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EL ACENTO
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La tristeza del ego

Cristiano Ronaldo exhibe su abatimiento dejando de celebrar sus goles

SOLEDAD CALÉS

El exceso de ego genera una tristeza indecible, que nace de compararse con los otros para sacar siempre conclusiones perversas.

Con el candor propio de un muchacho al que se le niega (o se le oculta) un juguete, el futbolista Cristiano Ronaldo, líder goleador del Real Madrid, confesó el domingo que está triste. Esa declaración no era la explicación sentimental de un fallo en el campo de juego, sino su manera de comentar por qué no había celebrado los dos goles que le marcó al Granada en una tarde victoriosa de su equipo.

¿Y por qué está triste Cristiano, al que algún avispado de las redes sociales bautizó en seguida como Tristiano? Ah, esa respuesta la saben, dijo, los directivos de su club. Pero ¿tiene que ver con el hecho de que Iniesta le arrebató el trofeo al mejor futbolista europeo? No, no, eso ya está digerido. Entonces, ¿es una cuestión personal, acaso ha tenido usted un disgusto en su vida privada? No, no, no es una cuestión personal, es un asunto profesional del que saben los que han de pagarle su contrato multimillonario.

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Tiene que ver, pues, con el contrato multimillonario? Como el celebrado delantero no dio más explicaciones, el debate sobre la sustancia de su tristeza está ya más allá de la prensa deportiva y entre bromas y veras está perturbando a los aficionados y a los directivos madridistas. A los especialistas avezados les consta que el futbolista lleva meses tratando de equiparar su ficha con las de Ibrahimovic y Eto’o, que ya ganan más que él. Y que ha aprovechado que ya no hay mercado de fichajes para poner nerviosos a los que no le prodigan el cariño que su ego cree merecer. Otros optan por la explicación psicológica y lanzan la teoría de que el entristecido futbolista blanco siente que su entrenador, su paisano José Mourinho, y la directiva prodigan mimos a recién llegados que están acaparando los aplausos del público, la atención de los medios y las preocupaciones de los que cree que lo han abandonado.

Quizá sea la combinación de todos esos factores la que explique la súbita declaración de lesiones del astro portugués. Tiene lesionado el ego y ha optado por mostrar su tristeza cuando alrededor tantas razones serias hay para sentirse realmente abatido.

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