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'True detective': los orígenes de la serie del año

Destripamos la ficción de Pizzolatto: los artistas e influencias que han construido una atmósfera extraordinaria. Lovecraft, El Bosco, Roky Erickson…

Woody Harrelson y Matthew McConaughey, en la hipnótica 'True Detective'.
Woody Harrelson y Matthew McConaughey, en la hipnótica 'True Detective'.CORDON

Se acabó. Adiós Marty. Adiós Rust. Anoche en EE UU, hoy en España (Canal +), se puso /se pondrá punto y final a la primera temporada de True detective, la serie que ha generado más ansiedad en los teleadictos desde el final de Breaking Bad. Tras la resolución, ha llegado el momento de analizar el porqué de la fascinación por unos personajes y una estética. Ya sabemos cómo acaba pero, ¿dónde empieza? Recopilemos influencias.

Los títulos de crédito. La fotografía

Desde el inicio sabíamos que True detective era especial, en buena medida, por el trabajo en la careta de presentación del estudio Elastic. Gracias a ellos sabemos que la fotografía y el tono de la serie beben de la obra del fotógrafo Richard Misrach y su serie América petroquímica, retratos de una zona industrial de Luisiana conocida como “Avenida del cáncer” por su alto grado de polución y metástasis. Es el telón de fondo de las aventuras de Cohle y Hart: entre pantanos se levantan torres que lanzan vómitos a la atmósfera. Azufre en el cielo, azufre en el alma.

Esos músicos locos

Más allá del tema de apertura de The Handsome Family, el encargado de la banda sonora, T Bone Burnett, también conocido como el gusto más refinado de la televisión actual, ha seleccionado a lo más exquisito del sector demente de la historia del pop para ambientar esta historia de perturbados. Ahí está, sin ir más lejos, Vashti Bunyan, hippie que decidió hacer el trayecto Londres-Islas Hébridas ¡en un carromato! para conocer a Donovan en los años 60. O Roky Erickson, líder de 13th Floor Elevators, paranoide esquizofrénico confeso y convicto (pasó tres años en un psiquiátrico). Y para acabar, otro devoto de las biografías de asesinos: Nick Cave y sus Grinderman sonaban en el ya famoso plano secuencia de seis minutos al final del cuarto episodio.

Kingdom Heaven, de The 13th Floor Elevators:

Honey Bee (Let’s Fly To Mars), de Grinderman:

El caso

El Bosco es una influencia de 'True detective'.
El Bosco es una influencia de 'True detective'.

Aquí todo son conjeturas, ya que el creador de la serie, Nic Pizzolatto, no ha soltado prenda, pero los criminólogos que pululan por la Red ven similitudes más que sospechosas con dos sucesos que estremecieron al Estado de Luisiana. En primer lugar, el caso de Hosanna Church, al que Pizzolatto ha apuntado directamente en una entrevista en Entertainment Weekly: “Si googleas ‘Luisiana’, ‘preescolar’ y ‘satanismo’ tendrás muchas claves de True detective”. El caso se destapó en 2005, cuando se descubrió que una congregación evangelista de Ponchatoula había utilizado su filantrópica actividad como fundadores de iglesias para tejer una red de abuso de menores en rituales satánicos. Oficiaba de maestro de ceremonias el siniestro Louis Lamonica Jr., reverendo por más señas, quien no dudó en ofrecer a sus hijos para los crímenes, que tenían lugar en una habitación con sus cuatro paredes grafiteadas con blasfemias. El otro caso es conocido como “las 8 de Jeff Davis”: entre 2005 y 2009, hasta ocho prostitutas fueron halladas muertas en los canales que circundaban la pequeña población de Jennings, a media hora de la residencia de Pizzolatto. En principio se creyó que los crímenes eran obra de un asesino en serie, pero las investigaciones acabaron por demostrar que contaba con la colaboración de la corrupta policía local.

La conexión madrileña

Esto seguro que no os lo esperabais, ¿eh? No sabemos si Pizzolatto se ha tomado una relaxing cup of café con leche en la Plaza Mayor, pero sí que conoce algunas de las grandes joyas que esconde el Museo del Prado. De hecho, fue el surreal imaginario de El Bosco y su Jardín de las Delicias el que inspiró al semi desnudo cocinero de metadona Ledoux y su máscara antigás: “Sus obras hacen que los seres humanos parezcan insectos”, declaró en EW. Más tiernos son los dibujos que se ven en las paredes, realizados por la niña, de siete años, Ella Densen, según el responsable del diseño de producción, Alex DiGerlando. Su inocencia combina a la perfección con las esculturas del artista Joshua Walsh, esos “nidos satánicos” que Cohle va encontrándose por todo el estado. Un personajazo este Walsh, que descubrió su vocación de escultor… en la funeraria de sus padres. Diseñó más de 100 nidos para los 8 episodios. Todos son diferentes, por cierto.

Uno de los nidos de Joshua Walsh.
Uno de los nidos de Joshua Walsh.

La genealogía del horror

Los escritores de terror, como los todopoderosos Tuttle de True detective, son una gran familia y la serie forma parte de esa larga cadena. Así, el misterioso Carcosa, está tomada del cuento Un habitante de Carcosa, de Ambrose Bierce; el enigmático The Yellow King proviene de la novela The King in Yellow, de Chambers; ambos autores fueron influencias del gran pope del tema, H.P. Lovecraft. Y así podríamos seguir hasta el infinito…

Cohle, filósofo

Sin duda, Rustin Cohle (Matthew McCougnahey) es uno de los detectives más carismáticos del siglo. Normal, si tenemos en cuenta que, de alguna manera, es al que Pizzolatto tiene más cariño. Por ejemplo, sufre de sinestesia (oye colores, ve sonidos…), como el autor. Y, también igual que él, tiene querencia a emplear citas filosóficas, especialmente aforismos de Cioran y de Thomas Ligotti (algunos también ven influencias de Nietzsche, algo bastante osado, la verdad). Cohle, además, es el encargado de realizar hombrecitos de metal con latas de cerveza, una figura recurrente en la obra literaria de Pizzolatto. McCounaghey, el actor que lo interpreta, compensó al autor escribiendo hasta 450 páginas sobre cómo era su personaje, además de colaborar, con sus propias manitas, en la decoración del almacén en el que guarda todo lo relativo al caso. Si tras escuchar su discurso en los Oscar, creíais que Mateo estaba un poco tarumba, os falta lo mejor: antes de ponerse manos a la obra, pasó la noche al raso frente a la persiana del almacén concentrándose… hasta que tuvo una visión. Eso es un decorador de interiores y lo demás son tonterías.

Villanos de papel

Y, en fin, la última y confesada influencia de True detective es el cómic. Muy especialmente, The Courtyard, del gran Alan Moore, escrito en homenaje, precisamente, a Lovecraft. Una historia protagonizada por Aldo Sax, un detective que, como Cohle, es rechazado por sus compañeros por su excentricidad y que busca la relación entre tres crímenes aparentemente inconexos. Un narcotraficante lo volverá loco. Y ahora viene lo bueno: el delincuente se llama Johnny Carcosa y viste con un velo amarillo.

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