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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Por qué debemos pagar

Los cooperantes que trabajan en el exterior para salvar vidas ajenas nos representan tanto como un soldado en misión de paz

Gonzalo Fanjul
La información es fundamental para evitar la propagación del Ébola.
La información es fundamental para evitar la propagación del Ébola.AFP

Tras dos días de declaraciones contradictorias, el presidente del Gobierno ha dejado claro que el Estado se hará cargo de cualquier gasto derivado de la repatriación de Miguel Pajares y Juliana Bohé, los dos religiosos españoles que podrían haber contraído el Ébola atendiendo a los enfermos de Sierra Leona. Francamente, sería bochornoso que el Gobierno hubiese seguido su primera pulsión. Imaginen que una ONG como Juan Ciudad —que se caracteriza por su austeridad y su entrega y que solo aspira a reabrir el hospital que han cerrado— tuviera que hacer frente a una factura de decenas de miles de euros por salvar la vida de dos personas que se interpusieron entre el Ébola y todos nosotros.

Pero convendría, además, aprovechar la oportunidad para sentar un precedente, porque la importancia de este asunto va mucho más allá del Ébola y de este caso concreto.

Sería bueno dejar claro que, cuando los cooperantes españoles (laicos o religiosos) trabajan para salvar o mejorar vidas ajenas, representan a nuestra sociedad en el exterior tanto como lo haría un soldado en misión de paz. Aunque rara vez les escucharán expresarlo de este modo, se la juegan en nombre de todos y por eso deben saber que cuentan con el respaldo de su gobierno cuando lo necesiten. Como demuestra el caso de estos dos religiosos, no todos trabajan amparados por un seguro y no siempre los seguros cubren el total de los gastos de una atención médica o una repatriación. Las familias de dos cooperantes españoles en Guatemala se vieron forzadas a recurrir hace pocos meses a una colecta popular para traerlos de vuelta a casa tras un grave accidente.

Lamentablemente, no todos los casos son tan claros como el de los héroes del Ébola (que, por cierto, son africanos en su gran mayoría). La cooperación es terreno abonado para las quijotadas y los shows, que en ocasiones acaban en accidentes o secuestros, poniendo en jaque de forma injusta los recursos del Estado. Pero esta es la excepción. Si se trata de eliminar gastos superfluos, búsquenlos en el próximo viaje de una horda de altos cargos a cualquier partido de la selección de fútbol, por ejemplo, y dejen en paz a quienes dignifican el nombre de España en medio mundo. Merecen todo el apoyo y el cariño que les podamos dar.

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