece que nuestro cerebro no está preparado para afrontar tantas prisas, compras y reuniones de grupo. Para que este año pueda encarar estas fechas con algo más de optimismo y fortaleza interior, hemos recopilado un buen puñado de ideas. Felices fiestas.

  1. Si el banquete es en su casa, organícelo con tiempo. “Una de las palabras mágicas en la organización de cualquier evento es 'planificación'. Más aún en las celebraciones navideñas, donde el anfitrión también debe disfrutar, no solo trabajar”, advierte Marina Fernández, directora de Relaciones Institucionales de la Escuela Internacional de Protocolo. Para la experta, es básico hacer antes un listado de todo lo que nos va a hacer falta, y echar mano de las nuevas tecnologías para facilitar la tarea, como recurrir al shopping online para aquellos productos que no sean frescos. "Esto nos puede ahorrar muchas colas y mucho estrés”, dice.
  2. Evite los experimentos. Por más que la idea de quedar a la altura del mejor chef pueda resultar tentadora, la cena de Nochebuena o la de Nochevieja no es el momento idóneo para poner en práctica nuevas recetas. “Lo importante es elaborar un plato que el cocinero domine. Porque el día que vienen 15 personas a casa no es el más apropiado para experimentar”, asegura la profesora de protocolo. Se corre el riesgo de que el menú acabe siendo un desastre y los invitados se vayan, sin cenar. La opción de éxito: continuar con lo tradicional, ya sean langostinos, pavo o huevos rotos.
  3. Adelántese al problema. Si usted es de los que consideran que la Navidad genera cierta ansiedad, ha de prepararse psicológicamente para ser capaz de afrontarla con relativa calma. “Lo mejor es dedicar tiempo a identificar las situaciones concretas que generan malestar, y desde ahí, ver qué posibles soluciones o alternativas tenemos para cambiar el componente negativo de las mismas”, aconseja María Abengózar, psicóloga de Cruz Roja Española.
  4. Muérdase la lengua (si es necesario). Tener que reunirse con primos, cuñados y demás parientes como si el clan fuera estupendo, cuando en verdad hay roces con más de uno, tampoco parece el plan ideal. Sin embargo, nobleza obliga, y ante estas situaciones, es mejor conducir los conflictos hacia la armonía. “Es conveniente hacer uso de algunas habilidades en la comunicación, como ser muy consciente de exponer las ideas propias sin herir a la persona a la que nos dirigimos, esto ayudará a que el otro entienda nuestra postura”, afirma la psicóloga Abengózar. Y es básico mostrar empatía. “Con una actitud empática podemos entender el motivo por el cual el otro se está comportando de una manera determinada, y así nos resultará más sencillo relajar tensiones", prosigue.
  5. Encienda las luces del árbol solo en los momentos más especiales. Si le espanta la corriente frenética de consumo y materialismo, ponga en práctica la conciencia ecológica. Sentirá que por fin disfruta de estas fiestas de forma más comprometida. “El reciclado de materiales, ajustar mínimamente el consumo de electricidad de las luces de Navidad de casa, realizar las compras en comercios locales de nuestro entorno, etcétera, pueden ser acciones que nos lleven a un cierto grado de satisfacción, manteniendo en todo momento el espíritu alegre de la Navidad”, afirma Fátima Franco, profesora de Ecología y miembro del Terrestrial Ecology Group de la Universidad Autónoma de Madrid.
  6. Compre los langostinos al vecino. Es una manera de ser solidario con las economías cercanas. Es más rápido, puesto que se ahorran colas y aglomeraciones. Y contribuimos al yo te ayudo, tú me ayudas = todos nos beneficiamos. Como asegura la profesora Franco: “De esta manera, apoyamos las economías familiares locales. Por ejemplo, hay que evitar comprar langostinos de manglares que nos vienen de Sudamérica, con el agravio que tienen además para los ecosistemas de aquellas latitudes. Los langostinos que provienen de nuestras costas son, al menos, pescados con prácticas más controladas. Y en cuanto a los regalos, procurar comprarlos en comercios del barrio, incluso a nuestra vecina que vende bisutería.”
  7. Hágalo usted mismo. Sí, también el árbol de Navidad, si lo que queremos es respetar al máximo el medio ambiente. “Lo mejor y más entretenido, sobre todo si hay niños en casa, es crear un árbol con materiales reciclados. Si nos adentramos en la polémica: ¿árbol de verdad o artificial? Personalmente, me inclino por el artificial debido a varias razones. Los árboles naturales ‘de Navidad’ que se comercializan proceden de vivero, pero la mayoría no son especies autóctonas de la península ibérica. Es decir, que originalmente no forman parte de nuestros bosques naturales. Las especies más típicas en estas fechas son el abeto de Normandía (Abies nordmanniana) y el abeto rojo (Picea abies o Picea excelsa), que provienen del Centro y Norte de Europa o incluso del Cáucaso (A. nordmanniana). Por lo que volver a plantarlo al final de las Navidades, si no es en un jardín, no tiene ningún sentido. Habitualmente, solo sobrevive uno de cada diez árboles de Navidad que se plantan. Es decir, el éxito es muy escaso”, afirma la profesora Franco.
  8. Apueste por los regalos en grupo. Para que la Navidad no se le vaya de las manos, el profesor Carlos Ballesteros, de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid, experto en Consumo Responsable y director de la Consultoría Social Empresarial de ICADE, aconseja seguir la regla de las tres erres. “La primera de ella es 'Reduce'. No es necesario beber tanto ni darse el atracón, que luego tienen muchas consecuencias nefastas para la salud. Que si lo importante es reunirse (en familia y con los amigos) hay muchas propuestas actuales de comida creativa y barata, sin necesidad de tantos platos ni tantos dulces. Y en cuanto a los regalos, lo ideal sería regalar algo no necesariamente monetizado, y unificar presentes. Por ejemplo, uno solo por persona de parte del resto del grupo”.
  9. Ese envoltorio puede ser un bello adorno. Son las otras dos erres: recicle y reuse. “¿Por qué cada año hay que comprarse un vestido nuevo para la fiesta de Nochevieja?”, pregunta el profesor Ballesteros: “Lo envoltorios, cajas y cartones son fácilmente convertibles en adornos navideños con un poco de pintura, tijeras, pegamento e imaginación. Y a la hora de comprar los regalos, tendríamos que tener en mente no solo el 'si le gustará'; sino también 'si lo necesitará', 'si tiene mucho plástico', 'si será fácil de reciclar'… Y, por supuesto, reutilizar. "Las sobras de la cena de Nochebuena deben comerse en Navidad; y el papel de envolver los regalos ha de guardarse para otra ocasión, por poner un par de ejemplos”, añade el propio Ballesteros.
  10. Eche una mano al más débil. Para el experto en consumo responsable, deberíamos añadir otras dos erres. Rechazar productos que no respondan a una ética de los derechos humanos y recomendar. “Ya sean productos o establecimientos de comercio justo, de agricultura orgánica y ecológica, de economía solidaria, y que fomenten el empleo y la autonomía de personas en exclusión o con discapacidad”, dice. Una de sus sugerencias es conocer el mercado social más próximo y saber si aquello que queremos comprar lo vende alguna entidad que trabaje “con criterios sociales que ponga a las personas en el centro de la economía”, explica.
  11. Promueva la justicia. En España hay 140 tiendas de comercio justo y en todas ellas se respira la misma consigna: “Quien regala Comercio Justo está regalando un artículo de gran calidad. En el caso de la alimentación, han sido producidos de manera ecológica, y en el caso de la artesanía, son productos únicos, no elaborados en serie”, afirma Mercedes García Vinuesa, presidenta de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo. Pero lo más importante, como asegura la propia García Vinuesa, es que, siguiendo la ética a la que se refiere el profesor Ballesteros, “con estos productos el consumidor garantiza que quienes los han elaborado han recibido un salario digno, el mismo para trabajadores y trabajadoras; que lo han producido en condiciones adecuadas y seguras, no perjudiciales para su salud o su integridad; que no ha habido explotación laboral infantil, y que no se ha dañado el entorno natural. Con cualquier compra, el consumidor promueve un comercio más humano”.
  12. ¿Es necesario comer tanto? Nada de atracones ni digestiones pesadas. Una inspiración para banquetes saludables reside en la ayurveda o medicina tradicional india: en cada comida, el estómago debería llenarse con dos cuartos de alimentos solidos, un cuarto de líquidos y el otro cuarto restante ha de dejarse vacío. Si quiere seguir criterios más científicos, estos son los consejos que dan los médicos digestivos.
  13. Póngase un poco cursi: no importa, es Navidad. “Aunque parezca irónico –dice la psicóloga Sonja Lyubomirsky en su libro La ciencia de la felicidad (Ed. Urano)– ser amable y bueno también puede redundar en beneficio del hacedor; porque ser generoso y estar dispuesto a compartir hace feliz a la gente”. Por eso, si alguna vez ha pensado en ser voluntario, puede que esta sea la ocasión para sentirse mejor. “Cuando a una persona se le encienden las ganas de darse a los demás, ese es el momento adecuado. Pero es importante hacer la reflexión de si se va a ser capaz de mantener el compromiso en el tiempo”, explica Miren Gurrutxaga, coordinadora de Gizalde, agencia de voluntariado de Gipuzkoa. “También es mejor comenzar poquito a poco, mantener los pies en la tierra a la hora de adquirir compromisos y responsabilidades. No generar demasiadas expectativas, ni sobre la entidad con la que colaboremos, ni sobre nosotros mismos, y por supuesto, unirnos a una organización cuya causa nos motive”, sugiere. 

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