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Una imagen, mil palabras

Instagram se ha convertido en un hervidero de inmediatez que refleja la realidad. Es, cada vez más, un nuevo Twitter

Tom C. Avendaño
La foto de Barbra Streisand con la que estrenó su cuenta de Instagram.
La foto de Barbra Streisand con la que estrenó su cuenta de Instagram.

El nuevo ‘efecto Streisand’. Barbra Streisand se estrenó en Instagram el pasado miércoles, con una primera foto diseñada para encajar el revuelo que de forma ritualística se arma cada vez que un famoso se estrena en una red social: se veía a la protagonista de Yentl fulgurante, arrebatadora, majestuosa como un águila imperial que ha vuelto de la peluquería con unas capas de maquillaje, sentada en un jardín, quizá porque está científicamente probado que posar en exteriores nos hace más atractivos a ojos de nuestros seguidores, y con su perrita Samantha, una coqueta Coton de Tuléar, sentada en el regazo. “Hola Instagram... ¿Verdad que mi Samantha es sencillamente preciosa?”, se presentaba la diva, rematando su llegada a Instagram con la fórmula que ha movido montañas de selfies: vender una foto maravillosa de uno mismo mientras se insiste en que lo importante de la imagen es un detallito que se ve al fondo. Era, en definitiva, un estreno intachable para una artista que siempre ha tenido un control absoluto sobre las leyes de la imagen. Le salió redondo, perfecto. Y por tanto, irremediablemente anticuado.

Esta imagen mata palabras. Una semana antes de que todo esto ocurriera, la no menos diva Beyoncé estaba usando la misma red social para publicar foto tras foto su fausta vida familiar. Esta estrategia dio que hablar porque era la forma que tenía la cantante de acallar los insistentes rumores que aseguraban que estaba a un paso del divorcio. No los acallaba con una nota de su publicista, como solía ser habitual, ni con un apunte en Twitter, como parecía ser la nueva norma. Sino con fotos de Instagram. Es un matiz importante porque Instagram hasta ahora reflejaba la realidad. La embellecía y maquillaba de manera adictiva, sí, pero su uso principal era resumir lo que ocurría en las vidas de sus usuarios. Ahora, no obstante, cada vez más Instagram se dedica a responder a la realidad.

La eternidad dura 15 minutos. En Instagram ya no se cuelgan retratos para la posteridad, sino que se resumen mensajes para ahora. Se avanzan trailers y se anuncian rodajes. Schwarzenegger anunció allí la nueva Terminator el miércoles. Justin Bieber subió allí una foto de Orlando Bloom llorando después de que éste le propinara un puñetazo en Ibiza. La red social se ha convertido en un hervidero de inmediatez. Es, cada vez más, un nuevo Twitter. Streisand y su perrita aparecen brillantes en la foto con la que estrenan cuenta. Tanto que solo recuerdan que estamos en una nueva época.

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Sobre la firma

Tom C. Avendaño
Subdirector de la revista ICON. Publica en EL PAÍS desde 2010, cuando escribió, además de en el diario, en EL PAÍS SEMANAL o El Viajero, antes de formar parte del equipo fundador de ICON. Trabajó tres años en la redacción de EL PAÍS Brasil y, al volver a España, se incorporó a la sección de Cultura como responsable del área de Televisión.

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