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GUERRA DE SERIES

‘Verano azul’ contra ‘Aída’

Dos platos fuertes se ven las caras en cuartos de final: la serie que conquistó a toda España, y la última en arrancarles las carcajadas

ACTUALIZADO: Verano azul se clasifica para las semifinales tras ganar a Aída con el 54% de los votos.

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El tercer enfrentamiento de cuartos de final ha enfrentado a dos series diferentes, importantes y con su toque costumbrista. En la ganadora, de los ochenta, se retrata el veraneo de un grupo de adolescentes y niños que vienen a representar a toda España. En la segunda, se cuenta la vida en un barrio obrero sazonada por golpes de humor. Al final se ha impuesto la nostalgia de Verano azul al humor más bruto de Aída con el 54% de los 5006 votos.

Verano azul

Por Fernando Morales

En plena época dorada de las series de televisión, con producciones de impecable factura cinematográfica, grandes actores y directores de prestigio volcados en el medio (cabe nombrar como ejemplo Los Soprano, Mad men, The wire o Juego de tronos, por citar algunas de una larga lista en la que también entrarían las españolas Isabel o El tiempo entre costuras), parece complicado defender las aventuras veraniegas de una pandilla de adolescentes españoles de principios de los ochenta. Pero solo hay que tocar los resortes de la nostalgia para darse cuenta de que Verano azul se ha convertido en parte de la memoria colectiva de toda una generación, concretamente la mía.

Corría el año 1981 cuando Televisión Española, la única que había en esos momentos en España, estrenaba Verano azul, una producción del gran Antonio Mercero que narraba, con su siempre agradable y familiar tono de comedia, las correrías de cinco chicos (Javi, Pancho, Quique, Piraña y Tito) y dos chicas (Bea y Desi) de diferentes edades que pasaban sus vacaciones estivales en la playa -concretamente en un pueblo de Málaga (Nerja, aunque nunca se nombró en la serie)- y su relación con dos personajes adultos, el inmortal Chanquete (Antonio Ferrandis), un marinero retirado que vive en un barco de pesca (La Dorada), y Julia (María Garralón), una pintora solitaria que se convertirá en la comprensiva ‘madre’ de todos.

Durante 19 domingos, contemplamos las simpáticas peripecias de estos adolescentes, y fuimos testigos de cómo una serie aparentemente blanca tocaba temas que, en aquella época, todavía se consideraban delicados, como el divorcio, las libertades, el derecho de protesta, la especulación inmobiliaria, el medio ambiente o los conflictos generacionales. Pero, sin duda, dos escenas perdurarán en la retina televisiva de este país. La primera el No nos moverán que cantaron todos juntos en La Dorada para detener los planes de una constructora, y, por otro, la muerte de Chanquete anunciada por Pancho a los cuatro vientos y con la canción Algo se muere en el alma cuando un amigos se va como banda sonora.

No será la mejor serie en la historia de la televisión española, pero, sin duda, sí ha logrado lo que otras muchas de gran éxito de audiencia en su momento no han conseguido, que más de treinta años después todavía los espectadores, da igual de que edad (la han repuesto en muchas ocasiones), sigan acordándose de esta pandilla que vivió y nos hizo vivir un verano tan azul como inolvidable.

Aída

Por Álvaro Pérez Ruiz de Elvira

No es habitual ver en la ficción televisiva española un spin off, es decir una serie que surge a partir de otra a través de uno de sus personajes o planteamientos. Ocurrió en 2005 con Aída, hija de 7 vidas, con la difícil tarea de suplir la ausencia de la segunda, una de las series más exitosas de nuestra historia. Lo consiguió con una apuesta que aportaba un poco más de mala leche que la madre. Y sobrevive ya por su novena temporada, con el mérito de que su protagonista, Aída (Carmen Machi), ya no está desde la sexta entrega.

Aída es ya la comedia más longeva de la televisión en España. Un logro que alcanzó el pasado mes de octubre con la emisión del capítulo 205, superando así a su predecesora, 7 vidas. Y lo ha conseguido a través de varios personajes que ya todo el mundo conoce y reconoce como clásicos de la televisión en España: la asistenta que vuelve a su humilde barrio de toda la vida con sus dos hijos, Lorena (Ana María Polvorosa) y Jonathan (David Castillo); su madre, Eugenia (Marisol Ayuso), el hermano de la protagonista, Luisma (Paco León); el tendero del barrio, Chema (Pepe Viyuela); la mejor amiga de Aída, Paz (Melani Olivares); el dueño del bar Reinols, Mauricio Colmenero (Mariano Peña)…

Y es en la relación de todos estos personajes y en sus diálogos y frases donde triunfa esta sitcom castiza. Algunas ya míticas, como “¿Qué pasa?, que el Luisma es tonto, ¿no? El Luisma se ha metido de todo y se ha quedado tonto” o el “titiriti” de Mauricio. Son diálogos de barrio, cercanos, directos, con tramas que en ocasiones son muy graciosas y en otras que a priori parecen graciosas pero que a la vez son una buena dosis de realidad.

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